Entrevista

por Orson Peter Carrara

Del la alfabetización a la evangelización, siempre con dedicación amorosa

Nacida en la ciudad de São Paulo, ahora residente en São Bernardo do Campo, en el gran ABC de São Paulo, Cátia Lopes Ribeiro (foto) es licenciada en Letras, con especialización en Literatura Infantojuvenil, y siempre le ha gustado alfabetizar, permaneciendo así hasta 2012. Durante años asistió a la Federación Espírita del Estado de São Paulo, en la capital, vinculándose más tarde al Grupo de Fraternidad João Ramalho, en la ciudad donde ahora reside, en el que participa en el área de Evangelización Infantil en el ciclo con niños de 6 a 8 años. La entrevistamos sobre su vivencia espírita.

¿Cómo conoció el Espiritismo?

Supe de la existencia de la doctrina cuando tenía ocho años, a través de una amiga de mi madre y que más tarde se convirtió en mi suegra. Ela era espírita y muy buena persona.

¿Este conocimiento la llevó a involucrarse luego con las actividades de una institución espírita?

No. Solo entré en contacto con la doctrina en 1974, con casi diecinueve años, cuando comencé a salir con mi exesposo, donde permanezco hasta el día de hoy y gracias a esta doctrina consoladora y esclarecedora pude superar muchos obstáculos y comenzar mi reforma íntima.

¿Cuál de los tres aspectos doctrinarios le llama más la atención? ¿Por qué?

Es difícil de decir, porque están interconectados y necesitamos de los tres para evolucionar. La parte filosófica nos hace reflexionar sobre quiénes somos, por qué estamos aquí, para conocernos y cómo vemos al otro y al mundo que nos rodea. La ciencia nos muestra la formación del mundo, su esencia y nos muestra que la religión no está desvinculada de ella y también sobre la comunicabilidad de los espíritus. No hay forma de separarlos. La religiosidad nos hace comprender la grandeza del universo y de su Creador (aunque nuestra visión sea todavía muy estrecha), que fuimos creados para la perfección y nos muestra que ni siquiera podemos disfrutar de una felicidad relativa si no nos preocupamos por el prójimo (estamos lejos de entender y vivir la verdadera caridad).

¿Y de las actividades de la institución a la que está vinculada?

En este momento estoy rehaciendo por tercera vez el Curso de Doctrina y estoy en la deliciosa tarea de la Evangelización infantil.

Desde su vivencia espírita, ¿qué ha sido lo más notable hasta ahora?

Pregunta difícil de responder. He recibido mucha fortaleza de la Doctrina. He pasado por muchas experiencias difíciles como una relación abusiva, muchos problemas de salud, muchas persecuciones e injusticias por tratar de defender a los más débiles, principalmente a mis alumnos e hijos. Participé durante muchos años en la tarea de desobsesión y aprendí mucho, pero creo que la Evangelización infantil es lo que más ha marcado la diferencia en mi vida y ha despertado en mí la importancia de educar a los niños para formar un mundo mejor, porque ante tantas cosas que estamos viendo y viviendo, cada vez estoy más segura de que solo podremos transformar las cosas si formamos la base dentro de una religiosidad.

Si algo pudiera decirle a los espíritas, ¿qué diría?

Necesitamos hacer nuestra reforma íntima, estudiar y poner en práctica lo que hemos aprendido. Necesitamos comenzar por nosotros para después ayudar al prójimo y cosechar nuestra mejora sin querer cambiar el otro.

De sus recuerdos de las actividades, ¿qué le gustaría compartir con los lectores?

Que cada clase es mágica. Que trato de hacer cursos para mejorar mis conocimientos y mi práctica. Siempre buscando algo que realmente pueda marcar la diferencia en la vida de nuestros niños. Lo hice como maestra, y lo trato de hacer ahora. Recibí mucho cariño de mis alumnos, con algunas excepciones, y también lo recibo de los evangelizados. Uno de los momentos muy gratificantes que viví durante la pandemia fue que iba a narrar la Parábola de la Oveja Perdida y una que las niñas que  evangelizo la volvió a contar toda. Y también estoy muy feliz cuando los niños dan respuestas demostrando que han asimilado lo que se les ha "enseñado".

¿Algo más que quisiera añadir?

Conocer la doctrina fue lo mejor que me pudo haber pasado y que espero estar a la altura de todo lo que he recibido. ¿Tengo mis dificultades? Sí, por supuesto, ¿quién no las tiene? Pero la Doctrina Espírita, santa y consoladora, nos da la fuerza para enfrentarlas y tratar de llevar algo bueno al prójimo.

Sus palabras finales.

¡Solo gratitud!

 

 
Traducción:
Ricardo Morante
rmorante3@yahoo.com

 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita