Espiritismo para
los niños

por Marcela Prada

 

Tema: Hacer a los demás lo que deseamos que nos hagan


Un buen día al periodiquero


Pedro era un señor tranquilo que vivía bien con la vida, independientemente de lo que le pasara. Todos los días acostumbraba a comprar su periódico en un quiosco cerca de su casa.

Un día, cuando iba en camino habitual hacia el puesto de periódicos, Pedro se encontró con su viejo amigo José. Conversaron animadamente por unos minutos, y José decidió acompañar a Pedro a comprar el periódico.

Llegando allá, Pedro saludó al periodiquero:

- ¡Buenos días!

El vendedor no respondió. Miró mal al cliente. Solo preguntó, demostrando malhumor:

- ¿El periódico?

- ¡Sí! Por favor – dijo Pedro con una pequeña sonrisa.

El periodiquero apuntó donde estaba, para que Pedro mismo lo cogiera. Pedro lo hizo y pagó. Antes de salir agradeció y deseó una vez más un buen día al periodiquero, que nuevamente no le respondió.

José, que vio la escena, se sorprendió con la postura del vendedor. Lo halló maleducado y hasta antipático.

Tan pronto como se alejaron del puesto de periódicos, José preguntó un tanto molesto:

- Pedro, ¿acostumbras a comprar siempre tu periódico aquí?

- Sí, vengo casi todos los días – respondió el amigo.

- ¿Y el periodiquero es así de gruñón siempre?

- Algunas veces...

- Entonces, ¿por qué continúas yendo al quiosco de ese hombre que no sabe cómo se debe tratar a las personas? – preguntó José, indignado.

Pedro dejó de caminar por un instante y explicó calmadamente:

- José, yo no sé qué tipo de problemas tiene ese hombre. No es que eso justifique su comportamiento. Lo que está bien está bien y lo que está mal está mal, pero no quiero juzgarlo ni entrar en su sintonía negativa. Los pensamientos y sentimientos negativos hacen mal, a nosotros mismos, en primer lugar, y después a los demás que reciben nuestra vibración pesada.

- Lo que yo quiero es comprar mi periódico – continuó Pedro. – Y mi conciencia me obliga a tratarlo con educación. No puedo dejar que mi comportamiento dependa de su humor. De hecho, por el contrario, siempre le deseo sinceramente un “buen día”. Quién sabe esto pueda ayudarlo de alguna manera.

Al escuchar esas palabras José se dio cuenta de que su amigo estaba en lo correcto. Él se había quedado enojado con la actitud del periodiquero y eso no le había hecho bien. Sin embargo, así como José se dio cuenta de la situación de otra forma, la irritación pasó. Él incluso consiguió pensar en el vendedor y decirle mentalmente: que tenga un buen día.

Los dos amigos, calmados y cargando el periódico que habían comprado, continuaron su caminata y su conversación amistosa, listos para tener un buen día también.


(Adaptado de la historia “Sea el Agente de la Historia de Su Vida”, del libro Para que Mi Vida se Transforme.)


 

Traducción:
Carmen Morante
carmen.morante9512@gmail.com


 


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