Especial

por Paulo da Silva Neto Sobrinho

¿Quien sufre obsesión sería médium?

 

“Quedamos sujetos a engaños sobre el sentido de ciertas expresiones y de ciertos hechos, en virtud del hábito de interpretar a los otros de acuerdo con nuetras propias condiciones.” (ALLAN KARDEC) 


De la obra Qué es el Espiritismo, en el cap. II – Nociones Elementales de Espiritismo, tema “Escollos de la Mediumnidad”, destacamos el siguiente ítem:

76. Un hecho importante a considerarse es que la obsesión, cualquiera que sea su naturaleza, es independiente de la mediumnidad, y que ella se encuentra, en todos los grados, principalmente del último [subyugación], en gran número de personas que nunca oyeron hablar de Espiritismo.

De hecho, los Espíritus, habiendo existido en todos los tiempos, han ejercido siempre la misma influencia; la mediumnidad no es una causa, sino un simple modo de manifestación de esa influencia; por lo que podemos decir con certeza que todo médium obsesado sufre de un modo cualquiera y, muchas veces, en los actos más comunes de su vida los efectos de esa influencia que, sin la mediumnidad, se manifestaría por otros efectos, muchas veces atribuidos a esas enfermedades misteriosas que escapan a las investigaciones de la medicina. Por la mediumnidad el ente maléfico denuncia su presencia; sin ella, es un enemigo oculto, de quien no se desconfia. (1) (negrita nuestra)

En principio, ese decir de Allan Kardec (1804-1869) quedaría en completa contradicción con el pensamiento de que todo aquel que sufre influencia de los Espíritus es, por eso mismo, médium, conforme también es dicho por el Codificador en el artículo “Escollos de los médiuns”, publicado en la Revista Espírita 1859, mes de febrero:

La mediumnidad es una facultad multiple, y que presenta una variedad infinita de aspectos en sus medios y en sus efectos. Quien está apto para recibir o transmitir las comunicaciones de los Espíritus es, por eso mismo, médium, cualquiera que sea el modo empleado o el grado de desenvolvimiento de la facultad, desde la simple influencia oculta hasta la producción de los más insólitos fenómenos. […]. (2) (negrita nuestra)

La pregunta que podemos proponer es: ¿habría algún ser humano que no sufre influencia de los Espíritus? Todos nosotros recibimos influencia, el problema es que, en la gran mayoría, ella es oculta, razón por la cual no es percibida.

Veamos estas dos preguntas de El Libro de los Espíritus:

459. Los Espíritus influyen en nuestros pensamientos y en nuestros actos?

“Mucho más de lo que imagináis, pues frecuentemente son ellos que os dirigen.”

460. ¿Además de los pensamientos que nos so propios, habrá otros que nos son sugeridos?

“Vuestra alma es un Espíritu que piensa. No ignoráis que muchos pensamientos os ocurren al mismo tiempo sobre el mismo asunto y, frecuentemente, bastante contradictorios. ¡Pues bien! En ellos hay siempre un poco de vosotros y un poco de nosotros, y es eso que os deja en la inseguridad, porque tenéis en vosotros dos ideas que se combaten.” (3) (negrita nuestra)

Lo que observamos de las preguntas de Allan Kardec y de las respuestas de los Espíritus es que no es dicho que la influencia de los Espíritus se restringe solamente a aquellos que designamos como médiuns, o sea, es algo general y que vale para todos nosotros. Ahora, si como es dicho, no hay quien no reciba influencia de los Espíritus y considerando que todo aquel que sufre influencia en algún grado es, por eso mismo médium, entonces no es impropio concluir que todos nosotros somos médiuns.

Se puede, sin duda, corroborar eso, en El Libro de los Médiuns, cap. XV – Médiuns escribientes y psicógrafos, tema “Médiuns inspirados o involuntarios”, ítem 182:

Todo aquel que recibe, por el pensamiento, tanto en su estado normal como en el de éxtasis, comunicaciones extrañas a sus ideas preconcebidas, puede ser incluido en la categoría de médiuns inspirados. […] La inspiración de los Espíritus que nos influencian para el bien o para el mal, mas procede principalmente de los que quieren nuestro bien y cuyos consejos rechazamos con mucha frecuencia. Ella se aplica a todas las circunstancias de la vida, en las resoluciones que debemos tomar. Bajo ese aspecto, se puede decir que todos son médiuns, porque no hay quien no tenga sus Espíritus protectores y familiares, que todo hacen para transmitir buenos pensamientos a sus protegidos. […]. (4) (negrita nuestra)

De esta forma, queda bien evidente que todos somos médiuns, y aquí el concepto es en el sentido amplio y no en el de ostensivo, tema que un poco más adelante hablaremos.

En el El Libro de los Médiuns, cap. XXXI – Disertaciones espíritas, el mensaje X, titulado “¡Sobre los médiuns!”, es firmado por el Espíritu Channing; del cual destacamos:

Todos los hombres son médiuns, todos tienen un Espíritu que los dirige para el bien, cuando ellos saben escucharlo. Ahora, que unos se comuniquen directamente con él, valiéndose de una mediumnidad especial, si otros no lo escuchan sino por la voz interna del corazón y con la inteligencia, poco importa: no deja de ser un Espíritu familiar quien los aconseja. Le llamáis espíritu, razón, inteligencia, es siempre una voz que responde a vuestra alma y os dicta buenas palabras. Apenas, no siempre la comprendéis.

Al final del mensaje, termina Channing:

Escucha esa voz interior, ese buen genio que os habla sin cesar, y llegaréis progresivamente a oír a nuestro ángel de la guarda, de lo alto de los cielos os extiende las manos. Repito: la voz íntima que habla al corazón es la de los Espíritus buenos y es de ese punto de vista que todos los hombres son médiuns. (5) (negrita nuestra)

Por tanto, ¿si no fuésemos todos médiuns, como cada uno de nosotros se iría a comunicar con su ángel de la guarda o con los Espíritus familiares que nos dedican afecto?

En El Libro de los Espíritus, en la respuesta a la pregunta 495, los Espíritus San Luis y San Agustín afirman que “Cada ángel de la guarda tiene a su protegido, por el cual vela, como el padre vela por el hijo.” y añade:

[…] Son esas comunicaciones de cada uno con su Espíritu familiar que hacen sean médiuns todos los hombres, médiuns ignorados hoy, pero que se manifestará más tarde y se esparcirá cual océano sin límites, para rechazar la incredulidad y la ignorancia. […]. (6) (negrita nuestra)

Del mensaje del Espíritu Halévy, titulado “La Mediumnidad y la Inspiración”, publicada en la Revista Espírita 1869, mes de marzo, destacamos el siguiente trecho:

Bajo sus formas variadas al infinito, la mediumnidad abarca la Humanidad entera, como una red de la cual nada puede escapar. Todos estando diariamente en contacto, sea que lo sepa o no, sea quiera o con eso se rebele, con inteligencias libres, no hay un hombre que pueda decir: Yo no soy, yo no fui o no seré médiumBajo la forma intuitiva, modo de comunicación al cual el vulgo da el nombre de voz de la concienciacada uno está en relación con varias influencias espirituales, que aconsejan en un sentido o en otro, y, frecuentemente simultáneamente, ahora el bien puro, absoluto; ahora los acomodamientos con el interés; ahora el mal en toda su desnudez. […]. (7) (cursiva del original, negrita nuestra)

Esa condición quedará más fácil de entender, al continuar la transcripción del parráfo solamente iniciada, pero sin haber ido hasta el final de las explicaciones. Así, volvemos al artículo “Escollos de los médiuns”, constante de la Revista Espírita 1859:

Todavia, en su uso ordinario, esa palabra tiene una acepción más restringida, y se dice, generalmente, de personas dotadas de un poder mediúmnico muy grande, sea para producir efectos físicos, sea para transmitir el pensamiento de los Espíritus por la escritura o por la palabra. (8) (negrita nuestra)

En el parráfo siguiente, Allan Kardec continua: “A pesar de que esa facultad no sea un privilegio exclusivo, es cierto que encuentra refractarios, por lo menos en el sentido que a eso se da; […].” (9) (negrita nuestra) Si la mediumnidad “no es un privilegio exclusivo”, consecuentemente, es por el motivo muy simple de ella ser una facultad general, o sea, de todos.

En El Libro de los Médiuns, cap. XXI – Influencia del medio, leemos:

232. Sería error creerse que alguien precisa ser médium para atraer a sí a los seres del mundo invisible. Ellos pueblan el espacio, están constantemente en torno de nosotros, a nuestro lado, viénendonos, observándonos, interviniendo en nuestras reuniones, siguiéndonos o huyendo de nosotros, conforme los atraemos o repelemos. La facultad mediúmnica en nada influye para esto: ella es apenas un medio de comunicación. […]. (10) (negrita nuestra)

Allan Kardec esclarece que no es necesario ser médium para atraer a los Espíritus por el hecho de ellos “estar constantemente en torno de nosotros, a nuestro lado”. Es verdad, pero tenemos que diferenciar “atraer” de sentir o recibir influencia de los Espíritus, que ya pasa para el campo de la facultad mediúmnica.

Volveremos a lo que fue dicho en la Revista Espírita 1859, ahora tomando de lo que consta en el cap. V – De los Médiuns, de la obra Instrucciones prácticas sobre las manifestaciones de los Espíritus, para que quede bien claro que la palabra médium, según lo entendía el Codificador, comporta dos acepciones distintas. El texto es único, lo dividiremos en dos partes apenas destacarlas:

Acepción ampliaToda persona que sufre de alguna manera la influencia de los Espíritus es, por eso mismo, médium. Esta facultad es inherente al hombre y, por consiguiente, no es un privilegio exclusivo. Por esa razón raros son los individuos en los cuales no se encuentran aunque simple rudimentos de mediumnidad. Se puede, pues, decir que todas o casi todas las personas son médiuns.

Acepción restringida: Todavía, en el uso corriente, esta calificación no se aplica sino a aquellos en las cuales la facultad mediúmnica es nítidamente caracterizada y se traduce por efectos patentes, de cierta intensidad, lo que depende, entonces, de una organización más o menos sensitiva. Es preciso notar, más allá de eso, que esta facultad no se revela en todas las personas de la misma manera. (11) (negrita nuestra)

Es en razón de esas explicaciones que se puede distinguir los dos sentidos del término médium. Podemos decir que en el sentido amplio, todos nosotros somos médiuns, ya en el sentido restringido, solamente aquellos en los cuales esa facultad es evidente, al punto de producir los fenómenos de efectos físicos o de transmitir el pensamiento de los Espíritus, o sea, es un médium ostensivo. Esa es la distinción que gran parte de los espíritas no hace.

Entendemos que solo los que no se atentan para ese detalle, o sea, los dos sentidos para el término médium, es que podrán juzgar haber contradicción en el decir de Allan Kardec que citamos antes en el inicio.

En Médium Ostensivo, una publicación del Área de Orientación Mediúmnica de la UEM – Unión Espírita Minera, en el tema 7 – Médium ostensivo, leemos:

La palabra “ostensivo” quiere decir propio para mostrarse. Aplicada al vocablo “médium” ella define aquella facultad mediúmnica bien caracterizada, que se muestra o se traduce “(…) por efectos patentes, de cierta intensidad, lo que entonces depende de una organización más o menos sensitiva” (12) Son los casos de los médiuns escribientes, médiuns parlantes, médiuns videntes, entre otras modalidades. Además de eso, explica el codificador que la facultad no se revela idéntica en todos: “Generalmente, los médiuns tienen una aptitud especial para los fenómenos de esta o de aquel orden, donde resulta que forman tantas variedades, cuantas son las especies de manifestaciones” (13). Así, pasó a chamarse como médium no aquellas personas que genericamente registran la influencia de los Espíritus, sino aquellas que, especificamente, la traducen por fenómenos físicos e inteligentes. (14) (negrita nuestra)

Una opinión que juzgamos oportuno citar es la de José Herculano Pires (1914-1979), que consta en una nota al pie de página de El Libro de los Médiuns, cuya traducción hizo:

La mediumnidad es una facultad humana como cualquier otra. Nadie puede alegar que no la posee, pues todos tienen presentimientos, intuiciones, percepciones extrasensoriales, sueños premonitorios y así por delante. Como las demás facultades, Dios la distribuye segú las necesidades evolutivas de cada criatura. […]. (15) (negrita nuestra)

La respuesta a la pregunta del título es: sí, no tenemos duda de que cualquier individuo que se encuentra en un proceso obsesivo, una vez que eso ocurre por acción de un Espíritu desencarnado, es un médium, aunque no tenga una mediumnidad programada para el trabajo mediúmnico.

En nuestro E-book ¿Todos somos médiuns? (16), desenvolvemos con mayor profundidad ese tema, razón por la cual lo indicamos a los interesados.

 

Notas:

1 – KARDEC, O Que é o Espiritismo. Rio de Janeiro: FEB, 2001, p. 177.

2 – KARDEC, Revista Espírita 1859. Araras (SP): IDE, 1993, p. 29.

3 – KARDEC, O Livro dos Espíritos. Brasília: FEB, 2013, p. 230.

4 – KARDEC, O Livro dos Médiuns. Brasília: FEB, 2013, p. 185-186.

5 – KARDEC, O Livro dos Médiuns. Brasília: FEB, 2013, p. 393-394.

6 – KARDEC, O Livro dos Médiuns. Brasília: FEB, 2013, p. 240-241.

7 – KARDEC, Revista Espírita 1869. Araras (SP): IDE, 2001, p. 94-95.

8 – KARDEC, Revista Espírita 1859. Araras (SP): IDE, 1993, p. 29.

9 – KARDEC, Revista Espírita 1859. Araras (SP): IDE, 1993, p. 29.

10 – KARDEC, O Livro dos Médiuns. Brasília: FEB, 2013, p. 248.

11 – KARDEC, Instrucciones prácticas sobre la manifestación de los Espíritus. In: Iniciación Espírita. Sãn Paulo: Edicel, 1986, p. 251.

12 – KARDEC. O Livro dos Médiuns, cap. XIV, item 159. Nota da Transcrição (N.T.)

13 – KARDEC. O Livro dos Médiuns, cap. XIV, item 159. (N.T.)

14 – UEM, Médiuns Ostensivo. (PDF). Belo Horizonte: UEM, 2013, p. 18.

15 – KARDEC, O Livro dos Médiuns. São Paulo: LAKE, 200, p. 183.

16 – SILVA NETO SOBRINHO, P. Todos nós somos médiuns?, para acessar, clique aqui

 

Traducción:
Isabel Porras
isabelporras1@gmail.com

 
 

     
     

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