Espiritismo para
los niños

por Marcela Prada

 

Tema: Dedicación al bien


Las plantas del patio


La familia de Benjamín se había mudado a una casa nueva, con un gran patio trasero, donde los padres de Benjamín habían plantado pasto y muchos retoños de flores, escogidos con cariño. Esperaban tener un lindo jardín y pasto muy verde cuando las plantas crecieran.

A Benjamín le encargaron regar las plantas todos los días, comenzando la noche. Ese cuidado era importante, pues era la época del año en que había sequía y sin agua los retoños no resistirían.

Al principio al niño le gustó la tarea que había recibido. Era delicioso asegurar la manguera y rociar el agua sobre las plantas. Pero el entusiasmo duró poco, cuando Benjamín se dio cuenta de que el patio era enorme y tomaba mucho tiempo regar todo.

Luego de los primeros días, Benjamín observó que algunos retoños no estaban muy bien. Algunos tenían las hojas caídas, otros estaban feos, marchitas o torcidos.

Entonces, empezó a dedicarse más a las que estaban bonitas. A estas, las regaba sin falta, y les daba una buena cantidad de agua.

- ¡No vale la pena desperdiciar agua y tiempo con esas! Ya están casi muertas, - pensaba.

Un día, su madre, observando a su hijo a los lejos, notó lo que estaba sucediendo y lo llamó para conversar.

- Benjamín, ¿has regado nuestras plantas? ¿Cómo les está yendo?

El niño le contó lo que estaba pasando, esperando que su mamá estuviera de acuerdo con él. Sin embargo, ella explicó:

- Hijo, nosotros plantamos flores de diferentes especies. Cada una reacciona de una forma. Algunas son más sensibles al cambio del ambiente. A veces la planta se debilita, hasta que sus raíces se adapten. Puede pasar que pierdan las hojas o que parezcan débiles, pero eso no quiere decir que no van a mejorar. Continúa cuidando bien de ellas y dedica especial atención a esas que no están muy bien. Vamos a ver qué sucede.

Benjamín aceptó la orientación de su mamá y continuó regando todos los retoños.

Para su sorpresa, observo que, poco a poco, ellas fueron mejorando. Comenzaron a tomar colores más bonitos, comenzaron a soltar brotes. En una de ellas hasta nació una linda florcita.

Benjamín se quedó entusiasmado cuando comenzó a notar la reacción de las plantas a sus cuidados. Cada día quedaba más feliz al ver que los retoños iban creciendo.

En poco tiempo, las raíces ya estaban adaptadas al suelo. Lograban captar el agua y los nutrientes, dejando las plantas bonitas y saludables. El pasto creció tanto que necesitó ser recortado.

Ya no había necesidad de regar las plantas todos los días. Aun así, Benjamín no dejó de ir al patio para observar el jardín hermoso que se había formado alrededor del pasto. El patio trasero se volvió su lugar favorito de la casa.

La belleza de las plantas era agradable de ver. Pero, además de eso, Benjamín tenía ahí una agradable sensación.

Un día, en que Benjamín estaba en el patio, su madre fue a su encuentro.

- Qué bonito quedó, ¿no te parece, hijo?

- ¡Sí, mamá! No imaginé que quedaría tan bonito.

- Sabes, hijo, no todo en la vida tiene un resultado inmediato. En verdad, las cosas más importantes demoran algún tiempo, más o menos largo, para ser construidas. Si no nos acostumbramos a persistir en el trabajo del bien, no lograremos conquistar lo que deseamos. Te dedicaste bastante a las plantas de nuestro patio. ¡Mira qué bonito resultado! ¡Felicitaciones! Que sigas siempre así, hijo, persistiendo en las buenas intenciones y tengas muchas alegrías en tu vida – dijo la madre sonriendo.

Benjamín sonrió también y abrazó a su mamá, con cariño. Él había aprendido una importante lección.

 

Traducción:
Carmen Morante
carmen.morante9512@gmail.com


 


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