Especial

por Leonardo Marmo Moreira

¿No existirían animales
en el mundo espiritual?

Parte 2 y final

En la hipótesis de la inexistencia de animales en el mundo espiritual, el mundo espiritual sería claramente secundario durante todo el larguísimo proceso de evolución anímica durante la fase animal, lo que acabaría siendo una contradicción interna del propio texto de “El Libro de los Espíritus”, el cual asevera que, si fuese para escoger, el mundo espiritual sería “más esencial” que el mundo corporal.

De cualquier forma, el entendimiento de que no habría animales en el mundo espiritual genera raciocinios muy extraños.

En el caso de los humanos, por lo menos, es sabido que el número de desencarnados de la Tierra es mucho mayor que el número de encarnados en nuestro planeta. Veamos lo que nos informa André Luiz, en el “Anuario Espírita” de 1964 (republicado en los Anuarios Espíritas de 1992 y de 2009):

“1. ¿Cuál es la cantidad aproximada, de habitantes espirituales – en edad racional – que se desenvuelven, presentemente, en los alrededores de la Tierra?

R. Será lícito calcular la población de criaturas desencarnadas en edad racional, en los círculos de trabajo, en torno de la Tierra, para más de veinte millones, observándose que un alto porcentaje aun se encuentra en los estadios primarios de la razón y siendo ese número posible de alteraciones constantes por las corrientes migratorias de Espíritus en tránsito en las regiones del Planeta”.

¿Con relación a los animales sería lo contrario? ¿Habría más animales encarnados que desencarnados? O lo que sería aun más drástico, todos los animales estarían siempre reencarnados, no sobrando ningun animal en el mundo espiritual? ¿Cómo se daría eso?

¿Siempre habría una fecundación ocurriendo en el exacto instante de la desencarnación de un individuo de la misma especie? ¿El número de las nuevas fertilizaciones sería exactamente el mismo de las nuevas desencarnaciones en todos los momentos? ¿Siempre?

Veamos la situación en la cual una especie entra en extinción. ¿Los mentores espirituales, sin una mínima preparación en la erraticidad, reencarnarían esos individuos “desencarnantes” en otras especies? ¿O llevarían a los “desencarnantes” para otro planeta, para reencarnar en una especie idéntica o muy semejante a la especie terrena? Y en esa “otra morada del Padre” también ya estaría ocurriendo un número apropiado de nuevas “concepciones” (exactamente en los mismos momentos de las desencarnaciones) para que ningún “desencarnante” permaneciese en el mundo espiritual?

Considerando que Kardec tuvo poco tiempo para profundizar esa cuestión y que el pensamiento espírita evoluciona, en concordancia con su aspecto científico, sería el caso de evaluar qué tipo de informaciones sobre ese tema las obras subsidiarias presentarían.

Ernesto Bozzano, en su obra “¿Los animales tienen alma?”, avala ciento treinta (130) casos de manifestaciones de “encantos, apariciones y fenómenos supranormales con animales”. Bozzano afirma en el primer capítulo de esa obra que, entre los varios fenómenos estudiados, las apariciones de formas de animales constituyen subsidio para “apoyar la hipótesis de la sobrevivencia de la psique animal.”

En “Memorias de un Suicida”, Camilo Cândido Botelho narra la presencia de diferentes especies de animales en el mundo espiritual. En la penúltima página del capítulo titulado “El Valle de los Suicidas”, el autor comenta sobre caballos. Veamos:

“... pequeñas diligencias atadas una a las otras y rodeadas de persianas muy espesas, lo que impediría al pasajero verificar los lugares por donde debería transitar. Blancos, ligeros, como perfeccionados en materias específicas hábilmente laqueados, eran tirados por hermosas parejas de caballos también blancos, nobles animales cuya extraordinaria belleza y elegancia poco común despertarían nuestra atención si estivuviésemos en condiciones de notar algo...”.

En el capítulo subsecuente de “Memorias...”, titulado “Los Réprobos”, Camilo confirma la presencia de caballos:

“Nuestros carruages ahora eran leves y graciosos, cual trineos ligeros y confortables, tirados por las mismas admirables parejas de caballos normandos...”.

En ese mismo capítulo, luego en la página siguiente, el autor espiritual cita otra especie animal (palomas) presente en el mundo espiritual. Evaluemos:

“... en cuanto aves mansas, banda de palomas graciosas revoloteaban ligeras entre azucenas”.

En “Nuetro Hogar”, en el capítulo 33 denominado “Curiosas Observaciones”, Narcisa comenta sobre perros, mulas y aves, los cuales actuaban auxiliando el trabajo expedicionario de los “Samaritanos” en regiones de sufrimiento. Veamos:

- “Los perros facilitan el trabajo, las mulas soportan cargas pacientemente y ofrecen calor en las zonas donde se haga necesario; y aquellas aves – añadió, indicándolas en el espacio – que denominamos íbis viajantes, son excelentes auxiliares de los Samaritanos, por devorar las formas mentales odiosas y perversas, entrando en lucha franca con las tinieblas umbralinas”.

En “Evolución en Dos Mundos”, André Luiz, en el tercer capítulo, titulado “Evolución y cuerpo espiritual”, hace una importante evaluación de la evolución anímica que requeriría estados tanto en el plano físico como en el plano espiritual, en función de las necesidades de modulaciones/modificaciones del periespíritu. Parece razonable conjeturar qué reencarnaciones entre especies diferentes solicitarían un profundo y complejo trabajo de preparación periespiritual en la erraticidad.  Sigue el análisis de André Luiz introduce en el ítem denominado “Hilos desconocidos de la evolución”:

“Comprendiéndose, sin embargo, que el principio divino llegó a la Tierra, emanando de la esfera espiritual, trayendo en su mecanismo el arquetipo a que se destina, como la bellota de roble encerrando en sí el árbol venerado que será de futuro, no podemos circunscribirle la experiencia al plano físico simplemente considerado, por cuanto, por medio del nacimiento y muerte de la forma, sufre constantes modificaciones en los dos planos en que se manifiesta, razón por la cual variados hilos de la evolución huyen a la investigación de los naturalistas, por representar estados de la conciencia fragmentaria fuera del campo carnal propiamente dicho, en las regiones extrafísicas, en que esa misma conciencia incompleta prosigue elaborando su vehículo sutil, entonces clasificado como protoforma humana, correspondiente al grado evolutivo en que se encuentra”. (negritas mías).

Es posible deducir, basandose tanto en la obra de Allan Kardec como en las obras subsidiarias del Espiritismo, que muy probablemente existen animales en el mundo espiritual y que, cuando se trate de proceso reencarnatorio en una misma especie, el periodo de erraticidad tiende a ser menor que aquel, por media, observado en los procesos de reencarnación de Espíritus humanos, sobre todo los de evolución espiritual razonable o superior. En los casos en que el alma de los animales pasa por una transición entre especies, probablemente el proceso es bien más complejo y demorado por envolver profundas alteraciones periespirituales. En todo caso, vale recordar que los animales pueden presentar condiciones de evolución anímica muy diversificada, siendo necesario sustancial profundalización en el tema para evaluaciones de la condición espiritual de los más variados subgrupos de especies animales.


Observación

El presente artículo está enfocado en la cuestión al respecto de la existencia y posibilidad de permanencia en el mundo espiritual del alma de los animales, sin entrar en el mérito de su modus vivendi. Partiendo del análisis de la pregunta 600 de “El Libro de los Espíritus”, el cual ha sido interpretado de modo cuestionable, a nuestro ver, evaluamos las implicaciones de negarse la existencia de los animales en el mundo espiritual. Solamente a partir de ese análisis, recurrimos a las informaciones de las llamadas “obras subsidiarias del Espiritismo”. No obstante, a pesar de tratarse de importantes libros, pocas obras y pequeñas citas fueron hechas, dentro de un universo muy amplio y de excelentes obras espíritas. Textos como el de Manoel Philomeno de Miranda, por la mediumnidad de Divaldo Pereira Franco, entre otros libros, podrían ser citados como fuentes adicionales de informaciones sobre animales en el mundo espiritual. Más allá de eso, no es posible menospreciar importantes relatos derivados de vivencias mediúmnicas y de emancipación del alma de médiums como Francisco Cândido Xavier, Divaldo Pereira Franco, entre otros, lo que fortalece la percepción de que esa información sobre la existencia y significativa permanencia de por lo menos algunas especies de animales en el mundo espiritual tienen significativo respaldo, tendiendo a ser ratificada por el llamado “control de la concordancia universal de la enseñanza de los Espíritus”. En ese contexto, se recomienda la lectura de excelentes artículos y análisis de la presente cuestión elaboradas por los compañeros Eurípedes Kühl, Astolfo Olegário, Irvênia Prada y Paulo Neto, los cuales fueron publicados en la revista electrónica “El Consolador”. En lo que se refiere al modus vivendi (abarcando la posibilidad de vida de relación intra- y/o inter-especies, el ambiente del mundo espiritual asociado a animales o grupos de animales, las características “fisiológicas” y/o fluidicas del periespíritu animal y sus implicaciones etc.) de los animales en el mundo espiritual, es importante resaltar que ese abordaje no constituyó el objetivo de este artículo. De cualquier manera, cuales sean pensamientos en ese área requieren, igualmente, la corroboración general de informaciones mediúmnicas de calidad, buscando a la “universalidad de la enseñanza de los Espíritus”. De hecho, toda información considerada original y/o inusitada requiere respaldo de otras informaciones mediúmnicas de calidad, a fin de ser admitida como razonable hipótesis dentro de nuestros estudios de valor doctrinario.

 

Referências bibliográficas:

Kardec, A. O Livro dos Espíritos. Trad. Evandro Noleto Bezerra. Terceira edição Comemorativa do Sesquicentenário. Federação Espírita Brasileira. Brasília-DF. 2007.

Luiz, A. Entrevistando André Luiz. (inserto em) Anuário Espírita de 2009. Instituto de Difusão Espírita (IDE) Editora. Araras-SP. 2009.

Bozzano, E. Os animais têm alma? (tradução e prefácio de Francisco Klörs Werneck). Segunda edição. Editora Eco.

Pereira, Y. A. (pelo Espírito Camilo Cândido Botelho) Memórias de Um Suicida. Primeira edição especial. Federação Espírita Brasileira. Brasília-DF. 2004.

Xavier, F. C. (pelo Espírito de André Luiz). Nosso Lar. Primeira edição especial. Federação Espírita Brasileira. Brasília-DF. 2003.

Xavier, F. C. e Vieira, W. (pelo Espírito de André Luiz). Evolução em Dois Mundos. 27edição. Federação Espírita Brasileira. Brasília-DF. 2014.

 

Traducción:
Isabel Porras
isabelporras1@gmail.com

 
 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita