Especial

por Paulo da Silva Neto Sobrinho

¿El Antiguo Testamento fue revocado por Jesús?  (Parte 2 y final)

Objetivamente, en cuanto a la cuestión de la revocación del Antiguo Testamento, veamos lo que encontramos de apoyo a esa tesis en el Nuevo Testamento:

1 Coríntios 15,2: “Es por el evangelio que ustedes serán salvados, contando que lo guarden de modo como yo les anuncié; de lo contrario, ustedes se habrán acreditado en vano.” (negrita nuestra)

Efésios 1,13: “En Cristo, también ustedes oirán la palabra de la verdad, el Evangelio que os salva.” (negrita nuestra)

Pablo deja claro que es por el Evangelio que seremos salvados; en otras palabras, él no acepta el Antiguo Testamento como algo con que podamos salvarnos.

Hebreos 8,6-8.13: “Ahora, en efecto, obtiene Jesús ministerio tanto más excelente, en cuanto es él también mediador de superior alianza instituída con base en superiores promesas. Porque, si aquella primera alianza hubiese sido sin defecto, de manera alguna estaría siendo buscado lugar para una segunda. Y, de hecho, reprendiéndolos, dice: He ahí vienen días, dice el Señor, y firmaré nueva alianza con la casa de Israel y con la casa de Judá. Cuando él dice Nueva, vuelve anticuada la primera. Ahora, aquello que se vuelve anticuado y envejecido, está listo a desaparecer.” (negrita nuestra)

Hebreos 10,9: “[…] De ese modo, Cristo suprime el primer culto para establecer el segundo”. (negrita nuestra)

Si hasta aquí aun podría existir alguna pequeña sombra de duda, ahora fue definitivamente disipada por estas narrativas de la carta a los Hebreos. Podríamos hasta decir: “quien tenga oídos que oíga”, pero diremos quien tiene ojos que vea: la alianza anterior es débil, inútil y con defecto, en cuanto que la nueva es superior a ella. En cuanto a “está listo a desaparecer”, solo no desapareció aun por causa de la insistencia de algunos que quieren, a toda costa, mantener viva la legislación de Moisés contenida en el Antiguo Testamento. Repitiendo: Porque, si aquella primera alianza hubiese sido sin defecto, de manera alguna estaría siendo buscado lugar para la segunda.

Corroboramos nuestra idea con Ehrman:

Ya mencioné que esta es la visión presentada en la epístola de los Hebreos, del Nuevo Testamento, libro que intenta mostrar que la religión basada en Jesús es superior a la religión del judaísmo, en todos los sentidos. Para el autor de Hebreos, Jesús es superior a Moisés, que dio la Ley a los judios (Hb 3); él es superior a Josué, que conquistó la tierra prometida (Hb 3); él es superior a los sacerdotes que ofrecen sacrificios en el templo (Hb 4-5); y, lo más destacado, él es superior a los propios sacrificios (Hb 9-10). […]. (ERMAN, 2008, p. 78, negrita nuestra)

Clara, entonces, queda la cuestión de Jesús sea superior a Moisés.

Marcos 2,18-22: “Como los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando, fueron a preguntarle: '¿Por qué es que los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan, y los tuyos no?' Jesús les respondió: '¿Por acaso quedaría bien que los invitados para un casamiento hiciesen ayuno, mientras el esposo está con ellos? En cuanto está, no conviene. Pero vendrá un tiempo en que el esposo les será quitado. Entonces sí, ellos van a ayunar. Nadie cose un remiendo de paño nuevo en ropa vieja. De lo contrario el remiendo nuevo, por el hecho de encoger, estropea la ropa vieja y el rasguño queda peor. Nadie pone vino nuevo en viejos recipientes de cuero. Caso contrario, el vino rrebentaría los recipientes. ¡Quedarían perdidos los recipientes y también el vino. Para vino nuevo, recipientes novos!'.” (negrita nuestra)

Sería lo mismo que Jesús dijera: Si ustedes quedaran apegados a las enseñanzas de Moisés, no conseguirán soportar ni comprender lo que ahora os traigo. ¿Dónde se hablaba sobre los ayunos? ¿No es en el Viejo Testamento, que, tanto los fariseos y en cuanto a los discípulos de Juan Bautista, sacaban lo que seguían? Recordemos de que la Ley y los Profetas valían hasta Juan” (Lucas 16,16). ¿Así, no queda claro su revocación por Jesús? Solo no lo es para los que aun insisten en seguir a Moisés. Más claro queda cuando tomamos de la nota a pie constante del Nuevo Testamento, Ediciones Loyola, lo siguiente: “Tanto el paño nuevo como el vino nuevo son símbolos de una nueva era (cf. At 10,11; Hbr 1,11; Gên 49,11-12); los cristianos deben estar animados de un espíritu nuevo, incompatible con antiguas prescripciones del judaísmo ya anticuadas” (p. 57, negrita nuestra)

Hay un episodio en la vida de Jesús que nos llevó a formar una fuerte convicción que sus enseñanzas eran superiores a las de Moisés. Es el pasaje en que Juan narra, lo que se supone como siendo, el primer milagro de Jesús. A pesar de términos reflexionados mucho sobre ella, aun no teníamos ninguna explicación que justificase la actitud de Jesús en transformar agua en vino, para emborrachar a los invidados de la fiesta de que participaba.

Veamos el episodio:

Juan 2,1-11: “En el tercer día, hubo una fiesta de casamiento en Canaán de Galilea, y la madre de Jesús estaba ahí. Jesús también había sido invitado para esa fiesta de casamiento, junto con sus discípulos. Faltó vino y la madre de Jesús le dice: '¡Ellos no tienen más vino!' Jesús respondió: 'Mujer, ¿que existe entre nosotros? Mí hora aun no llegó'. La madre de Jesús dice a los que estaban sirviendo: 'Hagan lo que él mande'. Había ahí seis toneles de piedra de unos cien litros cada uno, que servían para los ritos de purificación de los judíos. Jesús dice a los que servían: 'Llenad de agua esos toneles'. Ellos llenaron los toneles hasta arriba. Después Jesús dice: 'Ahora saquen y lleven al maestro-sala'. Entonces llevaron al maestro-sala. Este probó el agua transformada en vino, sin saber de donde venía. Los que servían estaban sabiendo, pues fueron ellos que sacaron el agua. Entonces el maestro-sala llamó al novio y dijo: 'Todos sirven primero el vino bueno y, cuando los invitados están borrachos, sirven el peor. Usted, mientras, guardó el vino bueno hasta ahora'. Fue así, en Canaán de Galilea, que Jesús comenzó sus señales. Él manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en él.”

¿Pero cuál es el verdadero sentido de ese pasajen? Nosotros lo encontraremos en aquello que la persona encargada de la fiesta dice para el novio: “Todos sirven primero el vino bueno y, cuando los invitados están borrachos, sirven el peor. Usted, sin embargo, guardó el vino bueno hasta ahora”. Considerando que, con ese primer acto público, Jesús inicia su misión, podemos decir que el “vino bueno guardado hasta ahora” son las enseñanzas de Jesús, superiores a las recibidas anteriormente, por medio de Moisés que sería simbólicamente el vino de peor calidad, hasta incluso porque, y sin querer desmerecerlos, la humanidad de aquella época no estaba preparada para recibir vino (enseñanza) de mejor calidad, si así podemos expresarnos.

Todo lo que ya dijimos anteriormente sobre las enseñanzas de Jesús, vale para corroborar nuestra opinión. Pero podemos aun traer como apoyo a eso: “En comparación con esta inmensa gloria, el esplendor del ministerio de la antigua alianza ya no es nada más” (2 Coríntios 3,10) (negrita nuestra), y “De esa manera es que se da la ab-rogación del regulamiento anterior en virtud de su flaqueza e inutilidad – la Ley, en verdad, nada llevó a la perfección – y fue introducida una esperanza mejor por la cual nos aproximamos a Dios” (Hebreos 7,18-19).

Concluímos que Jesús no se limitó a solo a revocar los rituales y sacrificios como algunos piensan, para nosotros, fue mucho más allá de eso. Comprobamos también que no distorcionamos las narrativas de la Biblia a nuestra conveniencia, de que tanto nos acusan. Son ellas, exactamente, que nos dan una base sólida para afirmar con absoluta certeza que:

1 – El cumplimiento de la ley y de los profetas a que Jesús se refiere en el Evangelio es apenas con relación a las profecías contenidas en las Escrituras sobre Él mismo;

2 – Que solamente tiene que ser cumplido de la Ley: Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo.

3 – Que nunca dice para seguirnos toda la Ley, aquí entendida como todo el Pentateuco.

Es muy común recurrir a los apologistas del cristianismo primitivo para justificar ese o aquel punto, entre tanto, cuando es algo contrario a la creencia vigente pasan por encima, como si no hubiesen visto. Veamos, por ejemplo, lo que encontramos en Justino de Roma.

La opinión de Justino de Roma (c. 100-165 d.C.), tenido como el mejor apologista del siglo II, es bien clara en el debate que mantuvo con un sabio judío, Trifón, que algunos estudiosos identifican como siendo el célebre rabino Tarfón, muerto en 155, una vez que Trifón sería la forma griega del hebraico Tarfón. (JUSTINO, 1995, p. 107). De ese debate, titulado Diálogo con Trifón, que duró dos días, transcribimos:

[…] Con todo, nosotros no la [confianza] depositamos por medio de Moisés o de la Ley, pues en ese caso estaríamos haciendo lo mismo que vosotros. En efecto, oh Trifón, yo lei que debería venir una ley perfecta y una alianza soberana en relación a las otras, que ahora deben ser guardadas por todos los hombres que desean la herencia de Dios. La Ley dada sobre el monte Horeb ya está vieja y pertenece apenas a vosotros. La otra, sin embargo, pertenece a todos. Una ley colocada contra otra ley anula la primera; una alianza hecha posteriormente también deja sin efecto la primera. Cristo nos fue dado como ley eterna y definitiva y como alianza fiel, después de la cual no hay más ni ley, ni orden, ni mandamiento. […]. (JUSTINO, 1995, p. 127, negrita nuestra)

¿Más claro que eso es querer mucho; ¿no es así?

Ahora, podemos responder al cuestionamiento inicial: ¿El Antiguo Testamento fue revocado por Jesús? Sí; sin ninguna sombra de duda. Y es por eso que no nos sentimos en la obligación de cumplir nada de lo que consta en el, hasta incluso para ser coherentes con lo que pensamos y por creer en esa palabra de Jesús: “Yo soy el Camino la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí” (Juan 14,6). ¿Por qué Él se colocó como siendo el camino que conduce al Padre y no a Moisés? Es porque solamente sus enseñanzas es que deben ser seguidas.

Ese es el entendimiento a que llegamos. Entre tanto, no hay como obligar a nadie a pensar como nosotros. La única cosa que pedimos es para que las personas dejen de apegarse demasiado a las viejas enseñanzas, como si ellas fuesen verdadeiras. La Tierra ya no es más el centro del Universo, ya que el hombre, percibiendo la ignorancia de tal afirmativa, finalmente, aceptó la voz de la Ciencia. Más allá de que, muchas cosas no fueran cambiadas por las cúpulas religiosas, justamente para que ellas conservasen, a toda costa, el dominio que tiene sobre el pueblo y, también, para que pudiesen mantenerlo a toda costa. Aun hoy encontramos las que buscan introducir la validez de las enseseñanzas del Antiguo Testamento no dándose cuenta de que “rompiste con Cristo, vosotros que buscáis la justicia en la Ley; caíste fuera de la gracia” (Gálatas 5,4). Sabemos que no hacen eso por ignorancia, sino por estucia buscando dominar a sus “fieles”, a fin de conseguir y mantener el “poder” y el “dinero” en la base de lo que podemos llamar terrorismo religioso.

 

Referências bibliográficas:

Bíblia Anotada. São Paulo: Mundo Cristão, 1994.

Bíblia Sagrada, 68ª ed. São Paulo: Ave-Maria, 1989.

Bíblia Sagrada, 8ª ed. Petrópolis, RJ: Vozes, 1989.

Novo Testamento, LEB. São Paulo: Loyola, 1984.

EHRMAN, B. D. O problema com Deus. Rio de Janeiro: Agir, 2008.

EHRMAN, B. D. ¿Qué dice Jesús? ¿Qué no dice Jesús? Quién cambió la Biíblia y por qué. São Paulo: Prestigio, 2006.

JUSTINO, Mártir, Santo Justino de Roma: I e II apologias: diálogo com Trifão. São Paulo: Paulus, 1995.

 

Traducción:
Isabel Porras
isabelporras1@gmail.com

 
 

     
     

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