Especial

por Paulo da Silva Neto Sobrinho

¿El Antiguo Testamento fue revocado por Jesús?  (Parte 1)

En este texto estudiaremos algunos pasajes del Evangelio buscando comprender las palabras de Jesús, intentando dejar lo más claro posible lo que Él pensaba, de modo que también usted, lector, tenga elementos suficientes para sacar su propia conclusión.

Mateo 5,17-18: “No penséis que vine a revocar la ley y los profetas; no vine para revocar, vine para cumplir. Porque en verdad os digo: 'Hasta que el cielo y la tierra pasen, ni una comilla 'i' o una 'tilde' jamás pasará de la ley, hasta que todo se cumpla'.” (negrita nuestra)

Ese es el pasaje en que se apoyan para concluir que Jesús estaría confirmando toda la Biblia. Pero, con ese discurso, Él estaba apenas queriendo decir que debía cumplirse todo lo que de Él está escrito en la Ley y en los profetas, diciendo que ni una comilla “i” o ni una “tilde” de lo que allí consta dejaría de ser cumplido; eso quedará bien claro en el desarrollar de este estudio.

Lucas 10,25-28: “Y he que cierto hombre, interprete de la ley, se levantó con intención de poner a Jesús a prueba, y le dice: 'Maestro, ¿que haré para heredar la vida eterna?' Entonces Jesús le preguntó: '¿Que está escrito en la ley?' '¿Cómo interpretas?' A esto él respondió: 'Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, de toda tu alma, de todas tus fuerzas y de todo tu entendimiento; y amarás a tú prójimo como a ti mesmo'. Entonces Jesús le dice: 'Respondiste correctamente; haz eso, y vivirás'.” (negrita nuestra)

Si Jesús, cuando dice al respecto de la Ley (Mateo 5,17-18), estuviése incluso  refiriéndose a todo el pentateuco mosaico, estaría en contradicción con este pasaje, pues consideró como correcta la respuesta del interprete, que solamente dice que está escrito: “Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, de toda tu alma, de todas tus fuerzas y de todo tu entendimiento; y amarás a tú prójimo como a ti mismo”. Ahora, en la legislación de Moisés existen muchas otras cosas para cumplirse más allá de esas, que, según los exegetas, son, en total, 613 normas.

Lucas 16,16-17: “La ley y los profetas valen hasta Juan; desde ese tiempo viene siendo anunciado el evangelio del reino de Dios, y todo hombre se esfuerza por entrar en el. Y es más fácil pasar el cielo y la tierra, de lo que caer una coma siquiera de la ley”. (negrita nuestra)

Si la Ley y los profetas valen hasta Juan es porque después de Juan está valiendo algo diferente, una nueva legislación. Ella no es nada más y nada menos que el Evangelio, o sea, el Nuevo Testamento. La cuestión de “caer una tilde siquiera de la ley” se refiere a todo lo que hay en ella con relación a las profecías sobre la venida de Jesús. Así, los acontecimientos que ocurrirían con Él es que serín cumplidos y no, como quieren algunos, que todas las órdenes contenidas allá, deban ser rigurosamente seguidas. Hasta incluso porque, como iremos a ver más adelante, específicamente algunas de ellas Él las alteró profundamente, como es el caso, por ejemplo, de la cuestión del “ojo por ojo”.

Lucas 24,25-27: “Él entonces les dice: '¡Oh hombres sin inteligencia, como es lento vuestro corazón para creer en lo que los profetas anunciaron! ‘¿No era preciso que Cristo sufriese esas cosas para entrar en la glória?' Y partiendo de Moisés comenzó a recorrer todos los profetas, explicando en todas las Escrituras, lo que decía respecto a él mismo.” (negrita nuestra)

Después de resucitar, Jesús camina con dos discípulos que estaban yendo para la aldea de Emaús, y les explica lo que constaba en las Escrituras al respecto de él. Comenzando por Moisés, recorre todos los profetas, o sea, les esclarece solamente lo que era importante y que debería ser cumplido en ese contexto. Por tanto, confirma lo que estamos diciendo desde el inicio, quiere decir, que Él no vino a revocar o abolir las profecías a Su respecto. Si todo en las Escrituras fuese incluso importante, no iría a restringirse a solo explicar lo que en ellas decían sobre Él. Y para probar que no estamos distorcionando los hechos, veamos el pasaje siguiente:

Lucas 24,44-45: “A seguir Jesús les dice: 'Son estas palabras que yo os hable, estando aun con vosotros, que importaba se cumpliese todo lo que de mí está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos'. Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras.” (negrita nuestra)

Vea usted, querido lector, que es perfectamente claro lo que Jesús quiso decir en cuanto al cumplimiento de las Escrituras. No era, por tanto, todo cuanto existía en ellas, sino solamente importaba que se cumpliese todo lo que de él estaba escrito en ella, o sea, su origen de la casa de David, su misión, todo su padecimiento que culminó con su muerte en la cruz y su gloriosa resurrección. Así, no hay como entender de otra forma, a no ser que las palabras de Jesús no sirvan para nada o que las queramos distorcionar.

Juan 1,17: “Porque la ley fue dada por intermedio de Moisés; la gracia y la verdad vinieron por Jesucristo.” (negrita nuestra)

Aquí tenemos una nítida demostración de que la Ley de Moisés no es de suma importancia para los cristianos, ya que la VERDAD vino por Jesucristo, y es a Él que nosotros procuramos seguir, y no a Moisés. No podemos decir que la Ley de Moisés no tuvo su valor; es claro que tuvo; entre tanto, como dice Jesús, solamente hasta Juan (Lucas 16,16). Eso porque, para un pueblo atrasado, ella fue un factor de desenvolvimiento.

Juan 1,45: “Felipe encontró a Natanael y le habló: 'Encontramos a aquel de quien escribieron a Moisés en la Ley y los Profetas, Jesús, hijo de José de Nazarét',” (negrita nuestra)

Pasaje que viene a confirmar que las profecías al respecto del Mesías se estaban cumpliendo en el momento en que Jesús inicia su vida pública. Y era justamente en eso que los hebreos esperaban, ansiosamente, que se cumpliesen las Escrituras.

Juan 7,23: “Si un hombre recibe la circuncisión en sábado, para cumplir la Ley de Moisés, ¿por qué os irritáis contra mí porque curé totalmente a un hombre en sábado?” (negrita nuestra)

Juan 8,5-7: “En la Ley, Moisés nos manda apedrear a las adulteras; ¿pero tú qué dices? […] Jesús […] les dice: ‘Aquel de vosotros que esté sin pecado, tire la primera piedra'.” (negrita nuestra)

Si, realmente, las leyes que Moisés pasó al pueblo hebreo fuesen todas provenientes del Creador, ¿por qué en estos dos pasajes no se dice: cumplir la Ley de Dios y En la ley, Dios nos manda, respectivamente? Porque eran leyes de Moisés y no provenientes de la divinidad. Tanto es que, en la cuestión de la adultera, Jesús no dice al pueblo para cumplir la Ley; antes, al contrario, se revoca, inclusive, demonstrando una inteligencia que Le era peculiar. Dios también nunca diría: “No codiciarás a la mujer del prójimo”, mandamiento que realza ser, obviamente, un producto de la cultura de una sociedad machista de aquella época; nada más que eso, siendo, por tanto, de la forma que está expresada, ley de los hombres y no de Dios.

Pablo, en una carta a los romanos, les dice lo siguiente:

Romanos 7,5: “En cuanto vivían según la carne, las pasiones pecaminosas, estimuladas por la Ley, producían fruto para la muerte en nuestros miembros.” (negrita nuestra)

¿Podemos deducir de este pasaje que la Ley estimulaba pasiones pecaminosas? Si fuera esto mismo, es porque ella, la Ley, no era la VERDAD, que vino solamente con Jesús. Y en el versículo siguiente continua:

Romanos 7,6: “Pero ahora, libres de la Ley, estamos muertos para aquello que nos conservaba prisioneros, de suerte, que podemos servir a Dios conforme un espíritu nuevo y no según la letra antigua.” (negrita nuestra)

Libres de la Ley, o sea, que no estamos más sometidos a ella. ¿No es claro eso? Si podemos servir a Dios conforme un espíritu nuevo, cual sea, las enseñanzas de Jesús, ¿por qué quedar aun apegados a Moisés (letra antigua)? ¿El Antiguo Testamento fue revocado, o aun queremos permanecer en la duda?

Mateo 5,19-20: “Aquel, pues, que violara uno de estos mandamientos, puesto que es de los menores, y así enseñar a los hombres, será considerado mínimo en el reino de los cielos; aquel, sin embargo, que los observara y enseñara, ese será considerado grande en el reino de los cielos. Porque os digo que, si vuestra justicia no excede en mucho a la de los escribas y fariseos, jamás entraréis en el reino de los cielos.”

Nuestro cuadro es: Jesús en el pasaje evangélico del Sermón de la Montaña, en que él inicia diciendo las novas enseñanzas que deberemos cumplir. Son las verdades que Él pasa a todos nosotros como ruta de vida. Son apenas los mandamientos que dice para que no los violásemos. A partir de ahí, también, es que altera y revoca la legislación de Moisés; confirmamos eso con los pasajes relativos al capítulo 5 de Mateo, que serán puestos luego a seguir.

Mateo 5,21-22: “Oísteis que fue dicho a los antiguos: 'No matarás; y: 'Quien mata estará sujeto a juicio'. `Yo, mientras, os digo que todo aquel que (sin motivo) se encolera contra su hermano estará sujeto a juicio; y quien profiera un insulto a su hermano estará sujeto a juicio del tribunal; y quien le llamara: Necio, estará sujeto al infierno de fuego.”

Moisés: No matarás. Jesús: que no debemos ni incluso encolerizar contra o insultar a nuestro hermano.

Mateo 5,27-28: “Oistéis que fue dicho: 'No adulterarás'. Yo, con todo, os digo: Cualquier uno que mire para una mujer con intención impura, en el corazón ya adulteró con ella.”

Moisés: No adulterarás. Jesús: solo el hecho de mirar para una mujer con intención impura, ya cometió adulterio.

Mateo 5,31-32: “También fue dicho: 'Aquel que repudiara a su mujer, le dará carta de divorcio'. Yo, mientras, os digo: Cualquiera que repudie a su mujer, excepto en caso de relaciones sexuales ilícitas, la expone a volverse adultera; y aquel que se casara con la repudiada comete adulterio.”

Moisés: se podría repudiar a la mujer. Jesús: si la repudiaras estás exponiendo a la mujer al adulterio.

Mateo 5,33-37: “También oísteis que fue dicho a los antiguos: 'No jurarás en falso, pero cumplirás rigurosamente para con el Señor tus juramentos'. Yo, mientras, os digo: De modo alguno juréis: Ni por el cielo, por ser el trono de Dios; ni por la tierra, por ser estrado de sus pies; ni por Jerusalén, por ser ciudad del gran Rey; ni jures por tu cabeza, porque no puedes volver un cabello blanco o negro. Sea, sin embargo, tu palabra: Sí, sí; no, no. Lo que de esto pasara viene del maligno.”

Moisés: No jurarás falso. Jesús: De modo alguno juréis.

Mt 5,38-42: “Oísteis que fue dicho: 'Ojo por ojo, diente por diente'. Yo, todavía, os digo: No resistáis al perverso; pero a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, ponle también la otra; y al que quiera demandar contigo y sácate la túnica, déjale también la capa. Si alguién te obliga a andar una milla, ve con él dos. Da a quien te pide, y no vuelvas la espalda al que desea que le prestes.”

Moisés: Ojo por ojo, diente por diente. Jesús: Quien te hiera en la mejilla derecha, vuelvéle también la otra.

Mateo 5,43-48: “Oísteis que fue dicho: 'Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo'. Yo, no obstante, os digo: Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen; para que os volváis hijos de vuestro Padre celeste, porque él hace nacer su sol sobre malos y buenos, y viene las lluvias sobre justos e injustos. ¿Porque, si amaráis a los que os aman, qué recompensa tendréis? No hacen los publicanos también lo mismo? ¿Y si saludaráis solamente a vuestros hermanos, que hacéis de más? No hacen los gentiles también lo mismo? Por tanto, sed vosotros perfectos como perfecto es vuestro Padre celeste.”

Moisés: Odiarás a tu enemigo. Jesús: Amad a vuetros enemigos.

Encontramos apoyo a nuestro pensamiento en el exegeta Bart D. Ehrman, que en su obra ¿Qué dijo Jesús? ¿Qué no dijo Jesús?; quién cambió la Biblia y por qué, así se expresó:

Con todo, después, los cristianos pasaron a aceptar otros escritos al lado de las Escrituras judaicas. Esa aceptación puede haber tenido origen en la enseñanza autorizada del propio Jesús, a medida que sus seguidores tomaron su interpretación de las escrituras como dotada de la misma autoridad otorgada a las palabras de las propias escrituras. Jesús puede haber estimulado esa comprensión por el modo como parafraseaba algunas de sus enseñanzas. En el Sermón de la Montaña, por ejemplo, se ve a Jesús exponiendo leyes dadas por Dios a Moisés y después dando su propia y más radical interpretación de ellas, indicando que  su interpretación es la autorizada. (EHRMAN, 2006, p. 40-41, negrita nuestra)

Reputamos la opinión de Ehrman como de gran importancia, pues él es considerado el mayor especialista en el Nuevo Testamento de la actualidad.


(Este artículo será concluido la próxima semana.)

 

Traducción:
Isabel Porras
isabelporras1@gmail.com

 
 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita