Espiritismo para
los niños

por Marcela Prada

 

Tema: El Primer Mandamiento


Jesús y el Amor


Érase una vez un mundo muy extraño. Todas las personas que vivían en ese lugar vivían tristes. La vida era difícil y nadie sabía cómo cambiar eso.

En ese mundo, la mayoría de las personas eran pobres y también había muchos enfermos.

Algunos eran ricos, algunos tenían salud, pero nadie se ayudaba. El sentimiento de egoísmo era más fuerte que el de la solidaridad.

Quien no tenía tantas necesidades materiales se enorgullecía de eso y se creía superior a los otros, pero, en el fondo, era infeliz también.

En ese mundo extraño, las personas no se respetaban las unas a las otras. Cualquier discusión era motivo de pelea y confusión.

Las personas también valoraban demasiado las cosas pasajeras y los bienes materiales. Llegaban a lo absurdo de interesarse más por el dinero que por Dios. Y, así, seguían sus vidas y el tiempo iba pasando.

Los profetas decían que un día un hombre vendría a este mundo para salvar a todos de la infelicidad.

Cierta noche, una estrella de brillo sin igual atravesó el cielo, iluminando todo.

Mucha gente se alegró, pues esa estrella brillante era la señal de que el hombre especial estaba llegando.

En un establo humilde, entre los animales, nació Jesús, el mesías esperado.

Cuando creció, Jesús comenzó a enseñar a las personas sobre las Leyes de Dios. Y fue así como todo comenzó a cambiar.

Por todas partes, Jesús curó a las personas enfermas, dio consejos y ejemplificó la bondad, la ayuda, el perdón y el amor.

Una vez, le preguntaron qué era lo más importante para Dios.

Esa pregunta era muy importante. Con la respuesta de Jesús, todos sabrían qué hacer de ahí en adelante, ya que la felicidad viene cuando cumplimos la voluntad de Dios.

Felizmente, Jesús respondió. Él dijo que lo más importante era el amor. En primer lugar, las personas deberían amar mucho a Dios.

Para completar la enseñanza, también dijo que lo segundo más importante era amar a las personas cercanas a nosotros, y también amarnos a nosotros mismos.

Cuando Jesús habló sobre el amor, muchas personas se conmovieron. El amor es un sentimiento muy fuerte, muy bueno de sentir y tiene una fuerza muy grande. Sin embargo, no todo el mundo estaba listo para comenzar a vivir con amor, por eso no creyeron en él y no aceptaron que él era el mesías esperado.

A pesar de todo, después de que Jesús murió, sus enseñanzas fueron divulgadas y cada vez más personas conocieron los mensajes del evangelio.

Así, poco a poco, todo el mundo aprendió sobre el amor y el mundo fue cambiando.

Demoró muchos años, algunos milenios en verdad, pero ese lugar que antes era extraño y distante de Dios pasó a ser un lugar maravilloso.

En ese lugar renovado, las personas se amaban, se respetaban, se ayudaban, se perdonaban, se comprendían, y…

¡Eran muy felices!

(Adaptación del texto “Mi Reino No Es De Este Mundo”, del libro Jesús y los Niños, de Adeilson Salles.)
 

 

Traducción:
Carmen Morante
carmen.morante9512@gmail.com


 


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