Espiritismo para
los niños

por Marcela Prada

 

Tema: Optimismo


Una buena mirada


Mateo estaba viajando en carro con su familia. Él adoraba ir a la casa de su abuela, pero ella vivía lejos y el viaje demoraba mucho.

Antes de entrar en el carro, Mateo estaba de muy emocionado. Pero después de una hora dentro del carro, Mateo se cansó y empezó a quejarse. Cada diez minutos preguntaba cuánto faltaba para llegar.

La mamá de Mateo, entonces, tuvo una idea y comenzó a contarle una historia:

“Érase una vez un maestro muy sabio que estaba caminando por una calle de tierra con sus discípulos. En cierto momento, comenzaron a sentir un olor fuerte y desagradable. Conforme avanzaban, el mal olor aumentaba.

Uno de los discípulos apresuró el paso y descubrió que había, ahí al frente, un perro muerto al borde del camino. Debía estar muerto hacía buen tempo y por eso apestaba tanto.

El discípulo volvió con el resto del grupo y explicó qué era lo que estaba causando ese olor horrible. Pidió al maestro que se desviaran del camino y fueran por otra ruta, aunque se demoraran más, para no tener que ver el animal muerto ni sentir ese olor que se volvía cada vez peor.

El maestro sabio, sin embargo, con la misma calma de siempre, continuó andando por la misma calle hasta que vio el animal muerto. Mientras los discípulos buscaban mantenerse alejados, con desagrado, el maestro se acercó y comenzó a observar:

- ¡Qué bello animal! ¡Qué lindo pelo! Cuando estaba vivo, debió tener el pelo liso y brillante.

- ¡Qué bellos dientes tiene este animal! Aunque haya muerto hace días, todavía tiene los dientes blancos y fuertes. Cuando estaba vivo, este animal tenía dientes perfectos…

- Qué lindos ojos tiene este perro… a pesar de no tener vida, los ojos tienen un lindo color… cuando estaba vivo, este animal tenía ojos lindos y brillantes.

Los discípulos, uno por uno, se fueron acercando y, concentrados en lo que el maestro señalaba, se daban cuenta de que sus observaciones eran verdaderas.

Continuaron caminando y haciendo solo comentarios positivos. Así, se fueron distanciando y el animal muerto, con mal olor y mal aspecto, se quedó atrás. Y ellos lograron pasar por ese camino con más facilidad.”

- ¡Fin! – dijo la mamá, terminando la historia – ¿entendiste Mateo?

- ¡Creo que no! – respondió el niño - ¿será que vamos a pasar por algún animal muerto y apestoso más adelante? ¡Solo eso era lo que faltaba!

- ¡No, hijo! La historia quiere decir que somos las personas quienes escogemos dónde ponemos nuestra atención. Todo tiene su lado bueno y malo. Si valoramos más el lado malo, las cosas se vuelven más difíciles. Si nos fijamos en qué tienen de bueno, se vuelve más fácil. ¡Eso mismo!

Y, para dejar bien claro, la mamá explicó además:

- Mateo, si te acuerdas de que estamos yendo a la casa de la abuela, que es muy bonito que podamos tener esa oportunidad, que tenemos carro, para ir con más facilidad, que puedes dormir, leer, escuchar música, conversar, tomar el refrigerio que te preparé, ir viendo el paisaje, distraerte jugando a observar las placas de los otros carros y muchas cosas más, vas a tener un viaje mucho mejor que estar quejándote de que es largo. Tienes que escoger la mirada que deseas tener para la misma situación. Creo que lo mejor es que te esfuerces en tener una buena mirada para este viaje, ¿no crees?

El niño pensó un poco y vio que su mamá tenía la razón.

- ¡Está bien, mamá! Vamos a jugar a las adivinanzas, ¿está bien? – propuso.

La mamá estuvo de acuerdo y ellos jugaron a las adivinanzas. Después Mateo leyó los comics que había llevado, se rio, comió, durmió un poco y así… el viaje llegó a su fin.

Cuando bajó del carro y abrazó la abuela, sintió una gran alegría y vio que, si bien era largo, el viaje había valido mucho la pena.
 

 

Traducción:
Carmen Morante
carmen.morante9512@gmail.com


 


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