Espiritismo para
los niños

por Marcela Prada

 

Tema: Humildad; respeto a los animales


El rey y la abeja


Hubo una vez un rey llamado Salomón. Su fama era conocida por todas partes, pues además de poseer muchas riquezas también era muy sabio, y era admirado por eso.

Una tarde de sol ardiente, una abeja entró volando en la sala donde el rey se encontraba. Los guardias, queriendo evitar que picara al rey, se apresuraron en intentar matarla, pero el rey se los impidió.

- Incluso una pequeñita abeja como esta es un ser útil y debe permanecer viva – explicó.

Así, la abeja fue salvada y los guardias solo movieron los brazos para que pudiera salir por la ventana.

Un día, el soberano de un reino vecino decidió desafiar la fama del rey Salomón y, queriendo comprobar si en verdad era tan sabio como decían, fue a visitarlo.

El soberano vecino propuso al rey Salomón muchos enigmas, que fueron resueltos todos sin problemas.

El visitante, entonces, tuvo una idea y propuso al rey un último desafío. Fue hacia el jardín real y cogió de ahí una linda flor. Después, mandó que sus artesanos, que eran grandes artistas, confeccionaran 99 flores artificiales que fueran idénticas a esa.

El rey Salomón fue llamado a encontrar, entre todas esas flores, la única verdadera.

El trabajo de los artistas era realmente perfecto y el rey, por más que lo intentaba, no lograba descubrir ninguna diferencia entre las flores.

Fue entonces que el rey escuchó un zumbido cerca de su oído y vio que la abeja había entrado de nuevo en su palacio. Siguió con su mirada el vuelo de la pequeña abeja, que voló sobre las flores y se posó en una de ellas, la única que poseía néctar.

El rey Salomón sonrió, cogió la flor y dijo:

- Esta es la flor de mi jardín.

El soberano desafiante se quedó decepcionado. Regresó a su reino admirado, teniendo que admitir que la fama del rey era legítima.

El rey Salomón, que era realmente muy sabio y que había sido beneficiado por una simple abeja, sabía que nadie es tan grande como para no necesitar nunca una ayuda, y nadie es tan pequeño como para no poder ayudar.


(Adaptación de la historia “Rey Salomón y la Abeja” contada por Andi Rubisntein.)


 

 

Traducción:
Carmen Morante
carmen.morante9512@gmail.com


 


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