Espiritismo para
los niños

por Marcela Prada

 

Tema: Caridad


Las Estrellas de Mar


Una vez un hombre, que visitaba una ciudad en la costa, se levantó muy temprano para andar por la playa. Caminaba plácidamente, sintiendo la agradable brisa en su rostro y la presencia de la exuberante naturaleza a su alrededor.  

El hombre caminó por algunos minutos sin encontrar a nadie. Todavía era muy temprano. El día había amanecido hacía poco tiempo.

Sin embargo, algo le llamó la atención. La arena de la playa estaba llena de estrellas de mar. En algunos tramos el hombre necesitaba incluso desviar sus pasos para evitar pisarlas. Estaba impresionado con la cantidad de estrellas de mar que podía ver hasta donde alcanzaba su vista.  

El hombre vio a una persona a lo lejos. Acercándose más notó que era un niño, que se agachaba, cogía una estrella y la lanzaba al mar. Después de agachaba nuevamente, cogía otra y repetía el gesto, continuamente.

Curioso, el hombre se acercó y le preguntó:

- ¡Buenos días, niño! Cuántas estrellas de mar en la playa, ¿no?

- Buenos días, señor – respondió el niño – sí, son muchas. Anoche la marea subió con olas muy fuertes y arrastró las estrellas de mar. Después la marea bajó lentamente y ellas se quedaron en la arena. Pero ellas van a morir si se quedan aquí, pues el sol calentará dentro de poco y ellas no van a resistir fuera del agua, pobrecitas.

- ¿Es por eso que estás devolviéndolas al agua? – preguntó el hombre.

- Sí, siento pena por ellas – dijo el niño.

El hombre pensó un poco, evaluando la situación.

- Ah, comprendo – dijo, girando la cabeza hacia los lados – pero, mira a nuestro alrededor. Hay cientos, miles de estrellas aquí. ¿Crees que vale la pena tanto esfuerzo? Probablemente vas a estar lanzándolas una por una al agua, durante mucho tiempo, vas a quedar muy cansado y, cuando te detengas, vas a mirar a tu alrededor y sentirás que tanto esfuerzo no hizo ninguna diferencia.

El niño, que había cogido otra estrella y ya se preparaba para devolverla al mar, la miró y dijo:

- ¡Para esta de aquí va a hacer la diferencia!

Y lanzándola con muchísima fuerza dijo:

- ¡Buena suerte, amiguita!

El hombre se quedó sorprendido con esa respuesta. Se quedó en silencio por unos instantes. Después se agacho, cogió una estrella de mar e hizo como el niño.

Comprendió que lo que importa es hacer el bien. Incluso si no es posible beneficiar a todos los que lo necesitan, valdrá la pena si alguien recibe ayuda.


(Adaptación de un cuento popular de autoría desconocida.)

 

Traducción:
Carmen Morante
carmen.morante9512@gmail.com


 


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