Especial

por Ricardo Baesso de Oliveira

Transtornos mentales en la infancia 
(Parte 2 y final)

En la búsqueda de la autonomía, el adolescente va a cuestionar los valores, hábitos y principalmente las prohibiciones de la infancia. Común en esa fase que asuma hábitos de los adultos. Alcohol y drogas surgen como una de esas opciones. Los padres entonces se preguntan: ¿él va a volverse un dependiente? No es fácil responder eso porque la oportunidad de volverse un dependiente después de haber experimentado depende de muchos factores: genéticos (tener dependiente en la familia), modelos familiares (el hecho de los padres beber, por ejemplo), relaciones familiares tumultuosas, temperamento del joven (timidez, por ejemplo).

¿Qué puede ser hecho para evitar que el joven que experimentó alcohol o droga se vuelva un dependiente? Primero: retardar al máximo esa experiencia inicial con el alcohol o droga. Cuanto más pronto él experimente mayor es la posibilidad que él se vuelva un dependiente. Los padres deben dificultar al máximo esa experiencia inicial. Cuanto más se facilita el consumo, obviamente, más consumo se da. Si los padres se posicionan en contra, es menor la oportunidad de tener un trastorno de dependencia en la vida adulta. Segundo, y eso es lo más importante, ayudar al adolescente a vivir sentimientos positivos, para no precisar compensar sus flaquezas y frustraciones en las drogas. Auxiliándolo a desenvolver comportamientos adaptativos, donde encuentre formas saludables de placer.

Desenvolvimiento de salud psíquica en un niño

Lo que yo voy a decir tal vez suene muy banal, mas, después de años de estudio, lo que yo conseguí concluir de mejor (y yo desistí de investigación científica cuando percibí eso) es que el camino para la salud psíquica es amor. Examinamos una muestra de 2.500 niños, quedando con cada uno de ellos por más de 9 horas, y verificamos que los principales factores que desencadenaban síntomas psicóticos eran el bullying y la violencia. Lo que hace que una persona que posea una tendencia genética evolucione para el trastorno mental es un ambiente interpersonal hostil: falta de soporte para el niño, o aislamiento, el sentirse solo, sin tener con quién contar.

Cuanto más seguro un adolescente se sienta, menos agresivo él va a ser. Cuando examinamos la historia de esos jóvenes cazadores en escuelas americanas, se nota una cosa que es practicamente común a todos: ellos se sentían hostilizados, excluidos y aislados.

Tengo certeza de que un mundo con más tolerancia y más amor sería un mundo con menos violencia.

Cómo diferenciar un brote psicótico material de lo espiritual

Yo no encuentro que sea necesario diferenciar. En verdad, todos los que están viviendo percepciones falsas de la realidad precisan de tratamiento independientemente de la causa. Incluso porque casi toda persona que está viviendo un trastorno mental está conectada con entidades que, o fueron causantes de ese desequilibrio, o que se unen al individuo por la ley natural de las afinidades. No puedo decir, del punto de vista espiritual, como funcionan los medicamentos, mas, de alguma forma, ellos bloquean las posibilidades de perturbación.

A los padres y la prescripción de medicamentos para los niños

Me gustaría hablar en especial a los padres que sufren por sus hijos, me gustaría de incentivarlos a manter la esperanza y a continuar persistiendo. Pido que esos padres venzan los preconceptos y no duden en buscar la ayuda de un psiquiatra, porque la medicina está mejorando mucho y los medicamentos y métodos de terapia modernos pueden traer mucho alivio. Muchas personas aun tienen preconcepto contra la figura del psiquiatra, sobre todo para los niños. Mas los niños también sufren, y mucho.

En algunos casos pueden ser necesarios medicamentos, como antidepresivos, ansiolíticos y antipsicóticos. Siendo necesario, esos medicamentos deben ser intentados. La medicina avanza a pasos rápidos y cada vez más disponemos de medicamentos con menos efectos adversos y que no inducen a la dependencia. Los medicamentos son recursos muy útiles en los momentos emocionales de grandes oscuridades, cuando queda difícil ver la luz o salir de un estado de angustia o abatimiento más intenso.

En América del Norte fue constatado, claramente, un exceso de prescripciones de psicofármacos para niños. En Brasil, yo no veo eso, porque no es nuestra cultura llevar a un niño al psiquiatra. Veo más niños descuidados, precisando tomar el medicamento sin hacerlo, que un niño medicado sin precisarlo. No sean parciales, porque algunos niños precisen de ese socorro.

Recursos espíritas

Me gustaría, aun, de recordar el poder de la oración como proceso de autocura o de intercesión por alguien. Delante de las enfermedades mentales no debemos dispensar el recurso de la oración y de los pases.

Trastorno opositor/ desafiador

El abordaje del adulto está en impedir logros secundarios del niño con ese tipo de comportamiento. Es el principal camino para el niño parar de hacer oposición y desafio. Casi siempre no es un brote en que el niño queda fuera de control; es un patrón de comportamiento que se está sustentando, porque él tiene ganancia, y esas ganancias son derivadas del hecho de que a través del comportamiento opositor/desafiador ellos controlan a las personas y el ambiente en su entorno.

Adolescencia

Sería un contrasentido y una oposición a la naturaleza querer impedir que un joven desenvuelva autonomía. Es para eso que ellos vinieron al mundo: para  volverse adultos y colaborar con el mundo. Nosotros creemos que ellos están aquí para transformar el mundo.

Tenemos que aprender una nueva forma de relacionamiento. El instinto del cerebro infantil hace que los niños tengan profunda atención para con las figuras de autoridad (aquellas personas que son más imitadas y atendidas). Felizmente este instinto desaparece. Porque nosotros no queremos a un adulto que se someta ciegamente a las determinaciones de una autoridad. Con el final de la infancia, el individuo va a perder el instinto de la obediencia ciega y el va a cuestionar. Que bueno que va a cuestionar, porque un valor solo es verdaderamente suyo si usted lo cuestionó. Es la fe razonada. La evolución cultural se da por los cuestionamientos. Mas es en los momentos del cuestionar que se establecen los diálogos más difíciles.

¿Cómo un niño ve a sus padres? Como lo máximo en todo: “mí padre es el hombre más fuerte del mundo”; “mí madre es la mujer más bonita del mundo”. Él cree sinceramente que sus padres son modelos de comportamiento para todo el mundo. En la adolescencia el cerebro pierde ese instinto y el adolescente se da cuenta de que sus padres son personas como cualquier otra. Ellos no saben todo y yerran también. En el fondo, hay una gran decepción, sin que nadie sea responsable por eso. Ellos pensaban cosas de los padres y descubrieron que no es así. Y van a cuestionar muchas cosas de la familia: la religiosidad y la moralidad. Preocúpese si su hijo no estuviera cuestionando. Mas eso pasa y con el tiempo muchos van a hacer lo mismo que sus padres.

Preocupación

Cuando la gente ve al jovem apartándose, la sensación es desesperante. ¿Por qué? Porque la gente anticipan tragedias cuando estamos delante de lo desconocido. Esa es nuestra mente. Se trata de un mecanismo de defensa adquirido muchos milenios atrás. Muchas veces la parte importante en un diálogo es nuestra fantasía. En la mayoría de las veces está todo bien.

Guarde sus fichas si fuera preciso indisponerse con su hijo, para dar límite en aquello que es realmente serio. Cosas menos importantes es una cuestión de acompañar.

Todo lo que su hijo no quiere es oír a usted decir que está preocupado. Porque él también está inseguro, perdido, mas precisa enfrentar la situación que se le presenta. Su preocupación aumenta la inseguridad de él. Él está intentando convencerse a sí mismo que está bajo control.

Diálogos

El adolescente conoce cerca de 40 mil palabras, mas aun no sabe conversar. Está comenzando a valerse del diálogo reciproco para regularse, expresarse, obtener lo que desea, realizar coaliciones, influenciar personas, que son las funciones del diálogo. No podemos esperar que él converse como un adulto. No espere madurez de la conversación de él. Nosotros somos el adulto en la conversación y tenemos que conversar como adulto que somos.

Antes de conversar con él, prepárese: respire hondo, piense bien lo que va a hablar y como va a hablar. Cuide primero de sus sentimientos para después hablar con él. Nuestros sentimientos se muestran, son evidentes, no es posible disfrazarlos. Usted no va a tener una conversación buena, si estuviera con sentimientos malos. Converse cuando usted estuviera preparado para esa conversación. Ponga de lado el orgullo: la conversación no es sobre quien está más acertado. Ponga de lado la aflicción: conversar no es el momento de quedar sondeando todo lo malo que puede ocurrir. Luche con su ansiedad antes de conversar. Si usted habla con rabia, usted va a agredir. Si usted va para una conversación sintiéndose culpable, usted va a intentar culpar al otro para aliviarse.

Solo existe un buen diálogo si existe una conexión real. Si yo estoy procurando conectarme con usted yo abro una posibilidad de cambio a través de la palabra. Porque, si yo estoy queriendo imponerme, no es diálogo. Si yo estoy queriendo controlar, eso no es un diálogo. Si yo estoy apenas queriendo hablar para aliviarme, eso tampoco no es un diálogo. Un diálogo presupone dos vías. Al mismo tiempo que yo emito, yo recibo. Yo paseo por el pensamiento de él y me coloco en lo referente a él, para ir con él y entenderlo.

Comience un diálogo conversando con usted mismo. Entiéndase, consuélese, alivie las propias culpas, calme las propias ansiedades y ahí cuando usted estuviera bien, vaya y hable todo eso con el otro. Y en ese momento íntimo de conversación con el otro, nosotros no precisamos estar solos en esa conversación, porque nosotros tenemos a través de la oración la posibilidad de traer a Dios para nuestro diálogo.

Yo sugiero que antes de conversar con sus hijos haga una oración sincera. Nosotros podemos conversar con Dios antes de cualquier conversación con nuestro hijo y pedir la sabiduría que nosotros no tenemos y el amor que nosotros aun no somos capaces de entregar. Y nosotros vamos para esa conversación con la certeza de que nuestros hijos no son solo nuestros, mas también hijos de Dios y ustedes no serán dos en esa conversación, serán siempre tres.

 

Traducción:
Isabel Porras
isabelporras1@gmail.com

 
 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita