Espiritismo para
los niños

por Marcela Prada

 

Tema: Bondad, arrepentimiento


El jeque, el caballo y la caridad


Existió, hace mucho tiempo, un jeque llamado Samir, que poseía el más famoso caballo de su región, que cierto árabe de otra tribu, llamado Daher, codiciaba mucho.

Daher ofreció, en intercambio por el bello caballo, todos sus camellos; sin embargo, Samir no aceptó la propuesta.

Un día, el árabe Daher, disfrazándose, se cubrió el rostro de cenizas y se vistió de harapos y se colocó al borde del camino por donde iba a pasar el jeque montado en su magnífico animal.

Al ver que Samir se acercaba, imploró Daher, con voz disfrazada, triste y desalentada:

- ¡Ayude a este infeliz peregrino! ¡Hace tres días que estoy enfermo y sin fuerzas para salir de aquí, en busca de alimento! ¡Ayúdeme, generoso jeque, y Dios que está en los cielos lo beneficiará por su limosna!

Samir se ofreció bondadosamente a llevarlo en el lomo de su caballo. El envidioso, sin embargo, así dijo:

- ¡No puedo levantarme, señor! ¡Ya no tengo fuerzas!

Conmovido ante tan deplorable miseria, Samir descendió del caballo y, con gran dificultad, colocó al falso mendigo en la silla de montar de su animal.

Tan pronto se vio sobre el caballo, el impostor lo espoleó y se alejó, diciendo:

- ¡Soy Daher! ¡Tengo ahora este caballo en mi poder! ¡Voy a llevarlo a mi tienda, te guste o no!

Samir, entonces, le pidió que se detuviera por un momento, pues quería solicitarle solo un favor.

El ladrón, seguro de que no podría ser perseguido ni atrapado, se detuvo para escuchar lo que el otro tenía que decir.

- Usted se ha apoderado de mi caballo y deseo que le sirva bien. Sin embargo, le pido que no le diga a nadie la forma poco digna en que lo obtuvo.

- ¿Y por qué no? – dijo Daher.

- La razón es simple - explicó el jeque. - Puede suceder que otro hombre, encontrándose enfermo de verdad, un día se vea obligado a pedir ayuda y el viajero llegue a desconfiar del desafortunado y le niegue asistencia y limosna. Entonces será usted la causa de que muchos se abstengan de practicar la caridad por temor a una traición.

Tocado en el corazón, Daher se avergonzó al escuchar esas palabras e, inspirado por el arrepentimiento, descendió del caballo y lo devolvió a su legítimo dueño. Samir, que era un hombre bondadoso y sabio, lo invitó a ir a su tienda, donde lo hospedó por varios días y de lo ocurrido nació una amistad que duró por toda la vida.


(Cuento extraído del libro “Leyendas del Cielo y de la Tierra”, de Malba Tahan.)


 

Traducción:
Carmen Morante
carmen.morante9512@gmail.com


 


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