Entrevista

por Orson Peter Carrara

La doctrina espírita
desvela de manera lógica quiénes somos realmente

Nacida en Jequié (BA), donde también reside, Amanda Sales Cafezeiro (foto) es psicóloga especializada en salud infantil y adolescente, y en las lides espíritas participa en las actividades del Centro Espírita Bezerra de Menezes de su ciudad, donde trabaja como asistente fraterna, médium pasista, conferencista y dialogadora en las reuniones mediúmnicas.

En la entrevista que nos concedió nos habla de su iniciación en el Espiritismo y su experiencia como psicóloga y como trabajadora espírita.

¿Cómo y cuándo conoció el Espiritismo?Conocí el Espiritismo hace 22 años, cuando vivía en Salvador (BA). Tenía 12 años cuando una amiga me invitó a asistir a una conferencia pública. En esa época no había juventud en el Centro Espírita, que era un grupo formado por personas maduras. Recuerdo que ese día fui recibida por el presidente de la casa, que se convirtió en un gran amigo. Esa misma semana llevé a toda mi familia: madre, padre, abuela y hermano. Desde entonces hemos caminado en la doctrina. En ausencia de grupos juveniles, asistía a los estudios y otras actividades con mis padres. Creo que aquello había sido un reencuentro con la doctrina espírita, porque todo ese contenido me sonaba muy natural, como si ya lo supiera intuitivamente.

¿Qué es lo que más le llama la atención en la Doctrina Espírita?

Creo que la doctrina espírita revela de una manera muy objetiva y lógica quiénes somos verdaderamente. La realidad espiritual es la pieza que falta en el rompecabezas humano, que - cuando es integrada adecuadamente - es capaz de dar sentido a la existencia, ayudándonos a afrontar mejor la vida y sus desafíos. Ya es una constatación en el medio científico la necesidad de incluir el aspecto espiritual para mejorar la salud de las personas.

¿De dónde vino su interés por la psicología, especialmente por la salud de los niños y adolescentes?

La búsqueda de la psicología como profesión sigue la misma línea de mi encuentro con el Espiritismo. Siempre he tenido una gran necesidad de llegar a la esencia humana, descubrir las causas del sufrimiento y las enfermedades para poder tratarlas o traer alivio a las personas. Y eso fue lo que tanto la psicología como el Espiritismo me trajeron. El trabajo, especialmente con la infancia, refleja esta búsqueda, porque cuanto más precoz sea la intervención sobre el espíritu recién encarnado, mayores beneficios podemos obtener en términos de un aprovechamiento más saludable de su actual experiencia reencarnatoria.

En sus atenciones clínicas centradas en estos dos grupos de edad, en desde su punto de vista, ¿qué destaca?

Yo haría una clasificación genérica en dos grandes bloques: el primero se refiere a los conflictos de la naturaleza parental y el segundo a los efectos de nuestro actual paradigma materialista/consumista sobre la constitución subjetiva de los niños y adolescentes. En el primer caso, observamos conflictos profundos en el ejercicio de la crianza de los hijos, en vista de la pérdida de la referencia sobre lo que es ser padre/madre, conocimientos actualmente delegados a los especialistas; por lo tanto, es común que los padres sientan la dificultad de ejercer esta función. Y en el segundo caso, tenemos la influencia del materialismo/consumismo debilitando la estructura psíquica de los niños y los adolescentes, que se vuelven intolerantes a las frustraciones y pérdidas, porque se les lleva a creer que siempre habrá un objeto que podrá sustituir para aliviar sus angustias.

En un país como el nuestro, con inmensos desafíos sociales, ¿considera que la desestructuración familiar es un factor significativo en los desequilibrios físicos y emocionales de los niños y adolescentes?  

Sin duda. La experiencia de la pobreza y la desigualdad social son factores de riesgo para el desarrollo de los niños y los jóvenes, pero a la luz del Espiritismo comprendemos la necesidad de estas experiencias. Un factor crucial para un enfrentamiento digno de este drama es la organización familiar, a través de la presencia de figuras cuidadoras consistentes, que puedan ofrecer vínculos afectivos seguros, normas claras de conducta y valores morales elevados. Cabe señalar que la necesidad de supervivencia de los padres los ha llevado a grandes períodos alejados de sus hijos debido al trabajo, lo que, además de generar la necesidad de compensarlos cuando están juntos, ocasiona severas limitaciones en la profundización de los lazos afectivos, que son aspectos fundamentales para la construcción de los cimientos de la identidad del ser encarnado. Naturalmente que el resultado de esto es una edificación frágil, haciendo que estos individuos sean presa fácil de las drogas, las relaciones conflictivas, el crimen y con dificultades para hacer frente a los problemas de la vida. No por casualidad vemos el creciente número de suicidios, cuadros depresivos y de ansiedad en esos grupos.

En las intensas obras sociales desarrolladas con inspiración de la doctrina espírita, en todo el país, ¿es posible sentir en su ambiente profesional los efectos de estas iniciativas?

Observo que el trabajo de la doctrina con la infancia y la juventud son semillas que, al ser plantadas, germinarán en el momento oportuno para cada espíritu. Pero me doy cuenta de que incluso dentro de la casa espírita, inmersos en el conocimiento que la doctrina nos ofrece, aun son grandes los dilemas familiares y la dificultad de utilizar este conocimiento en beneficio propio. Creo que tener el conocimiento es la etapa inicial de un proceso hasta que realmente pueda ser integrado en nosotros.

¿Qué contribución nos hace la doctrina espírita con miras a nuestro propio equilibrio?

Sin duda, tener presente la conciencia de que estamos aquí para auto perfeccionarnos y que todas las situaciones que nos llegan siempre tienen como objetivo nuestro crecimiento, contribuye a entender que necesitamos cultivar valores y aprendizajes que nos ayuden en nuestra caminata evolutiva y de ese modo construir nuestro propio equilibrio.

De sus recuerdos espíritas y clínicos, ¿qué considera más resaltante?

Siempre me sorprendo con las grandes transformaciones que presencio en el consultorio cuando existe la posibilidad de incluir la espiritualidad en el tratamiento. Tanto para los niños y adolescentes, como para sus padres, y en la atención clínica con adultos, también es impresionante el crecimiento psíquico y la resolución de conflictos derivados de esta inclusión.

Sus palabras finales.

Creo que la ciencia ha avanzado mucho en las investigaciones sobre la espiritualidad. Recientemente destacamos el énfasis que se viene dando a la investigación sobre intervenciones clínicas con la espiritualidad, cuyos resultados serán muy importantes para añadir cada vez más este aspecto al trato con el paciente y, como nos esclarecen los espíritus, vivenciamos nuevos tiempos en el planeta. Mi gratitud por la oportunidad.
 

 
Traducción:
Ricardo Morante
rmorante3@yahoo.com

 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita