Entrevista

por André Ribeiro Ferreira

La pandemia actual pasará y saldremos de ella mejores que antes

El optimismo presente en la frase anterior es de nuestro entrevistado, Luiz Julião Ribeiro (foto), quien reside desde abril de 1978 en el Distrito Federal. Nacido en Mundo Novo (BA), cuando tenía tres años, sus padres se mudaron a Santa Helena de Goiás. Espirita desde los 16 años, inició su tarea espírita en la Mocidade Espírita Irmão Otávio, del Centro Espírita Ricardo Campos, en Santa Helena de Goiás. Participó como orador de la Federación Espírita del Estado de Goiás, dando conferencias en la región a la pertenecía la ciudad donde vivía. Fue director del Abrigo Espírita María Madalena, en Santa Helena de Goiás.

Conferencista espírita, participa desde 1983 en la Sociedad Espirita de Asistencia y Estudio (SEAE), con sede en Cruzeiro Novo, Distrito Federal, siendo también uno de los trabajadores, desde 2011, de la Federación Espírita Brasileña.

Licenciado en Derecho, con posgrado en Derecho Público Interno, fue Delegado de la Policía del Distrito Federal por más de 20 años, y actualmente está jubilado.

En la entrevista que nos concedió, nos cuenta, entre otros temas, sobre su iniciación en el Espiritismo y su vivencia en las lides espíritas.

¿Cómo conoció el Espiritismo?

Mi primer contacto con el Espiritismo fue a través de un vecino llamado Manoel. Este caballero siempre me buscaba con un libro en la mano, me llamaba y me proponía que él iba a leer el libro y me pedía que comentara sobre el pasaje que acababa de leer. Esto sucedió durante un período que no sé precisar. Pero después de algún tiempo, comenzó a decirme que debía asistir al Centro Espirita porque yo entendía el Espiritismo. Yo no sabía qué era el Espiritismo. Nunca había oído hablar de él, a pesar de que hay un Centro Espírita cerca de mi casa. Un día, después de la lectura y de mis comentarios, me invitó a ir al Centro Espirita y me pidió que invitara a su hijo, que era mi amigo de la infancia. Prometí que lo haría e invité a su hijo, pero el chico no aceptó. Además, me advirtió que en el Centro se cerraban los ojos para rezar y que, si no los cerraba, aparecería el diablo. Fui. En determinado momento la luz disminuyó y yo, impresionado por lo que el chico me había dicho, salí corriendo y me fui. Al día siguiente el Sr. Manoel salió a mi encuentro y me preguntó qué había pasado. Traté de disimular diciendo que no había pasado nada, pero me dijo que él vio cuando salí corriendo y partí del interior del Centro. Le expliqué lo que había pasado. Entonces me aclaró que su hijo era un bromista. Me dijo que la luz atenuada y los ojos cerrados no eran obligatorios, y que eso era para que no se distrajeran las personas que oraban, mirando a la gente presente, sino mirándose a sí misma y entrando en una comunión intensa y sincera con Dios, para hablar con Él, porque era un momento importante. Me pareció coherente, serio y respetuoso. Me sorprendió.

¿Qué es lo que más le atrajo de la Doctrina Espírita?

Lo que más me atrajo en la Doctrina Espírita fue la racionalidad de sus enseñanzas, la perfecta armonía de las enseñanzas con la realidad que vivimos. Es como ver una luz intensa y clara que muestra todo lo que necesitas y aspiras ver y que responde a todas las dudas y preguntas que ni la ciencia ni la religión que profesas responden.

Háblenos sobre su actuación en las actividades desarrolladas en el movimiento espírita.

Mi participación principal en el Movimiento Espírita es muy modesta, insignificante, principalmente como conferencista en los Centros Espíritas del Distrito Federal y sus alrededores, en algunas ciudades del Estado de Goiás.

En su percepción, ¿cuál es el papel principal de una Casa Espírita?

Entiendo que el papel principal de una Casa Espírita es acoger, consolar, enseñar y recordar las enseñanzas de Jesús, con benevolencia, indulgencia y perdón de las ofensas, aplicando el Evangelio de Jesús en su pureza, verdad y bondad.

¿Cómo y cuándo comenzó su actividad en el medio espírita?

No tengo la fecha correcta, pero todavía estaba en la adolescencia, alrededor de los dieciséis años, ingresando a la Juventud Espírita, haciendo comentarios de lecturas, conferencias en reuniones públicas, aplicando pases, participando en la Campaña Auta de Souza y trabajando como adoctrinador en las Reuniones Mediúmnicas. Esto es en el Centro Espírita Ricardo Campos y en la Juventud Espírita Irmão Otávio, en Santa Helena de Goiás.

¿Qué temas aborda más en sus conferencias?

Los temas que más trato en mis conferencias son de naturaleza doctrinaria y filosófica, basados en El Evangelio según el Espiritismo, El Libro de Los Espíritus y las obras complementarias.  

¿Cuál es la mayor dificultad que encontró en la tarea de conferencista espírita?

No tengo mayor dificultad en esta tarea, porque me causa una alegría intensa. Yo diría que siempre he tenido una gran preocupación: ser fiel a las enseñanzas de la Doctrina Espírita. Especialmente al principio, tenía demasiado miedo de distorsionar la verdad, por falta de conocimiento, lo que sería una deshonra para mí mismo y una traición a Cristo, dejando así de ser una rama de la vid celestial.

Cuéntenos algún caso relacionado con su experiencia en actividades espíritas y que también se convirtió en aprendizaje de vida.

Recuerdo que fui presidente de la Juventud Espírita, Irmão Otávio y una directora del Centro Espírita me llamó la atención. Quedé resentido y entregué el cargo. Decidí que iba a ser autodidacta a partir de entonces, sin asistir a ninguna Casa Espírita. Después de unos meses, estaba en una plaza pública de la ciudad sin hacer nada, cuando una conocida que frecuentaba el Centro se acercó y me preguntó qué estaba haciendo. Le respondí que no hacía nada. Me tiró de la mano y me invitó a la reunión pública del centro. Fue un gesto tan mecánico e imponente que no tuve tiempo para replicar o reaccionar. Fuimos al Centro y en determinado momento comenzó una comunicación mediúmnica, por la psicofonía de una médium, que habló muy elegantemente, con palabras educadas y elevadas, pero tan pronto como comenzó la comunicación, empecé a sentir una luz intenso en mi dirección, como un faro, que venía desde la médium que estaba dando comunicación. Me quedé muy perturbado, sin poder ver directamente, porque la luz era muy fuerte. Recuerdo muy poco lo que se dijo, pero dijo que habían hecho un gran esfuerzo para conducir a la persona hasta donde estaba, pero la persona estaba tirando al piso todo el trabajo y el esfuerzo. En ningún momento la entidad dijo el nombre de quién era tal persona. Cuando estaba al final dije sólo pensando: "No soy yo". Entonces, inmediatamente, la entidad exclamó: "Es contigo mismo que estoy hablando". A partir de ese día decidí que ya no renunciaría a ningún compromiso en el bien.

¿Cómo ve la misión de las conferencias y estudios en las Casas Espíritas?

La misión de las conferencias y los estudios es el cumplimiento de la misión del Espiritismo, anunciada por Cristo, que el Consolador vendría a enseñar todas las cosas y recordar todo lo que Jesús nos dijo. Por ello el Espiritismo tiene el deber de ser absolutamente fiel a Cristo, bajo pena de desaparecer en el transcurso del tiempo, como todo lo que no es verdadero.

Según su percepción, ¿qué necesita y se puede mejorar en la formación de nuevos trabajadores espíritas?

Es difícil señalar una receta, porque no existe. Pero diríamos que, si sinceramente queremos mejorarnos a nosotros mismos, debemos practicar, con más amor, bondad y sabiduría, las Leyes de Dios. Esa es la solución definitiva. No hay otra.

En ese contexto, ¿cuál es el papel de los dirigentes espíritas?

Diríamos que los dirigentes espíritas no tienen el poder, sino más bien el deber de amar al prójimo como Jesús nos amó. Actuando con humildad, fraternidad, indulgencia y con la más desinteresada caridad. Jesús necesita de quien sirve y ama; no de quién quiere ser servido.

¿Cuáles son sus planes para los próximos años con respecto a la Doctrina Espírita?

Mis planes son seguir sirviendo, ofreciendo a mi pequeño óbolo, como la viuda en el gazofilacio del Templo, entendiendo que la Obra es de Jesús y que no somos más que siervos indigentes necesitados de la compasión y misericordia de Dios.

Sus palabras finales a nuestros lectores en este momento en que la Humanidad terrena se enfrenta a la pandemia del coronavirus.

Nos queda el más profundo agradecimiento por la honorable oportunidad que se nos da. Somos conscientes de que nuestra modesta experiencia no sirve de ejemplo a nadie. Si me permiten decir algo sobre mí mismo, diría que confiemos en Dios y en Jesús. Sabemos que el mundo no fue creado por seres humanos. Quien lo creó sabía muy bien lo que estaba haciendo. No crearía una obra tan grande, tan hermosa, tan rica y armoniosa, para después abandonarla. Por eso, no estamos abandonados. ¡Todo va a salir bien! Vivimos otro momento importante en la historia del planeta Tierra y su humanidad, totalmente planeado por quien lo creo y siempre lo han estado dirigiendo. Por ello, estamos absolutamente seguros, a pesar de la infantilidad, de la inseguridad y del alejamiento de las leyes de Dios por la humanidad. La victoria final es absolutamente segura y la pandemia pasará y saldremos de ella mejores que antes y totalmente vencedores sobre nosotros mismos.
 

 
Traducción:
Ricardo Morante
rmorante3@yahoo.com

 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita