Espiritismo para
los niños

por Marcela Prada

 

Tema: Egoísmo


El caimancito egoísta


Érase una vez una laguna muy bonita, con mucha agua limpia, donde vivía un caimancito. Le gustaba tanto la laguna que la quería solo para él.

La laguna siempre era buscada por otros animales que querían refrescarse o matar su sed, pero el pequeño caimán era siempre maleducado con todos. Los animales incluso evitaban ir allá para no tener que encontrarse con el caimancito y escuchar sus gritos.  

Un día, sin embargo, los patitos necesitaron tomar un baño y ya no había agua en casa de Doña Pata. Los patitos fueron invitados a la fiesta de los pollitos amarillos y no podían presentarse sucios de barro como estaban. Como no había otra solución, Doña Pata mandó a sus hijitos a la laguna. Y para allá fueron, todos alegres con sus pequeños pasos. Pero ¡oh qué tristeza!… Ahí en la laguna estaba el caimancito muy valiente, gritando:

- ¿Qué vienen a hacer aquí, malandros?

- Venimos a tomar un baño. – respondieron los Patitos.

- ¿Es en esta laguna donde quieren tomar un baño? ¡Aquí no, atrevidos! – dijo irritado el caimancito.

- Es que en casa hoy no hay agua y estamos muy sucios…

- ¡Pues quédense sucios! ¿Para qué necesitan estar limpios?

- Es que hoy vamos a la fiesta de los Pollitos Amarillos y…

- No y no – dijo el caimancito. – Esta laguna es mía y nadie puede entrar aquí.

Y el caimancito gritó tanto, se quedó tan enojado, que los Patitos regresaron corriendo a casa.

Doña Pata quedó indignada. Llenándose de coraje fue a ver si, con buenas maneras, lograba conversar con el caimancito. Y con toda delicadeza, dijo:

- Por favor, señor caimancito, mis hijitos necesitan tanto tomar un baño.

- Que tomen un baño en su casa. ¡Vamos! ¿Acaso esto es una bañera?

Sin desanimarse, Doña Pata insistió:

- Señor caimancito, mis hijitos van a ir a una linda fiesta. ¿No quisiera ir con nosotros?

- ¡No, no y no! Prefiero estar solo en mi laguna. Solo quiero sosiego.

- Pero, señor caimancito, yo...

- ¡No me hable más y váyase! Yo ya dije “no” muchas veces. Esta laguna es muy bonita para lavar patos sucios de barro.

Doña Pata se quedó muy enojada, pero no quería armar un escándalo.

- Está bien, caimancito egoísta. Pero escucha bien: no te olvides de que lo que le hacemos a los demás un día acabará regresando a nosotros– y diciendo esto, se fue, muy triste.

Doña Pata acabó pidiendo ayuda a una amiga, que gentilmente dejó que los patitos tomaran un baño en su casa.

El caimancito, entonces, se acomodó dentro de la laguna. El sol estaba caliente, y el agua deliciosa. El sol, allá en lo alto, brillaba fuerte. Calentaba el agua de la laguna, que se evaporaba. Resulta, entonces, que estaban en el período de sequía. Día tras día brillaba el sol, el agua se evaporaba y la lluvia no llegaba. Era la mayor sequía de los últimos tiempos. Las plantas se fueron marchitando y la laguna se fue secando, secando, hasta que se quedó sin una gota de agua.

El caimancito se echaba sobre el lodo, para poder refrescarse un poco.

Fue quedándose todo sucio, con calor, con sed y también muy triste. El caimancito ya estaba desesperado, pero no sabía qué hacer. Nunca había sido gentil con nadie. Nunca había compartido el agua de la laguna con los demás. ¿Cómo podría pedir ayuda a alguien ahora?

Pensaba en lo que había hecho y en cómo había tratado a Doña Pata.

- Quisiera tanto poder lavarme en la laguna – dijo, con tristeza.

Acordándose de los patitos y de que no les había dejado tomar un baño, quedó muy arrepentido.

El tiempo pasaba y la situación empeoraba. Hasta que un bello día, cayó la lluvia tan esperada. El caimancito hasta lloró de alegría. El agua de la lluvia lavó el lodo de su cuerpo y los sentimientos malos de su corazón. Quedó renovado, lleno de esperanza y alegría.

La lluvia cayó los siguientes días también y poco a poco la laguna volvió a ser como antes. Pero el caimancito no. Él había cambiado.

Feliz de la vida, el caimancito empezó a recibir la visita de los patitos para nadar y divertirse en la laguna.

El caimancito, que ya no era egoísta, todos los días despertaba invitando a todos a nadar con él en las bonitas aguas de la laguna, que empezó a ser llamada la Laguna de la Amistad.

Tema adaptado el sitio 
https://jeitinhodecrianca.com.br/o-jacarezinho-egoista/


 

Traducción:
Carmen Morante
carmen.morante9512@gmail.com


 


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