Especial

por Rogério Coelho

Navidad

Jesús traía consigo el mensaje de la verdadera fraternidad


 “Cuál es el tipo más perfecto que Dios ha ofrecido al hombre, para  servirle de guía y modelo?” 
[1] Respuesta: -  ¡Jesus!


 

Nos cuenta Emmanuel[2] que, según constan en las tradiciones del Mundo Espiritual, “existe una Comunidad de Espíritus Puros y Electos por el Supremo Señor del Universo, en cuyas manos se conservan las riendas directoras de la vida de todas las Colectividades Planetarias y, a lo que nos fue dado saber, esa Comunidad de seres angélicos y perfectos, de la cual Jesús es uno de los miembros divinos, apenas ya se reunió, en las proximidades de la Tierra, para la solución de problemas decisivos de la organización y de la dirección de nuestro Planeta, por dos veces en el curso de los milenios conocidos:

La primera se verificó cuando el Orbe terrestre se desprendia de la nebulosa solar, a fin de que se lanzasen, en el Tiempo y en el Espacio, las balizas de nuestro sistema cosmogónico y los preambulos de la vida en la materia en ignición del planeta.  La segunda se dio cuando se decidía la venida del Señor a la faz de la Terra, trayendo a la familia humana la lección inmortal de Su Evangelio de amor y redención”.

Enseña el Maestro lionés1“para el hombre, Jesús constituyó el tipo de la perfección moral a que la Humanidad puede aspirar en la Tierra. Dios nos Lo ofrece como el más perfecto modelo y la Doctrina que enseñó es la expresión más pura de la Ley del Señor, porque siendo Él más puro de cuantos han aparecido en la Tierra, el Espíritu Divino Lo animaba.”

Con el Espíritu André Luiz aprendemos[6]“antes de Él, grandes comandantes de la idea habían pisado en el suelo del mundo, influenciando multitudes:  guerreros y políticos, filósofos y profetas, se alineaban en la memoria popular, recordados como disciplinadores y héroes, más todos desfilaron con ejercitos y fórmulas, enunciados y avisos, en que se mezclan rectitud y parcialidad, sombra e luz.”

Discurriendo sobre el advenimiento del Cristo, dice Emmanuel[8]“las legiones angélicas, junto al pesebre, anunciando al Gran Renovador, no presentaron cualquier palabra de violencia, sino: gloria a Dios en el Universo; paz en la Tierra; buena-voluntad para con los hombres.

El Padre Supremo, legando la Nueva Era de seguridad y tranquilidad al mundo, no declaraba al Embajador Celeste investido de poderes para herir o destruir; ni castigo al rico avariento; ni castigo al pobre desesperado; ni despreció a los débiles; ni condenación a los pecadores; ni hostilidad para con el fariseo orgulloso; ni anátema contra el gentio inconsciente. Se derramaba el Tesoro Divino por las manos de Jesús al servicio de la buena-voluntad.  La justicia del “ojo por ojo” y del “diente por diente” encuentra, en fin, el Amor dispuesto a la sublime renuncia hasta la Cruz. Y de aquel inolvidable momento en adelante, la Tierra se renovaría.  El verdugo sería digno de piedad; el enemigo se convertiría en hermano extraviado; el criminal pasaría a la condición de enfermo. En Roma, el pueblo gradualmente extinguiría la matanza en los circos. En Sidón, los esclavos dejarían de tener los ojos vacios por la crueldad de los señores. En Jerusalén, los enfermos no serían más relegados al abandono en los valles de la inmundicia.

Jesús traía consigo el mensaje de la verdadera fraternidad y, revelándola, transitó victorioso, del nacimiento de paja al madero sanguinolento”.

André Luiz, canta, también, las noticias del Sublime Advenimiento3: “Él llega sin ningún prestigio de autoridad humana, mas, con Su magnitud moral, imprime nuevos rumbos a la vida, por Dirigirse, por encima de todo, al Espíritu en todos los climas de la Tierra... Transmitiendo las ondas mentales de las Esferas Superiores de que procede, transita entre las criaturas, despertándoles las energías para la vida mayor, como que a alcanzarles las fibras recónditas, de manera a armonizarlas con la sinfonía universal del bien eterno. Para recibir el influjo mental de Jesús, el Evangelio nos da noticias de una pequeña congregación de médiums, a efecto de transformadores eléctricos conjugados, para acogerle la fuerza y almacenarla, de principio, antes que se le pudiese canalizar los recursos. Y lejos de anotar ahí la presencia de cualquier instrumento psíquico menos seguro del punto de vista moral, encontramos importante núcleo de mediadores, iluminados en la confianza y correctos en la directriz.

Informarnos, así, en las indicaciones de la Buena Nueva, de que Zacarias e Isabel, los padres de Juan Bautista, precursor del Médium Divino, “eran ambos justos delante de Dios, andando sin reprensión en todos los mandamientos y preceptos del Señor” [14]; que María, la joven simple de Nazarét, que acogería al Embajador Celeste en los brazos maternos, se hallaba “en posición de loor delante del Eterno Padre”[15]; que José de Galilea, el varón que Lo tomaría bajo paternal tutela, “era justo”[16]; que Simón, el amigo abnegado que Lo aguardó en oración, durante largo tiempo, “era justo y obediente a Dios”[17]; y que Ana, la viuda que Lo esperó en oración, en el Templo de Jerusalén, por varios lustros, vivía “sirviendo a Dios” [18].  En ese grupo de médiums admirables, no solo por las percepciones avanzadas que los situaban en contacto con los Emisarios Celestes, mas también por la conducta irreprensible de que ofrecían testimonio, sorprendemos el circuito de fuerzas a que se ajustó la onda mental del Cristo, para de ahí expandirse en la renovación del mundo.”

Aduce la noble mentora Joanna de Ângelis[20]: “(...) después del fracaso de las ruidosas fantasias y de los turbulentos gozos, vibran en la Tierra las notas de dulce canción de paz, penetrando y exaltando a las criaturas ansiosas. Son las alegrias de la Navidad que llegan, rehaciendo el espíritu humano, aturdido y descoronado por la infatigable búsqueda de los valores que, entonces, contacta muertos.

Invitación a la reflexión, la Navidad hace recordar al Excelso Amigo, participando de las justas alegrías de una boda y del grave dulce encuentro con la mujer sorprendida en adulterio...

Evoca el Señor de las fuerzas vivas de la Natureza, reprendiendo los vientos y el mar, e invitando a los habladores niños al regazo, por pertenecerles, en la Natureza de que se hacen símbolo el Reino de Dios...  Actualiza el diálogo, de alcance transcendente, con el príncipe y doctor de la Ley sobre los renacimientos en el cuerpo, y habla del erguimiento del hijo de la viuda de Nain, del siervo del Centurión, y de Lázaro, del sopor de la catalepsia y de la muerte para las excelencias de la acción lúcida...

Faculta una visión nueva de la vida a la luz del Sermón de la Montaña, exaltando, en estos días de truculencia, la grandeza de la humildad, la fuerza de la fe y la eficacia de la “no violencia”...

La Navidad es oportunidad feliz para cada hombre volverse para dentro de sí, hacer paz consigo mismo, valorar la bendición de la vida física que se desvanece acelerada, y amar...

Las alegrías de la Navidad proporcionan alargar para cada uno felicitarse mediante las donaciones de amor que se permita, renovando los paisajes íntimos y, dando un paso más allá del “yo”, extender la solidariedad con los que sufren, los que se estropean en la lucha, los que se desesperan, los que se sienten a solas, los pequeñitos y viejitos al abandono en las calles y en los campos, dilatando hasta ellos la ternura y facultándoles sonrisas, a través de la acción del bien, que transforma al hombre en ángel de amor y hacerlo repetir casi en silencio, nuevamente, la sonata inolvidable de los Cielos dirigida a los oídos del mundo atento: - “¡gloria a Dios en las alturas y paz en la Tierra para los hombres de buena-voluntad!...”     

¡Navidad, para el espírita debe ser así como una canción, que habla de amor, de paz, alegría y de un mundo nuevo con Jesús!... Integrémonos en la Divina Sinfonía en unisono con la pléyade de Espíritus más directamente ligados a Jesús, para que podamos también recibir-Le el influjo mental a fin de exparcirlo junto a nuestros hermanos en humanidad, en especial con los “Hijos del Calvario”.      
 


[1] - KARDEC, Allan. O Livro dos Espíritos. 88.ed. Rio [de Janeiro]: FEB, 2006, q. 625.

[2] - KARDEC, Allan. O Livro dos Espíritos. 88.ed. Rio [de Janeiro]: FEB, 2006, q. 625.

[3] - XAVIER, Francisco Cândido.  A caminho da luz.  37.ed. Rio [de Janeiro]: 2008, cap. I.

[4] - XAVIER, Francisco Cândido.  A caminho da luz.  37.ed. Rio [de Janeiro]: 2008, cap. I.

[5] - XAVIER, Francisco Cândido.  Mecanismos da mediunidade. 4.ed. Rio [de Janeiro]: 1973, cap. XXVI.

[6] - XAVIER, Francisco Cândido.  Mecanismos da mediunidade. 4.ed. Rio [de Janeiro]: 1973, cap. XXVI.

[7] - XAVIER, Francisco Cândido.  Fonte viva. 10.ed. Rio [de Janeiro]: 1982, cap. 180.

[8] - XAVIER, Francisco Cândido.  Fonte viva. 10.ed. Rio [de Janeiro]: 1982, cap. 180.

[9] - Lucas, 1:5

[10] - Lucas, 1:30

[11] - Mateus, 1:19

[12] - Lucas, 2:25

[13] - Lucas, 2:37

[14] - Lucas, 1:5

[15] - Lucas, 1:30

[16] - Mateus, 1:19

[17] - Lucas, 2:25

[18] - Lucas, 2:37

[19] - FRANCO, Divaldo. “Responsabilidade”. Salvador: LEAL, 1987, cap. 20.

[20] - FRANCO, Divaldo. “Responsabilidade”. Salvador: LEAL, 1987, cap. 20.

 

Traducción:
Isabel Porras
isabelporras1@gmail.com

 
 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita