Especial

por Leda Maria Flaborea

Renovación mental para un vivir mejor

En el libro En los Dominios de la Mediumnidad, capítulo 4, de André Luiz, psicografiado por Francisco Cândido Xavier, el autor espiritual presenta algunos problemas importantes para todos aquellos que están empeñados en el esfuezo de autorrenovación con Jesús. De entre ellos, podemos destacar, en primer lugar, que no debemos olvidarnos de que no siempre el obsesor es el desencarnado, pues no desconocemos que la influenciación de los Espíritus sobre el encarnado se ejerce por la sintonía.

El otro problema dice respecto al proprio proceso obsesivo que ocurre desde el momento en que permitimos la infiltración de pensamientos extraños en nuestro campo mental, pasando por el desligamiento de esa interferencia, y llegando a la manutención de la nueva actitud mental. Ejemplificando: cuando nos apegamos en demasia a personas de nuestro afecto, las situaciones que nos dan placer o las cosas que estimulan nuestros sentidos, creamos, para nosotros mismos, verdaderas prisiones mentales. Esos estados se vuelven sin duda alguna un excelente atractivo para la aproximación de entidades con las cuales nos afinizamos.

Estando eso establecido dentro de nosotros, la ayuda se hace necesaria para que el desligamiento de ese estado enfermo ocurra, y eso solo será posible como fruto del esclarecimiento y de las ideas renovadoras que procuramos incorporar en nuestras nuevas actitudes mentales. Ocurre así un desligamiento de “cables mentales”, a través de los principios liberadores que esclarecedores o expositores distribuyen en la esfera del pensamiento. La mudanza del centro mental de los vampirizados, desde que lo deseen realmente, es inevitable.

Es interesante observar que en consecuencia de esa nueva actitud dos situaciones surgen en relación a las entidades vampirizadoras: primero, ellas huyen del lugar porque detestan el ambiente saludable que se forma – mas eso es temporal – y se preparan para nuevas investidas contra sus “víctimas” que, muchas veces, procuran el reencuentro; y según, muchas entidades permanecen en lugar deseosas de recibir mayores esclarecimientos. Bajo ese punto de vista, la función de las otras creencias es muy importante.

Un ejemplo muy interesante puede ser encontrado en el libro Estudiando la mediumnidad, de Martins Peralva, en el cual el autor compara ese proceso a un hierro eléctrico. Nos dice él que cuando necesitamos calentar un hierro, nosotros lo unimos a la electricidad y el se calienta. Para enfriarlo, basta desligarlo. Así ocurre con nosotros en relación a las entidades desequilibradas: nosotros somos el hierro, la corriente eléctrica son las proyecciones mentales de la entidad y el cable eléctrico representa la imantación, la vinculación de los dos campos vibratorios, nuestro y el del Espíritu. Por tanto, para desligarnos de él, basta sacar el cable de la toma.

Para la consolidación del equilibrio, no basta apenas recibir el esclarecimiento. Es preciso consolidar esas nuevas ideas con nuestras actitudes diarias. Así, se hace necesario: Estudio + Meditación=Renovación + Trabajo= Liberación de lo incómodo del yugo de las entidades menos esclarecidas. La ausencia de afinidades por la mudanza de los centros mentales promueve un verdadero “vertido de la casa mental” que ocurre:

1. Por el esclarecimento del encarnado que despejará de sua casa mental al huesped invisible;

2. Por el esclarecimiento del desencarnado que se liberará de la prisión que el encarnado le venía imponiendo;

3. Por la mejoría de ambos.

La palabra dicha asume en ese proceso una importancia fundamental, pues toda palabra inspirada en el Infinito Bien trae, en su capacidad, objetivos de elevación moral. Por esa razón la palabra esclarecedora de quien conversa con los Espíritus o del expositor en trabajo de asistencia espiritual proyecta en las mentes de los necesitados, en los dos planos de la Vida, principios liberadores.

Todos los santuarios en sus actos públicos reciben esas almas necesitadas, lo que nos alerta para la responsabilidad de la palabra dicha con conocimiento y caridad. Por causa de eso, muchas curas de obsesiones ocurren por el simple comparecimiento de los interesados a las reuniones de estudio. Todos los que se muestren verdaderamente dispuestos a la renovación, son beneficiados. Entre tanto, sabemos que existen obsesiones con raíces muy profundas que se pierden tantas veces en los siglos del tiempo, que exigen asistencia directa y específica.

Un aspecto interesante a ser destacado en el capítulo es la observación, con comentarios, que el instructor Aulus hace, llamando la atención de André Luiz e Hilario sobre dos casos: el primero dice respecto a la situación periespiritual del desencarnado con la presencia de dolencias que sobrevivieron en el períespiritu, configurándose como estigmas de errores deliberados; y el segundo, la posibilidad de cambios del cuadro de sufrimientos en el períespiritu, en cuanto a la asimilación de ideas nuevas.

Recuerda el instructor espiritual que “la renovación mental es la renovación de la vida” y que “el túmulo revela las imágenes que escondemos del mundo bajo las vestiduras de la carne”. Prosigue alertándonos que “la conciencia es un núcleo de fuerzas, en torno del cual gravitan los bienes y los males generados por ella misma”. Esas advertencias nos reportan, inevitablemente, a la enseñanza de que recibiremos los bienes divinos conforme el bien o el mal que hubiéramos hecho, respaldados como estaremos siempre en las circunstancias que nos llevaran al engaño.

Otro destaque que merece ser hecho dice respecto al estudio de dos casos. El primero trata de estado de amnesia presentado por un compañero desencarnado, víctima de vigorosa sugestión pos-hipnótica. Mantenía él, aunque desencarnado, los mismos disturbios traídos de la Tierra – imantación a las sensaciones físicas, sumisión, en cuanto estaba encarnado a voluntades extrañas y menos dignas a las cuales se habría asociado – que demostraban el poder que otras mentes mantenían sobre los recursos de la memoria. La orientación segura de Aulus sobre el caso de que “la muerte es la continuación de la vida y como la vida es eterna, poseemos lo que buscamos”, nos hace recordar a Jesús que nos invita a reflexionar sobre el “buscad y hallareis”.

El otro caso es sobre monoideísmo o idea fija: alcoholizado, un joven abofetea al padre por haber sido advertido y, en respuesta, el padre le maldice el gesto, deseando que su brazo fuese transformado en rama seca. Sugestionado por la fuerza vibratoria de las palabras, se embriagó más, sufrió un accidente y perdió el brazo. En su mente, las palabras paternas tuvieron la fuerza de una orden vengativa y la fijación mental se estableció. Desencarnado, recuperó el brazo reseco e inerte en el cuerpo periespiritual.

En un caso así, el reajuste es difícil, exigiendo tiempo y tolerancia. La mente subyugada por el remordimiento alimentó la maldición, el trabajo de los médiums, en cualquier situación semejante, será de suma importancia, porque para tener éxito en la cura, ellos deben transformarse en instrumentos de amor al servicio del Padre. Mas una vez, vamos a encontrar en Jesús, el entendimiento para ese caso: “Bien-aventurados los mansos, porque ellos poseerán la Tierra”; “Bien-aventurados los pacificadores porque serán llamados hijos de Dios”; “Oíste lo que fue dicho a los antiguos: no matarás, y quien matara será reo en el juicio. Yo, sin embargo, os digo que todo aquel que sin motivo se encolera contra su hermano será reo en el juicio; y el que dijera a su hermano: estúpido, será reo en el consejo; y el que dijera: estás loco, merecerá la condenación del fuego del infierno”. (Mateo, V: 21-22)

Con esa enseñanza el Maestro establece como ley la dulzura, la moderación, la afabilidad y la paciencia, porque no precisamos tener cuidado apenas con el contenido de nuestras palabras, mas con el modo como las emitimos. Somos doblemente responsables por aquello que sale de nuestra boca, porque viene impregnado de lo que tenemos en el corazón y no podremos prever de que forma aquel que nos oye va a recibir nuestras palabras. Por esta razón, Jesús condena palabras agresivas por poseer vibración magnética destructiva.

 

Bibliografia:

KARDEC, Allan – O Evangelho segundo o Espiritismo – 37ª edição – LAKE Editora – São Paulo/SP – Cap. IX e XXV.

XAVIER, F. C. Nos Domínios da Mediunidade, ditado pelo Espírito André Luiz – 20ª edição – FEB Editora – Brasília/DF – Cap. 4.

PERALVA, Martins. Estudando a Mediunidade – 20ª edição - FEB Editora – Rio de Janeiro/RJ – Ca. 8.

 

Traducción:
Isabel Porras
isabelporras1@gmail.com

 
 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita