Espiritismo para
los niños

por Marcela Prada

 

Tema: Planeamiento Reencarnatorio


El mejor lugar


Valeria se fue a encontrar con sus amigas en una plaza cerca de su casa. Después de muchos juegos, las niñas se sentaron a descansar y comenzaron a conversar.

- Si pudieran escoger un lugar donde vivir, ¿cuál sería? – preguntó Ana.

- Yo querría vivir en una ciudad playera. Podría nadar en el mar todos los días y sería surfista – dijo Clara, alegremente.

- Yo no, hace mucho calor en la playa. Yo querría vivir en una hacienda, cerca de una montaña. Mis padres podrían ser los dueños de la hacienda y ayudaría a cuidar a los animales. Iría a caballo por todos lados y tendría un perro para que me acompañara a donde fuera. Si yo tuviera muchos hermanos, además de Maia y Victoria, podríamos ser una de esas familias grandes en la que todos viven en la hacienda y trabajan juntos – dijo Roberta.

- ¡Yo no, Roberta, Dios no quiera! – replicó Maia, con otros planes. – La hacienda da mucho trabajo. No puedes usar tacones altos y no sirve de nada usar maquillaje, porque no vas a encontrarte con casi nadie. Yo viviría em una ciudad grande y chic, como Nueva York. ¡O mejor, París! Iría a los desfiles de moda y usaría ropa de marca.

Probablemente tendría a Victoria como hermana, ya que a ti no te gusta el bullicio. ¡O, si no, sería hija única de una pareja muy rica!

- ¡Creo que me gustaría ser tu hermana, Maia! – dijo Ana, sonriendo ante las palabras de su amiga. - ¿Y tú, Valeria?

Valeria pensó un poco, pero no podía decidir:

- ¡No sé! Adoro la playa, pero no sé si me gustaría vivir ahí. Igual con la hacienda. Una ciudad grande y genial, pero también tiene muchos problemas… ¡No sé!

La tarde estaba terminando. Las niñas pronto se despidieron y fueron a sus casas.

Al entrar en casa, Valeria sintió un olor delicioso a pan que su abuela había terminado de hornear. Su mamá abrió los brazos al ver que ella estaba llegando, le dio un abrazo y un beso cariñoso.

En el mundo espiritual, el ángel de la guarda de Valeria, al ver la escena, sonrió. Él había acompañado la conversación de las niñas y se acordó de todo el proceso de decisión de la actual encarnación de Valeria.

Ella, naturalmente, no podía recordar nada. Pero los espíritus evolucionados que la amaban mucho planearon la ciudad donde iba a nacer, quiénes serían sus familiares, cómo sería su cuerpo, el tipo de trabajo que realizaría y otros detalles de su encarnación. Pensaron en todo eso con mucho cariño, pues querían darle las mejores oportunidades para que ella aprovechara mucho esa reencarnación para su evolución espiritual.

Valeria no se daba cuenta con los sentidos del cuerpo físico de la presencia de su amigo espiritual. Pero sintió sus vibraciones de cariño y, acordándose de la conversación con sus amigas, tuvo la certeza de que, para ella, ese era el mejor lugar del mundo.


 

Traducción:
Carmen Morante
carmen.morante9512@gmail.com


 


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