Espiritismo para
los niños

por Marcela Prada

 

Tema: Ejercicio del bien


Jugando a ayudar


Tiago y Bruno eran hermanos y pasaban las tardes jugando juntos. A veces, era Bruno quien invitaba:

- Tiago, ¿vamos a jugar?

El hermano aceptaba:

- Yo soy el policía y tú eres el ladrón. Cuidado, Bruno, porque estoy armado con esta pistola que me regalaron por mi cumpleaños.

Otro día, era Tiago quien inventaba:

- ¿Vamos a jugar a los piratas? Voy a robar el tesoro que tienes enterrado en la isla. ¡Coge tu espada, guerrero!

Los juegos se iban alternando y los niños vivían proponiendo:

“Hoy quiero jugar a los héroes. Tú vas a ser el villano, ¿está bien?”

“Yo voy a ser de los buenos y con mi pistola láser te dispararé, que vas a ser de los malos.”

“¿Qué tal si jugamos a la guerra? Mi ejército contra el tuyo.”

Y así pasaban las tardes enteras, entrenando a través de los juegos a ser gente grande.

Solo que ellos nunca estaban del mismo lado. Era siempre uno contra el otro, compitiendo y queriendo ser mejor que su hermano.

Por estar siempre jugando “a pelear”, frecuentemente el juego terminaba mal, con gritos, empujones y quejas.

Un día, los niños recibieron la visita del abuelo Emilio, que les presentó una caja muy grande.

- ¡Genial, abuelo! ¡Gracias! ¿Qué hay dentro? – dijeron los niños, abriendo alegremente la caja.

Eran varios juguetes, pero diferentes de los que los hermanos usaban. Servían para tratar heridas, apagar un incendio, rescatar a alguien perdido en el bosque o aislado por una inundación… No había cómo luchar, dar disparos o competir... La única opción era cooperar para ayudar a alguien en problemas.

El abuelo Emilio acompañó esperanzado y feliz el desarrollo de los nuevos juegos de los nietos.

Las tardes de Bruno y Tiago pasaron a ser más tranquilas, pues los nuevos juegos exigían de ellos el ejercicio del compañerismo, de la cooperación y de la solidaridad. En sus juegos, ellos curaban enfermos, resolvían problemas, construían ciudades y ayudaban a las personas.

Sin darse cuenta, jugaban a ser hombres de bien, luchando contra el mal, a través del amor al prójimo.


Fuente:

Adaptación el libro “Jugando a Ayudar”, de Anabela Sabino.


 

Traducción:
Carmen Morante
carmen.morante9512@gmail.com


 


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