Especial

por Paulo da Silva Neto Sobrinho

Queridos espíritas, les presento la Revista Espírita

“Quien ya despertó está en la obligación de despertar a los que aun duermen, pues el tiempo avanza rápido y quien continua durmiendo puede perder el horario de la última nave espacial.” (BRUNO BERTOCCO)

 

En nuestros estudios, no raras veces, citamos la colección de la Revista Espírita solo para tener el “placer” de ver la cara de espanto de gran parte de los presentes. Percibimos que la mayoría de los frecuentadores nunca oyó hablar de ella, aunque Allan Kardec (1804-1869), haya recomendado su lectura, inclusive, diciendo que su contenido completa las obras: El Libro de los Espíritus y el El Libro de los Médiums (1). Al relacionar las obras para los que quisieran tener nociones preliminares del Espiritismo, el Codificador recomienda este orden:

“1ª Qué es el espiritismo – […].

2ª El libro de los espíritus – […].

3ª El libro de los médiums – […].

4ª Revista Espírita – Variada antología de hechos, de explicaciones teóricas y de trechos aislados, que completan lo que se encuentra en las dos obras precedentes, y que representan, de cierto modo,  su aplicación. Su lectura puede ser hecha al mismo tiempo que la de aquellas obras, sin embargo, será más provechosa y, sobre todo, mas inteligible, si fuera hecha después de El libro de los espíritus. (2)

Eso no debería ser sorpresa para nadie, mas, tal vez, estemos estudiando superficialmente las obras de la Codificación y, con eso, pasando por encima de detalles importantes. De nuestra parte, confesamos haber sido sorprendidos con la recomendación de la lectura de Qué es el Espiritismo como primera obra a ser leída, pues, por norma, se recomienda la lectura de El Libro de los Espíritus.

En En la Hora del Testimonio, José Herculano Pires (1914-1979), nos orienta diciendo que:

 […] Precisamos de estudiar a Kardec intensamente, de asimilar las enseñanzas de las obras básicas, de sumergirnos en las páginas de oro de la “Revista Espírita”, no apenas leyéndolas, más meditándolas, profundizándolas, redescubriendo en ellas todo el tesoro de experiencias, ejemplos, enseñanzas y moralidad que Kardec nos dejó. […]. (3) (negrita nuestra)

Bien clara la visión de Herculano Pires al respecto de la necesidad de también estudiar la Revista Espírita.

En otra oportunidad dijimos que es con mucha tristeza que vemos que, en el medio espírita, la Revista Espírita no es estudiada como fue sugerida por Allan Kardec. En nuestros estudios, hemos encontrado cosas bien interesantes en ella, que, por unas mil veces, nos dio pruebas de que debemos leerla sí, aunque no hagamos eso en el orden sugerido por el Codificador.

Recientemente, al leer la obra Biografia de Allan Kardec, descubrimos que el biógrafo Henri Sausse (1851-1928), también comulgó con ese nuestro pensamiento:

Una cosa que frecuentemente me causó dolor, y que constaté muchas veces con tristeza, durante los veinticinco años en que, como presidente, dirigí los trabajos de la Sociedad Fraterna, es la indiferencia de los espíritas por la lectura de los primeros años de la Revue Spirite. En ese periodo, de 1858 a 1869, Allan Kardec trazó las grandes líneas de las obras fundamentales de la doctrina espírita, en las cuales se siente brotar con abundancia y fe ardiente y la convicción profunda que lo animaban, fe y convicción que él sabía volver tan comunicativas. Muchos creen, sin embargo erroneamente, que esos escritos envejecieron, que no son más actuales, que, teniendo la idea avanzada desde entonces a pasos de gigante, esa lectura no ofrece en nuestros días interés alguno. Error profundo y lastimoso. No, los escritos de Allan Kardec no envejecieron, no se volvieron caducos; al contrario, conservaron todo su vigor, todo su propósito, en su limpia claridad ellos son, más que nunca, actuales.

Cuantos sabios preceptos, cuantos consejos prudentes y esclarecidos, cuantos ejemplos vividos hirvieron en esos doce primeros años de la Revue Spirite y en cuanto, a mí ver, nosotros nos engañamos en descuidar esa fuente de informaciones sobre todos los puntos que pueden  preocuparnos, en lo que dice respecto a la doctrina espírita. (4) (negrita nuestro)

Esos dos párrafos nosotros los transcribimos del “Preámbulo” de autoría de Sausse. El detalle significativo, que no podemos dejar de mencionar, es que él es cerrado el 31 de marzo de 1909. Así, queda comprobado que no es de hoy el poco valor que se da a esa obra de la Codificación.

Volviendo a Herculano Pires, ahora con la obra En el Umbral del Mañana, vemos estas sus explicaciones:

[…] Es necesario recordar también que existe la Revista Espírita, de Allan Kardec. Son nada menos que 12 volumes, con cerca de 400 páginas cada uno, mas es una colección indispensable al buen conocimiento de la Doctrina Espírita. […].

La Revista Espírita, de Allan Kardec, ya existe, felizmente, en Brasil, editada en portugués en 12 volumes. Posteriormente a Kardec, la revista continuó siendo publicada. Mas lo que nos interesa, bajo el punto de vista doctrinario, es la colección referente a la época del Codificador (1858 a 1869), porque no trae solamente su pensamiento, más también los hechos que él observó, las investigaciones que hizo durante cerca de 12 años, en la Sociedad Parisiense de Estudios Espíritas.

Constan en esos 12 volumes de la revista los relatos de las investigaciones, las comunicaciones importantes por él recebidas y sus estudios, desenvolviendo aspectos del Espiritismo que él, naturalmente, no puede desenvolver en las Obras Básicas, que tenían el fin de estructurar la doctrina, mas no entrar en minucias, en pormenores, que vendrían después y que son importantes para su conocimiento más profundo. (5) (negrita nuestra)

Entendemos, que es uma colección imprescindible al estudio doctrinario, no podemos concentrarnos solamente en las obras del tal “Pentateuco Kardecista”, no tenemos la menor idea de quién inventó esa designación, tal vez alguién aun apegado a los conceptos teológicos de su religión de origen, conforme bien lo dice Herculano Pires en O Espírito e o Tempo:

[…] El aprendizaje doctrinario requiere unidad y secuencia, para que se pueda alcanzar una visión global de la Doctrina. Todas las obras de Kardec deben constar de esos trabajos, desde los libros iniciáticos, pasando por la Codificación propiamente dicha, hasta los volúmenes de la Revista Espírita. Precisamos  convencernos de esta realidad que no todos alcanzan: Espiritismo es Kardec. Porque fue él el estructurador de la Doctrina, permanentemente asistido por el Espíritu de la Verdad. Todos los demás libros espíritas, mediúmnicos o no, son subsidiarios. Estudiar, por ejemplo, una obra de Emmanuel o André Luiz sin relacionarla con las obras de Kardec, a pretexto de que esos autores espirituales superaron al Maestro (cuyas obras aun no conocemos suficientemente) es demonstrar falta de comprensión del sentido y de la natureza de la Doctrina. Esos y otros autores respetables dan su contribución para nuestra mayor comprensión de Kardec. No pueden sustituirlo. […]. (6) (negrita nuestra)

Infelizmente, en nuestro medio, vemos estudio de otras obras, sin querer desmerecerlas, en detrimento de aquello que Herculano Pires denomino como “Espiritismo es Kardec”.

Es cierto que nadie está prohibiendo de estudiar otras obras, sin embargo, lo que no se debe hacer es concentrarse en ellas como si en materia de Espiritismo solo ellas contuviesen algo que enseñar. Podemos afirmar con seguridad, que la posibilidad de aprender será bien mayor al inclinarnos en la Revista Espírita, para conocer más de cerca el trabajo del Codificador.

En la Revista Espírita 1865, mes de enero, Allan Kardec narra el caso grave de obsesión de una joven de Marmande, una comuna francesa, en el cual da una explicación que solo vemos constar de la Revista Espírita, por lo menos de la forma como él explicó:

Si se preguntarse por qué Dios permite que Espíritus malos sacien su rabia en los inocentes, diremos que no hay sufrimiento inmerecido, y aquel que hoy es inocente y sufre, por cierto aun tiene alguna deuda que pagar. Esos Espíritus malos sirven, en este caso, de instrumento a la expiación. Más allá de eso, su malevolencia es una prueba para la paciencia, la resignación y la caridad. (7)

Podemos, decir con absoluta seguridad, aprenderemos mucho con la lectura de la colección de la Revista Espírita, fue por esa razón que escribimos este pequeño artículo presentándola.

 

Referências bibliográficas.

KARDEC, A. O Livro dos Médiuns. Brasília: FEB, 2013.

KARDEC, A. Revista Espírita 1865. Araras (SP): IDE, 2000.

PIRES, J. H. Na Hora do Testemunho. São Paulo: Paideia, 1978.

PIRES, J. H. No Limiar do Amanhã. São Paulo: Editora Camille Flammarion, 2001.

PIRES, J. H. O Espírito e o Tempo. São Paulo: Paideia, 2003.

SAUSSE, H. Biografia de Allan Kardec. São Paulo: Companhia Editora Nacional, 2015.

___________________

[1] KARDEC, O Livro dos Médiuns, p. 53.
[2] KARDEC, O Livro dos Médiuns, p. 40-41.
[3] PIRES, Na Hora do Testemunho, p. 19.
[4] SAUSSE, Biografia de Allan Kardec, p. 12-13.
[5] PIRES, No Limiar do Amanhã, p. 115.
[6] PIRES, O Espírito e o Tempo, p. 190-191.
[7] KARDEC, Revista Espírita 1865, p. 14.

         
 

Traducción:
Isabel Porras
isabelporras1@gmail.com

 
 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita