Espiritismo para
los niños

por Marcela Prada

 

Tema: Organización, disciplina


Aprendiendo a organizarse


Laura estaba esperando ansiosamente que llegara el fin de semana. Sería la fiesta de cumpleaños de su amiga Gabi, y las dos habían planeado hacer muchas cosas divertidas. Pero, la mañana del sábado, Gabi recibió una llamada telefónica de Laura, que lloraba.

 

- Gabi, no sabes lo molesta que estoy. ¡Mis padres me regañaron! Ayer me olvidé de darle la comida a mi perro, y se quedó con hambre hasta hoy en la mañana. También dejé de hacer varias cosas durante la semana. Mi mamá dijo que necesito aprender a organizarme y tener más disciplina. Por eso, solo podré ir a tu fiesta si hago todos mis deberes.

- ¡Entonces aún hay una oportunidad! – dijo la amiga, esperanzada. – Solo tienes que hacer las tareas, ¿no?

- Sí, pero no voy a lograrlo. Son muchas cosas y todavía no he hecho nada hasta ahora – respondió Laura, triste.

- Mira, Laura, a veces yo tampoco quiero hacer cosas que no me gustan. Por eso, mi mamá siempre hace una lista de mis tareas. Vamos a hacer una lista para ti. Te va a ayudar a concentrarte.

Laura no creía mucho que el método de su amiga funcionara, pero decidió intentar y seguir las instrucciones de Gabi:

- Pon en un papel todo lo que tienes que hacer, exactamente todo. No solo las cosas principales. Pon hasta cepillarte los dientes, guardar los zapatos, cosas así. Piensa en todo lo que tienes que hacer hoy hasta la hora de la fiesta.

Después, Gabi enseñó:

- Ahora, enumera las cosas, del primero hasta el último, para que las vayas haciendo en ese orden. Marca también un horario para terminar cada tarea.

Laura pensó que todo eso era difícil, pero hizo la lista. Y, por último, escribió con letras grandes: ¡ir a la fiesta de Gabi!

Cuando terminó, Laura se dio cuenta de que algunas tareas eran más fáciles que otras. Quería hacer primero las más fáciles, pero recordó que debía tener disciplina. Entonces, siguió la secuencia de la lista y pronto tachó el primer punto concluido.

Laura guardo su pijama, arregló sus libros, limpió su pequeño escritorio y fue tachando, con satisfacción, esos puntos de su lista. Tenía ganas de echarse un momento en su cama y descansar. Pero, al acordarse de la fiesta de su amiga, se motivó nuevamente y comenzó a guardar su ropa esparcida.

Laura quedó sorprendida al darse cuenta de que el orden no demoró tanto como ella imaginaba.

A mitad de la tarde, Gabi llamó por teléfono a Laura:

- Y bien, ¿cómo te está yendo? ¿Vas a lograr venir a la fiesta?

- ¡Creo que sí! – respondió Laura, optimista. – Ya hice casi todo, solo falta las tareas del colegio.

- ¡Qué bueno! – grito Gabi, con alegría. – Entonces, continúa. ¡Te estaré esperando!

Al final de la tarde, los padres de Laura quedaron orgullosos.

- Felicidades, hija. Sí puedes ir a la fiesta. No queríamos castigarte, pero el trabajo viene antes de la diversión – dijo su padre.

Laura fue a la fiesta y llevó un lindo regalo a Gabi.

Las amigas se divirtieron mucho juntas, y Laura se sentía especialmente feliz.

Como todas las virtudes, la organización y la disciplina solo se aprenden con esfuerzo, pero siempre valen mucho la pena.


 

Traducción:
Carmen Morante
carmen.morante9512@gmail.com


 


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