Especial

por Marcus Braga e Wellington Balbo

El despertar de la fuerza mediúmnica

A pesar de ser un tema relevante en el día a día espírita, el momento y el proceso de afloramiento de la mediumnidad aun carecen de una discusión más profunda, lo que motivó a los autores a redactar este provocativo y orientativo artículo, buscando traer más debates sobre el tema y, aun, buscando traer a los trabajadores de la juventud espírita algun subsidio para esa discusión.

El Libro de los Médiums (cap. XVII) se detiene en la discusión del ejercicio de la mediumnidad, en su desenvolvimento por la experimentación, mas ese punto del despertar no es objeto de grandes confabulaciones kardecistas. Algo existe en la obra “Cualidad de la práctica mediúmnica”, del equipo soteropolitano Manoel Philomeno de Miranda, que utiliza trechos de obras psicografiadas por el médium Divaldo Franco, trayendo que ese afloramiento surge en cualquier edad, posición social o denominación religiosa, y que se puede dar de forma explosiva o sutilmente, informaciones que van al encuentro del sentido común.

Mas los autores, inquietos, resolvieron buscar bases más empíricas para esa discusión y resolvieron preguntar a los médiums, y en el primer semestre de 2018, por medio de uma gran divulgación en las redes sociales, fueron cogidas las narrativas de 38 médiums ostensivos, en ejercicio en Brasil, adultos, y que respondieron a las preguntas:

i)  ¿Cómo se dio el proceso de afloramiento de mí mediumnidad?

ii) ¿En qué medida ese proceso fue conturbado? y

iii) ¿Qué caminos usted adoptó para equilibrarse en ese proceso?

En lo que se refiere al proceso de afloramiento, las narraciones indicaron que las primeras manifestaciones ostensivas se dieron entre 13 y 17 años de edad, con algunos relatos de manifestaciones esparcidas en la infancia, no percibidas como mediumnidad.

Esa faja etária refuerza la importancia de suplirse la laguna de literatura especializada volcada al público juvenil sobre el tema mediumnidad, y aun, la importancia de la preparación y de la percepción de los trabajadores de la juventud espírita en esa temática.

Los síntomas en lista, de un modo general, en procesos espontáneos, y un tanto conturbados, eran acompañados de manifestaciones directas de clariaudiencia, desdoblamientos, psicofonía o videncias, o sea, el joven comienza de orden confuso, y sin control, a dar pasividad.

Ocurrieron también narraciones de pensamientos extraños, angustia, sueños confusos, taquicardia, llanto, sentir la presencia de espíritus, no discernir quien es encarnado o no, y, en menor número, premoniciones y sentir olores extraños.

Se percibe que existe un periodo de inflexión, en el cual ese fenómeno mediúmnico realmente aflora en el joven, y que es un periodo tenso y conflictivo, como es la juventud. Un grupo minoritario se manifestó en el sentido de su mediumnidad haber surgido más tarde, en los trabajos de la casa de educación mediúmnica, naturalmente.

Sobre en qué medida o proceso fue conturbado, la mayoría reveló que sí, que foi un proceso de sufrimiento, doloroso, con descripción de incómodos como: miedo, inclusive de quedar solo; aprehensión; tristeza; dificuldad de identificar  sus propias emociones; sufrir burla de los grupos sociales; sentir verguenza; despertar rápidamente en medio de la noche; sustos; huir de aglomeraciones; además de desmayos, taquicardia, falta de aire y atontamiento.

Como se ve, por la narración de los médiums, se percibe el sufrimiento que se dio en ese proceso, y que mucho sienten aun hoy, siendo que algunos preguntados aun relataron ser llevados a religiones no mediúmnicas, siendo imputados a ellos desequilibrios o negación de lo que sintieron, y algunos, aun, contaron haber sido sometidos a tratamientos psicológicos y psiquiátricos por cuenta de los efectos de ese proceso, y también por desconocimiento de los padres.

Ese sufrimiento, si no fuera considerado, puede apartar al joven con la mediumnidad aflorada del debido acogimiento, aun más por el hecho de la mayoría de los preguntados haber informado que se equilibró vínculandose a una casa espírita o espiritualista, lo que es un viés de la presente pesquisa, dado que, por utilizar de médiums en ejercicio, son personas que de alguna forma se adherieron a una forma de tratamiento, y no fue considerado el sin número de personas que sufren por no entender lo que está ocurriendo con ellas en ese proceso.

Además, la falta de comprensión en cómo se procesa el intercambio entre encarnados y desencarnados es uno de los grandes desafios a ser vencidos, no apenas para el equilibrio de los médiums, más también para un buen aprovechamiento de la propia mediumnidad, que, si bien conducida, trae posibilidades importantes de crecimiento.

Como el tema mediumnidad es aun poco trabajado fuera del medio espírita y espiritualista, se sustenta sobre la temática una idea de que se trata de algo sobrenatural.

Mucha gente, por tanto, que no está familiarizada con las cuestiones que envuelven la mediumnidad, cuando pasan a sentir los llamados “síntomas" mediúmnicos, inclusive los relatados por los médiums entrevistados para el presente artículo, acaban por sufrir.

Sin saber lo que pasa consigo y sin encontrar respuestas en la medicina convencional que les traigan bienestar y mejor calidad de vida, frecuentemente esas personas buscan auxilio en una casa espírita o espiritualista.

En las casas espíritas, esas personas narraron que fueron colocadas en el eficiente “paquete básico” de estudios doctrinario y tratamientos espirituales, inclusive de reuniones específicas de la llamada educación de la mediumnidad, y, por lo que fue dicho por esos médiums, esa receta se mostró efectiva, trayendo equilibrio y funcionalidad a ellos.

Se destacan también en el processo de equilibrio la oración constante, la lectura edificante y, aun, lo que llamaremos de auto-observación del fenómeno, que es un conocimiento construido en breve de cómo la mediumnidad se procesa en sí, dado que, a pesar de las regularidades, ese proceso tiene un algo de peculiar a cada persona. Por tanto, cada individuo, se puede decir, siente el contacto con los Espíritus de una forma diferente.

El proceso de despertar de la fuerza mediúmnica puede ser fuente de sufrimiento, sea por causas obsesivas concomitantes, sea aun por la falta de experiencia en el manoseo de esa facultad, que a veces viene como un rio caudaloso.

Se percibió también el hecho de que algunos relatos de pensamientos que llegaban de forma desordenada o incoherente, causando, por eso, una especie de confusión mental en los individuos cuya mediumnidad estaba en eclosión. Más ese es un proceso natural de la propia mediumnidad y ya levantado por los Espíritus en El Libro de los Espíritus, cuestión 459, cuando dicen ser frecuente la influencia de los Espíritus en nuestros pensamientos y, no es raro, siendo difícil identificar lo que es idea nuestra y lo que es idea de otra inteligencia.

Factor recordado con cierta constancia por los entrevistados, en lo que se refiere al afloramiento de la mediumnidad, fue el miedo expresado en sus más diversas formas; desde lugares con muchas personas, lo que producía/produce malestar físico, hasta el miedo de estar solo o de perder el control de la situación.

A propósito, en el caso de locales con aglomeración de personas, una de las hipótesis para el malestar físico sentido por los médiums es la heterogeneidad de los pensamientos de los presentes, lo que puede producir fluidos de los más variados tipos, siendo muchos de esos fluidos antagónicos a los del médium, generando, entonces, el malestar orgánico.

Más sensibles a los ambientes, pensamientos, emociones y sentimientos emanados en un determinado lugar, que puede, además, ser hasta el propio hogar, los médiums sienten la necesidad de protegerse; por eso, hasta de forma inconsciente o atendiendo a las inspiraciones de los Espíritus que les dedican afecto, crean sus proprios métodos de protección, que pasan por la lectura edificante, el trabajo en la casa espírita y tantas otras actividades que les ocupan el tiempo de manera saludable, creando una atmosfera más leve para vivir y trabajar la mediumnidad.

En virtud de esas presiones orgánicas, también, muchos médiums informaron que no les gustarían ser médiums y de sentir, percibir, ver y oír, en fin, vivir las experiencias mediúmnicas que estaban y están pasando, lo que es bien comprensible.

No da, todavía, para dejar de ser médium por voluntad propia, por cuanto, conforme enseña Allan Kardec, la mediumnidad reside en el organismo del propio individuo, siendo una facultad innata que no está subordinada a nuestra vonluntad.

¿Qué se puede hacer entonces?

Como las propias respuestas ofrecidas por los entrevistados sugieren, un factor de alivio y buena dirección a la mediumnidad es buscar, por medio de la buena literatura, como la mejor manera de lidiar con la mediumnidad y de ella extraer elementos para la propia mejoría.

Otro punto importante a destacar es el acogimiento a aquellos que llegan a la casa espírita o espiritualista con la mediumnidad bien aflorada. Además del estudio, participar de un grupo cohesivo y armónico representa un gran cuidado al médium que llega a una casa espírita, como ya es dicho en el presente texto, en un proceso de dudas, dolores y descubrientos propios de la mediumnidad.

Se comprende, a partir de la idea del párrafo de arriba, la importancia del trabajo bien realizado por dirigentes espíritas en lo que se refiere al equilibrio de aquellos que están con la sensibilidad mediúmnica a flor de piel.

Destacar, aun, para los trabajos en el campo social que son desenvueltos por los médiums y que, conforme a los relatos, colaboraran para el restablecimiento del equilibrio.

Los puntos referentes al tema aquí tratado son muchos y, obvio, no fueron agotados; al contrario, pues el abordaje con apoyo en las respuestas ofrecidas por los médiums apenas levanta la punta de un asunto aconsejable e importante para todos nosotros.

         
 

Traducción:
Isabel Porras
isabelporras1@gmail.com

 
 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita