Especial

por Augusta Bengard Carvalho Feitosa e Márcia Helena Rocha Lima

Hijos que matan a sus padres y las causas de las aflicciones

Los medios nacional han comunicado, de forma frecuente, crímenes contra la vida, inclusive de hijos que matan a los propios padres. La justicia y la sociedad quedan horrorizadas porque nadie tiene el derecho de atentar contra la vida de sus semejantes.

El alejamiento de las Leyes Divinas puede llevar a las familias a diversas y prolongadas aflicciones. El rescate de las faltas de vidas pasadas se vuelve necesario para el perfeccionamiento moral de los individuos en el seno de las familias.

Este artículo versa sobre compromiso de vidas pasadas, uso de drogas, egoísmo, ambición, ingratitud de los hijos, obsesión y falta de amor. Bajo la óptica espírita, el conocimiento de las Leyes Morales y las prácticas del bien, del amor y de la caridad ayudan a comprender y mejorar las relaciones familiares en nuestras vidas.

De los hechos

El 31 de octubre de 2002, Suzane Von Richthofen, 18 años, una joven de clase media alta, mató a su padre y su madre en la propia residencia de la familia. El crimen fue cometido con a ayuda de su novio, Daniel Cravinhos, y del hermano de él, Christian Cravinhos. Ese hecho tuvo gran repercusión en los medios brasileiros y, después del juicio, la joven fue condenada a 39 años y seis meses de prisión.

El día 20/08/2018, el site g1.globo.com publicó la noticia de la prisión de Gilcimar Gomes da Silva, 40 años, que mató a su padre, un anciano de 78 años, por estrangulación, en la ciudad de Confresa, en el estado de Mato Grosso.

Delante de esas noticias, surge la pregunta: - ¿Qué lleva a un hijo a matar a sus padres?

Procurando entender las vicisitudes de la vida presente, muchos cuestionamientos surgen en nuestras mentes, seamos espíritas o no. Es necesario entender la Justicia Divina y los compromisos de vidas pasadas.

Bajo la óptica espírita

¿Cual es la responsabilidad de los envueltos y cuales las consecuencias de sus actos? El Evangelio según el Espiritismo (ESE) nos enseña que el padre que fue mal hijo podrá sufrir por el procedimiento de sus hijos.

Dice más, el ESE, que “No hay falta alguna, por mas leve que sea, ninguna infracción de su ley, que no acarree fuerzas e inevitablementes consecuencias, mas o menos deplorables”. De ahí se sigue que en las pequeñas cosas, como en las grandes, el hombre responderá por las consecuencias de sus faltas. Podemos así reflexionar sobre una posible expiación paterna de vidas pasadas.

No se puede pensar en injusticias sufridas por los envueltos en los hechos, pues Dios es soberanamente bueno y justo; por tanto, se debe considerar que las causas actuales de las aflicciones tengan origen en vidas presentes o pasadas.

Muchos padres no combaten las malas tendencias de sus hijos, dejándolos volverse egoístas, orgullosos, vanidosos y secos de corazón. Futuramente, esos padres podrán coger la indiferencia o la ingratitud de los hijos.

Jesús dice: “Amad a vuestro prójimo como a vosotros mismos”. Cabe a los padres cultivar la Ley del Amor en familia para contribuir en la formación del carácter y en el perfeccionamiento moral de aquellos que les fueron confiados como hijos. Los padres suportarán los disgustos y participarán de los sufrimientos de sus fijos en la vida futura, si ellos fuesen a sucumbir.

Conforme es dicho en la pregunta 583 de El Libro de los Espíritus (OLE), los padres no son responsables por su hijo escoger el camino del mal, caso hayan dispensado a el todos los cuidados posibles. Gran mérito tendrá el padre en conducir a su hijo al buen camino, especialmente cuando este posea gran tendencia al mal.

Algunos padres descuidan sus deberes y no cumplen su papel, más cabe a la Justicia Divina, y no a los hijos, censurarlos. La ley de amor y caridad enseñada por Jesús pide que se pague el mal con el bien, principalmente cuando se trata de relaciones entre padres e hijos.

Algunas madres no soportan a sus hijos, pudiendo ese hecho ser una prueba que el hijo escogió, por no haber sido buen padre, buena madre o buen hijo en otra encarnación. Una madre mala crea obstáculos para el hijo, a fin de que este sucumba a su prueba. Ainda así, el hijo será recompensado por los obstáculos que enfrentó.

Allan Kardec comenta en el ESE que es necesario observar la obediencia al mandamiento “Honrad a vuestro padre y a vuestra madre, a fin de vivir largo tiempo en la tierra que el Señor vuestro Dios os dará”. “La ingratitud es uno de los frutos más directos del egoísmo. Revela siempre los corazones honestos. Mas, la de los hijos para con los padres presenta carácter aun mas odioso.”

Debemos siempre hacer el bien sin esperar el agradecimiento o recompensa por el bien practicado. Si, a veces, recibimos la ingratitud como respuesta, deberemos reflexionar y buscar el entendimiento en la Justicia de Dios.

El ESE enseña que “si Dios permite a veces séais pagados con la ingratitud, es para experimentar vuestra perseverancia en practicar el bien”.

La vida en la Tierra es un pasaje, del cual llevamos nuestros defectos y virtudes y, en la búsqueda por evolución, deseando practicar la caridad por medio del perdón, solicitamos la vuelta a un cuerpo en la familia de aquel a quien detestamos. El contacto permanente con aquel a quien odiamos es una gran prueba, en la cual, para no sucumbir, precisaremos de mucho discernimiento y fuerza de voluntad.

Si algunas antipatias no se justifican por hechos ocurridos en la existencia actual, podrán tener sus raíces en vidas pasadas; así podremos entender los odios, rencores y rechazos entre padres e hijos en los caminos terrenos.

Aunque todo en el Universo sea regido por las leyes naturales, por medio del libre albedrío, cabe al Espíritu ceder o resistir a las tentaciones. Se puede considerar la muerte de un padre por su hijo bajo el aspecto de la ingratitud, de la falta de honra y por la elección del hombre en obrar conforme a su voluntad, asumiendo de ese modo las consecuencias de sus actos.

Causas y consecuencias

El uso de drogas ilícitas es motivo de numerosos crímenes contra la vida. Actualmente varias personas utilizan drogas por diversas razones: llenar el vacío existencial, disminuir la tristeza, huir de la realidad, falta de amor etc. La inversión de valores en nuestra sociedad ha llevado a los jóvenes al mundo de las drogas y, consecuentemente, bajo su efecto, a praticar crímenes contra sus padres.

El deseo de la riqueza y la codicia han transformado a los hombres, llevándolos a cometer crímenes en busca de bienes materiales y vida superflua. El bien material adquirido de forma indebida o por medio de un crimen implicará cuentas a ser prestadas delante de la propria conciencia, cuando ella fuera despertada o ampliada.

Después de la muerte de los padres, tal vez los hijos reconozcan su valor, así como el de la vida espiritual en detrimento de la vida material. En esta vida, nada es por acaso.

El egoísmo, esa llaga de la humanidad, ha llevado a hombres contra hombres e hijos contra padres. Si hubiese más amor entre las familias, más caridad sería practicada y menos crímenes serían cometidos.

En El Evangelio según el Espiritismo, Allan Kardec asevera que la vida, cuando es impregnada con el egoísmo y el orgullo, será siempre una carrera en que vencerá el mas experto, una lucha de intereses, en que se presionarán a los pies los mas santos afectos, en que ni siquiera los sagrados lazos da familia merecerán respeto.

Aun reflexionando sobre casos de hijos que matan a sus padres, no podemos descartar también la posibilidad de influencias ocultas de Espíritus inferiores sobre los pensamientos y actos de los envueltos con los hechos. Según el Espiritismo, los Espíritus influencian nuestros pensamientos y actos mucho más de lo que nos imaginamos, sin embargo tenemos nuestro libre albedrío para escoger el camino a seguir, tanto como la asistencia de los buenos Espíritus que nos orientan para la práctica del bien.

Conclusión

Concluimos que revueltas y prejuicios no ayudan a explicar los fatos. El conocimiento y la práctica del Espiritismo ayudan a asimilar las lecciones que la vida nos presenta.

No podemos juzgar a los hijos que, por fuerza de hechos ocurridos en vidas pasadas, se revelan ingratos, ni los padres y los hijos que se ofendieron o se odiaron en otras vidas. Todos ellos cargarán consigo sus culpas, pruebas y expiaciones.

Delante del velo del olvido, no conocemos todos los lazos que prenden nuestra vida actual a las vidas pasadas y mucho menos a nociones de la inmensidad de las relaciones que nos ligan a los familiares y a aquellos con quien nos relacionamos en esta existencia, vislumbrando la evolución de todos.

O Evangelio según el Espiritismo entiende que la piedad filial es una gratificación de la ley general de caridad y de amor, pues aquel que no ama a sus padres no puede amar al prójimo y, como todos sabemos, “no se puede verdaderamente amar a Dios sin amar al prójimo, ni amar al prójimo sin amar a Dios”.

 

Referências:

KARDEC, Allan. O Livro dos Espíritos: princípios da doutrina espírita: espiritismo experimental. [Tradução de Guillon Ribeiro}. 2 ed. Rio de Janeiro: Federação Espírita do Brasil, 2007.

KARDEC, Allan. O Evangelho segundo o Espiritismo: com explicações das máximas morais do Cristo em concordância com o espiritismo e suas aplicações às diversas circunstâncias da vida[Tradução de Guillon Ribeiro}. 3 ed. Brasília: Federação Espírita do Brasil, 2013.

 

Nota de la Redacción:

Este texto fue contemplado en el concurso La Doctrina Explica, ocurrido en 2018, promovido en el grupo del Curso de Conferenciantes Espíritas del DF, en la Federación Espírita del Distrito Federal, en conmemoración de los 30 años del concurso. Márcia Helena Rocha Lima y Augusta Bengard Carvalho Feitosa, residentes en el Distrito Federal, son conferenciantes espíritas.

         
 

Traducción:
Isabel Porras
isabelporras1@gmail.com

 
 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita