Especial

por Paulo Oliveira

Dependencia química

La dependencia química es uno de aquellos temas considerados como tabú que, si es posible, se evita abordar. Razones para eso son várias; van de la inseguridad y malestar de tocar un asunto tan delicado, hasta la indiferencia causada por el pensamiento de que eso sólo ocurre con el vecino o con el otro y que nosotros, y nuestra familia, estamos libres de tal problema. Pensar de esta manera es la expresión del egoísmo que dice: “si no te toca, olvida”.

Pero, infelizmente, no hay nadie que pueda decir que está o estará libre de vivir esa situación extremamente difícil, que es la de convivir con alguien que sufre de ese mal.

La dependencia química es un cuadro muy complejo que abarca aspectos físico-químicos, psicológicos, sociales y espirituales, que precisan ser, de alguna manera, entendidos y ecuacionados tanto por el individuo en la condición de dependiente, en cuanto a la propia familia y otros envueltos. Sin embargo, antes de tudo, necesitamos comenzar a entender bien de lo que estamos hablando. Tenemos que comprender primeramente lo que es la dependencia química, para poder abordar los aspectos de la prevención y del combate a esa verdadera epidemia. Decimos epidemia, pues según datos de investigaciones uno en cada diez individuos podrá desenvolver ese síndrome, o sea, 10% de la población. Si consideramos solamente nuestro país (220 millones de personas) podremos tener un total aproximado de 22 millones de dependientes químicos, lo que es un número extremamente alarmante.

¿Qué es dependencia química?

La dependencia Química o Síndrome de Dependencia, como también es conocida, es la perdida del control sobre el uso de una o más substancias químicas, que son clasificadas en dos grupos diferentes:

1º. Grupo – Lícitas, que comprenden el grupo de los derivados del tabaco, alcohol, medicamentos controlados, entre otras. Ellas son consideradas lícitas porque no hay represión o impedimento en su distribución y uso, más allá de eso son incentivadas socialmente, como es el caso de las bebidas alcohólicas, largamente anunciadas en propagandas en los diversos medios de comunicación.

2º. Grupo – Ilícitas, que son las substancias prohibidas y reprimidas legalmente, siendo su consumo, porte y tráfico considerados crimen. Las más conocidas son el cannabis (marihuana), la cocaína, el crack y otras, que son todas pesadas, con alto potencial de desenvolvimiento de dependencia y que causan serios problemas al organismo.

¿Por qué una persona se vuelve dependiente químico?

La dependencia es la necesidad del uso de determinada substancia química para alcanzar el máximo de la sensación deseada, que es el PLACER. Algunos estudios científicos en los campos de la medicina y de la psicología indican que la substancia química que genera la dependencia obra en una región del cerebro que  desempeña un papel importante en el sistema de comportamiento motivado por recompensa.

El cerebro contiene varias vías dopaminérgicas y una de ellas desempeña ese papel de generar el sentimiento de placer. Es en esa región que obra también la mayoría de las recompensas que un individuo recibe. Cuando recibimos un premio o una promoción, o un regalo, o algo que deseábamos mucho, cual el alcance de un objetivo, sentimos el placer de la conquista. Ese placer ocurre en esa parte del cerebro por la asimilación de la dopamina que da la sensación de placer por la conquista alcanzada. De esa forma, la substancia química, lícita o ilícita, va obrar sobre esa región del cerebro, siendo, por tanto, muy complejo interrumpir o su uso.

Es una trampa en que el individuo va cayendo sin percibirlo, tanto que es comun oír de un usuario de substancias químicas expresiones del tipo: “YO TENGO CONTROL” o “YO PARO CUANDO QUIERA”, frases que no representan la verdad de los hechos, pues para interrumpir ese proceso es necesario un esfuerzo persistente y conjunto de varios implicados como médicos, psicólogos, familia etc. y, especialmente, la voluntad del dependiente.

La dependencia química es considerada una dolencia y está incluida como tal no CID – Código Internacional de Dolencias. Su instalación ocurre de manera muy rápida y es incurable y, en la mayoría de las veces, lleva a la muerte. Por ser incurable, no se debe pensar que no se puede buscar su control por los medios disponibles, como ocurre con otras dolencias crónicas como la diabetes y la hipertensión. El hipertenso o el diabético precisarán tomar la medicación indicada por el resto de su vida, haciendo el debido control de sus efectos, de la misma forma los que sufren del síndrome de dependencia.

¿Qué son las substancias químicas?

Son substancias naturales o sintéticas que utilizadas bajo cualquier forma – ingeridas, inyectadas, inhaladas o absorbidas por la piel – entran directamente en la corriente sanguínea y alteran funciones del organismo. Así siendo, no sólo la marihuana o la cocaína deben ser consideradas como “substancias químicas”, más el cigarro y las bebidas alcohólicas también, pues contiene elementos que alterán las funciones del organismo, el estado de conciencia y perjudican la salud, pudiendo crear dependencia física y psicológica.

Estas últimas no son reprimidas y, normalmente, son asociadas, por los medios en general, al éxito, belleza y glamour. Son consideradas industrias de la muerte y combatidas por los órganos de salud pública de la mayoría de los países en el mundo, que luchan contra su producción y consumo, considerando los altos costos de las dolencias y de las muertes derivadas del uso del alcohol y del tabaco.

Con relación al alcohol, se sabe ya por estudios científicos realizados que el es la primera y principal puerta de entrada para el uso de otros elementos viciosos, y su utilización es incentivada en función de su aceptación tácita de la sociedad. La mayoría de nosotros no concibe hacer una fiesta de aniversario, un asador o cualquier evento en nuestras propias casas, sin la presencia de la cerveza, que no enfrenta ninguna represión en cuanto a su uso y, muy al contrario, es estimulada.

Notemos lo que la benefactora espiritual Joanna de Ângelis, en el libro Después de la Tempestad, psicografiado por Divaldo Franco, nos dice sobre el hábito de ingerir bebidas alcohólicas: “la vinculación alcohólica, por ejemplo, esclaviza la mente desarmonizándola y envenena el cuerpo deteriorizándolo, tiene inicio a través del aperitivo inocente, que luego se convierte en dominación absoluta. A pretexto de conmemoraciones, fiestas, no te comprometas con el vicio, en la suposición de que de el te liberarás cuando quieras, pues que si los viciosos pudiesen querer no estarían bajo esa violenta dominación”.

Causas de la dependencia

Entre las causas ya identificadas, por medio de varios estudios y teorías desarrolladas al respecto de como se adquire la síndrome de la dependencia, están la psicológica, la sociológica, la hereditaria y,naturalmente, la espiritual.

Vamos a concentrarnos en esta última considerando el blanco de nuestros estudios, dentro de la doctrina espírita, con relación a nuestros hermanos y sus familiares, que están enfrentando ese desafio.

El hombre como producto del medio sufre las presiones y las influencias del ambiente en que vive (Ex.: valores sociales negativos, injusticias sociales, desestructuración familiar, falta de información etc.). Así, el Espíritu reencarna en un grupo social en que encontrará las condiciones para probar su disposición de probarse y crear la resistencia al mal.

En apoyo a esa información vamos a citar El Libro de los Espíritus, autoria de Allan Kardec:

- ¿Para ciertos hombres, el medio donde se hayan colocados no representa la causa primera de muchos vicios y crímenes?

“Sí, más aun ahí hay una prueba que el Espíritu escogió, cuando en libertad, llevado por el deseo de exporse a la tentación para tener el mérito de la resistencia.”  (El Libro de los Espíritus, Parte 3ª – cap. I – pregunta 644.)

¡Para el Espiritismo, la dependencia química es una dolencia del Espíritu! Ella tiene que ver con la propia historia espiritual del individuo construída a lo largo del tiempo. Consecuentemente, todos traemos trazos reminiscentes de las elecciones equivocadas realizadas en existencias precedentes, que se expresan actualmente en las limitaciones de nuestro cuerpo físico, en nuestras actitudes y hábitos.

Cada encarnación es oportunidad el perfeccionamiento de los Espíritus, conforme es explicado en la pregunta 132 de El Libro de los EspíritusDios la impone (encarnación) con el fin de llevarlos a la perfección: para unos, es una expiación; para otros, una misión. Más, para llegar a esa perfección, ellos deben sufrir todas las vicisitudes de la existencia corpórea; en esto es que está la expiación.

Enfrentando las situaciones que nos colocan a la prueba o nos permiten reparar nuestros desajustes, podremos hacer la revisión de nosotros mismos, modificando el tenor de nuestros pensamientos, actitudes y comportamientos, mejorándonos poco a poco, concepto este totalmente alienado con la enseñanza de Jesús, colocado por Kardec en el capítulo IV de El Evangelio según el Espiritismo: “Nadie entrará en el Reino de los Cielos, si no nace de nuevo”! Jesus, enseña sobre la necesidad de la reencarnación para que nosotros, Espíritus inmortales, podamos caminar en el camino de la evolución moral hasta alcanzar la condición de Espíritus puros, o sea, perfectos.

Bien, ahora que estamos un poco más esclarecidos sobre lo que viene a ser la dependencia química y sus causas. Podremos discutir los otros dos tópicos que son la PREVENCIÓN y el COMBATE.

Sin duda alguna, como dice la sabiduría del ditado popular: “Prevenir es mejor que remediar”.

La prevención de la dependencia química pasa por el proceso de EDUCACIÓN conducido por los padres y familiares, dentro del proprio hogar. El diálogo, la conversación franca y amiga, dará espacio para muchos esclarecimientos de las dudas de nuestros niños, adolescentes y jóvenes que han sido el blanco predilecto de aquellos que viven de ese comercio de sangre y de dolor.

La presión del medio, como vimos, más la ingenuidad y la falta de información hacen que el individuo, para demonstrar “coraje”, para ser aceptado por el grupo social del cual participa (“amigos”), o por sentirse inseguro y temeroso por las perspectivas de su vida, decida experimentar una determinada substancia (¡bebidas alcohólicas son las más comunes!) y poner, así, el pie en el peligroso camino de la dependencia.

Vemos como es fácil el acesso a la puerta de la dependencia, cuando el riesgo se encuentra allá en nuestro hogar, en el propio refrigerador, a la disposición de nuestros niños. 

Me acuerdo, con relación a la participación de la familia en el desenvolvimiento de las causas de la dependencia, de un facto relatado por un amigo que, cierta vez, estando en un restaurante, notó que en la mesa de al lado había una familia celebrando un cumpleaños. El padre de un niño de no más de un año de edad mojaba el chupete del bebé en la caipirinha y pasaba en la boquita del niño. Decía ese amigo mío que el niño buscaba el chupete con tal voracidad que daba a notar que aquello ya era un hábito. La inconsecuencia de la acción del padre contribuía para un posible desarrollo del alcoholismo, que, al  instalarse, será motivo de mucho dolor y sufrimiento. En esas ocasiones, se puede oír, con frecuencia, la pregunta agónica de un corazón sufrido: “¿Dónde fue que yo erré?”

Contamos ese hecho para que nos entendamos de los riesgos a que muchas veces exponemos a nuestros niños, por falta de conocimiento y de entendimiento. Eso no es solamente una cuestión espiritual, estamos alertando para ese hecho, fundamentalmente por la visión de la medicina y de la psicologia, aunque debamos entender, como ya es expuesto, que nuestros comportamientos actuales son causados por nuestras decisiones pasadas, cuyas consecuencias quedaron registradas en nuestras memorias espirituales y que, sin duda, también, serán blanco de influencia de Espíritus que traen igualmente en sí experiencias similares y que se ligan al dependiente por afinidad y sintonía de gustos.

La prevención sólo podrá ocurrir por la EDUCACIÓN de nuestros pequeños alertándolos en cuanto a esos riesgos que no precisan correr, muy al contrario. Incluso si el Espíritu haya escogido como prueba estar expuesto al vicio de la bebida, sabemos que eso fue por él solicitado para probrarse, y,  conseguir no embarcarse en esa canoa pinchada, habrá realizado con éxito su plan reencarnatorio. Necesitará él de la propria vigilancia, con el apoyo de los familiares, para que consiga superar esa prueba.

Con relación al combate a esa dolencia llamada dependencia química, es preciso que haya un tratamiento médico-psicológico, exigiendo muchas veces el ingreso por un certo período, para que posa tener la desintoxicación del individuo. Tenemos que considerar, no obstante, que ese tratamiento solamente tendrá eficiencia si fuera deseado por el dependiente. Él o ella precisa querer curarse, caso contrario todo el trabajo y todo el esfuerzo personal en el sentido de dejar la substancia química podrá ser perdidos.

Vemos así como es difícil el combate a esa dolencia cuando ella se instala, razón para, una vez más, reforzarmos la necesidad de conversar con nuestros hijos, sobrinos, nietos etc., para que puedan estar alertas en cuanto a los peligros a que pueden estar expuestos.

Joanna de Ângelis viene nuevamente en nuestro auxilio para mostrar como la contribución espírita puede aminorar la situación de los muchos que enfrentan ese doloroso cuadro de la dependencia. La amorosa mentora apunta para la educación integral de la Humanidad con base en el Evangelio, llamandonos la atención para la consciencia de la finalidad de la vida que se tiene en la faz de la Tierra, en el sentido del progreso moral y espiritual, aprovechando la existencia física para crecer y no apenas pensar en crear artifícios y medios de gozar la vida material, hasta incluso con perjuicio y sacrificio del organismo físico. Desmenuzando un pouco más, Joanna de Ângelis recuerda que “este trabajo de educación moral de la criatura debe tener inicio en el hogar, proseguir en la escuela, tener continuidad en la sociedad como un gran todo”. (Después de la tempestad – Joanna de Ângelis – psicografia de Divaldo Franco)

Antes de terminar, queremos recordar que muchas casas espíritas están organizadas para ofrecer asistencia espiritual especializada para esos casos de dependencia química, bastando que los interesados busquen indicaciones junto a las institución organizadoras o Federaciones en sus estados.

Concluyendo, vamos a rogar las bendiciones de Jesús para todos esos nuestros hermanos que están trillando esa vía dolorosa de la dependencia y que los auxilie a liberarse de ese camino cuanto antes.

            
Traducción:
Isabel Porras
isabelporras1@gmail.com

 
 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita