Entrevista

por Orson Peter Carrara

En términos de educación, nada reemplaza a la familia

La frase anterior es autoría de nuestro entrevistado esta semana. Nacido en Promissão (SP), donde reside, José Airton Salazar Parra (foto) es biólogo, maestro en ecología y recursos naturales y trabaja profesionalmente en educación. En el movimiento espírita participa en las actividades de la Casa de la Esperanza. Después de haber participado en un evento reciente en la misma ciudad destinado a la conquista de la paz, lo buscamos para entrevistarlo sobre este tema.  

A continuación, la entrevista que amablemente nos concedió.

En el reciente evento Educación y Paz, su enfoque trajo valiosas reflexiones sobre la Conquista de la Paz. En su evaluación, ¿estamos avanzando hacia esto?

En la obra kardecista, es evidente el destino común que aguarda a todas las criaturas. Esto nos permite deducir que la paz integrará nuestro universo personal. El hecho es que esta conquista se da de una manera muy peculiar, ya que cada ser lo desarrolla en su tiempo. Entonces, entiendo que estamos avanzando hacia esta conquista, teniendo en cuenta que el todo es siempre la suma de las partes.

En un análisis de las luchas humanas con tantos factores variados, especialmente los culturales, ¿cómo considera que el pensamiento espírita ha influido en este proceso?

La Doctrina Espírita surge como una luz que contribuye a la comprensión del camino propuesto por Jesús. A medida que me esclarece sobre la efectividad del amor y la comprensión en el proceso de romper las cadenas que me atan a la imperfección, amplía en mí la capacidad de vivir en paz. No puede haber paz en un terreno donde impera el egoísmo que, según la explicación que se encuentra en las obras básicas, es el origen de todo sufrimiento.

¿Qué nos falta realmente para la construcción de la paz?

Las decisiones, por regla general, ocurren a partir de un "disparador". Así como la semilla descansa en el seno de la tierra hasta el momento en que las condiciones se vuelven favorables para la germinación, el hombre puede despertar a la necesidad de paz a partir de algún factor. El contacto, en el momento adecuado, con algún nuevo conocimiento, hecho, situación, puede llegar a generar la reflexión y la voluntad que le conducirá a un paisaje íntimo de paz. Sin embargo, a lo largo de este proceso, pueden existir muchos conflictos, y es precisamente en estos enfrentamientos que el ser empieza a considerar nuevos puntos, pasando a adoptar nuevos ángulos de interpretación. La comprensión y la Fe, que vienen con el reconocimiento de la Verdad, constituyen un binomio de gran importancia para la construcción de la Paz.

En los círculos académicos y profesionales de la educación, ¿hay un esfuerzo en esta dirección o todavía vivimos tiempos de omisión e indiferencia?

Una escuela es un gran “tubo de ensayo”. En ella recibimos personas que provienen de diferentes culturas, con diferentes valores. A pesar de esta diversidad, la ética debe prevalecer. Tal vez este sea uno de los espacios donde más se percibe la necesidad de paz, porque el proceso de enseñanza-aprendizaje requiere un ambiente armonioso, donde se evalúen los diferentes comportamientos. El esfuerzo para implementar la paz, en el ambiente escolar, es una práctica permanente de los profesionales de la educación. Evidentemente, cada uno ejerce esta práctica a su manera, obteniendo resultados más o menos efectivos. Además de la función académica propiamente dicha, la escuela puede y debe promover la interacción con la sociedad, extramuros, proporcionando valiosas oportunidades de convivencia y despertar a la fraternidad y el respeto a las personas, al medio ambiente, a la vida. En este sentido, tenemos algunas experiencias que nos han traído excelentes resultados.

¿Cómo estamos ante la incredulidad e incluso la ironía, todavía presentes ante las enseñanzas del Evangelio? ¿Los esfuerzos para cambiar este cuadro han tenido éxito?

La evolución es una conquista particular del ser, influenciada por el medio que lo rodea. La posición frente a la incredulidad y la ironía debe ser aquella que Cristo nos ejemplifica: la comprensión, el amor y la persistencia. Entiendo que esta debe ser nuestra postura, así como nuestros amigos superiores la tienen con nosotros en la comprensión y la práctica del amor. En esta trayectoria, "ofrecer apoyo" y "recibir apoyo" son una constante maravillosa que se comporta como un resorte que impulsa hacia el progreso. Todo esfuerzo vale la pena.

De sus recuerdos y reflexiones en torno al tema, especialmente considerando el pensamiento espírita, ¿qué más le viene a la mente?

Mientras preparábamos el tema para su presentación en ENEPAZ, conocimos algunos casos, que involucraban a personas que, en determinado momento de la vida, replantearon sus valores. Percibí, en todos ellos, como un punto en común, el alejamiento de la "indiferencia" y la voluntad real de transformar su espacio de acción/interacción. Es necesario que nos preocupemos por el prójimo y evaluar cómo repercute nuestra forma de vida en el todo. En un primer momento, dejar de pensar en "yo" para pensar que el "nosotros" parece estar en orden inverso. Sin embargo, lo que percibimos es que cuando desarrollamos la mirada hacia el colectivo, el "yo" se fortalece naturalmente, sin buscar este resultado. Si mis acciones y objetivos se reflejan positivamente en el todo, aumentan las posibilidades de que la paz brote en mí, como un ojo de agua que finalmente aparece en la superficie, después de un largo recorrido por el interior de la tierra. No se trata de la auto negación, todo lo contrario, si me replanteo es porque, primero, me conozco a mí mismo y quiero conocer mis nuevos deseos.

¿Algo relevante que le gustaría relatar a los lectores en este binomio educación y paz?

En este tema, vale la pena resaltar que la familia es el escenario ideal para construir los cimientos del equilibrio y de la moral. Una vez que se coloca la base en terreno firme, las paredes se levantarán con seguridad. Las conversaciones y la convivencia, los momentos preciosos en cualquier hogar, no deben ser suprimidas. Vivimos en un momento que presenta, entre muchas otras características, la "liquidez", como explica Bauman. Es importante que la familia logre conducir con sabiduría esta transición entre generaciones para mantener los valores que sustentan la paz en la sociedad y, al mismo tiempo, comprender lo nuevo que surge. La firme orientación por el camino del bien, con el ejercicio de la socialización, el respeto y el compartir, ayudará en la formación de un adulto más resiliente (característica que se viene debilitando), comprensible y sensible al dolor del prójimo (principios fundamentales del amor), capaz de vivir y promover la paz. En términos de educación, nada reemplaza a la familia.

Como espírita, ¿cómo ve los desafíos, las luchas, las conquistas y los fracasos de la actualidad?

Estamos en un planeta lleno de posibilidades. Todos somos alumnos de esta gran escuela. Avanzar o necesitar rehacer la lección es un hecho normal y esperado. La evolución tecnológica nos invita a niveles más altos, pero la resistencia en el egoísmo nos sujeta todavía a la orilla, dificultando que naveguemos por otras aguas y descubramos paisajes nuevos y más bellos. Necesitaremos el tiempo que sea necesario para alinearnos en las dos vertientes de la ascensión, la intelectual y la moral. En todo este mar, pido permiso para parafrasear, con humor, a un personaje de una famosa caricatura: "continúe nadando, continúe nadando".

¿Algo más que quieras añadir?

De las muchas enseñanzas recomendadas y experimentadas por Jesús, el episodio que involucra a Magdalena nos remite, de manera especial, a uno de los puntos principales para la instalación de la paz: la disposición al perdón y el cuidado con el juicio. Jesús nos invita a soltar las piedras que insistimos en traer en nuestras manos. Un corazón lleno de los arrebatos de la ira y la sed de violencia es un campo todavía árido para la semilla de la paz. En este contexto, es necesario el ejercicio ya sugerido desde tiempos pasados: "Conócete a ti mismo". Es difícil conquistar la paz sin el humilde reconocimiento de los puntos que deben ser reformulados.

Sus últimas palabras.

Somos espíritus que vivimos una experiencia material, con el claro propósito del crecimiento. Sin querer resbalar hacia el terreno de la dicotomía, lo cierto es que, con el correr de los días, nos vamos sobrecargando con la creación de necesidades imaginarias, que están lejos de ayudarnos en la caminata. Algunas se convierten en pesos que dificultan nuestro viaje y nos alejan de la paz. Nos sumergimos en un océano de "ansias" y nos encadenamos a exigencias infinitas dándonos la sensación de insatisfacción constante. Entendamos mejor la alusión del Maestro, que nos sugiere que miremos a los lirios del campo y a las aves del cielo. Reconozcamos y valoremos, aquí y ahora, lo que realmente propicia paz. En resumen, simplifiquemos nuestra existencia – así podremos reconocerla en toda su grandeza y plenitud.

 
Traducción:
Ricardo Morante
rmorante3@yahoo.com

 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita