Espiritismo para
los niños

por Marcela Prada

 

Tema: Respeto; buenos modales


Oye hijo, ¿quieres conversar?


Durante el almuerzo, Osvaldo y Miriam se sorprendieron de que su hijo pareciera distante y preocupado. El niño, sin embargo, dijo que todo estaba bien.

Cuando el papa volvió del trabajo, se dio cuenta de que Junior seguía igual, y fue a saber lo que estaba pasando.

- Oye hijo, ¿quieres conversar?

- Pasó una cosa fea hoy. Subió al bus una mujer embarazada, y un hombre nos dijo que le diéramos el asiento. Pedro dijo que llegó primero y no iba a levantarse. Marcos dijo que tenía padre y nadie más le daba órdenes.

- Y tú, ¿qué respondiste? – quiso saber el padre.

- Pregunté ¿por qué él no se levantaba y le daba su lugar? Ahí se puso de pie y vimos que él, además de viejo, tenía la pierna lesionada y usaba bastón. Dijo que éramos maleducados y no sabíamos respetar a los demás. Dijo, además, que iría al colegio a hablar con la directora sobre nuestra actitud.

Un nuevo silencio se hizo antes de que el padre hablara:

- Hijo, debemos estar de acuerdo en que las respuestas de ustedes dieron no fueron educadas… Además, durante el embarazo, la mujer se vuelve frágil, porque su cuerpo sufre grandes transformaciones. Si ella se cayera durante un movimiento rápido del bus, además de golpearse, podría lastimar al bebé.

Y el papá continuó:

- Las personas más jóvenes tienen más equilibrio y fuerza que las personas mayores y las embarazadas, por eso debemos cederles el asiento. No esperes que alguien te lo pida, hazlo por iniciativa propia. Colócate en el lugar del otro, siente sus dificultades y te quedarás feliz al ayudar.

- Papá, si él se lo cuenta a la directora, ella va a sacarme del equipo de fútbol. ¿Conversarías con la directora, papá? – Junior estaba preocupado.

- Hijo, me parece que es mejor que tú y tus compañeros conversen con ella. Expliquen que comprendieron su error y van a cambiar de actitud. Y si alguno de ustedes queda fuera del equipo por un tiempo, solo estará sufriendo las consecuencias de sus propios actos. Es importante aprender la lección y no repetir el error. Respetar a los demás también es hacer a los otros lo que nos gustaría que nos hicieran – ¿te acordarás de esa regla?

Junior asintió con la cabeza y Osvaldo envolvió a su hijo en un abrazo cariñoso, haciendo que el niño entendiera la actitud firme y amorosa del padre. El hijo sabe que el padre tiene razón. Sabe, también, que siempre puede contar con sus orientaciones, su apoyo y su cariño.


Texto escrito por Lúcia Noll.


  

Traducción:
Carmen Morante
carmen.morante9512@gmail.com


 


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