Espiritismo para
los niños

por Marcela Prada

 

Tema: Poder de la gentileza

Los tres vientos de la montaña


Hace mucho tiempo, vivían tres vientos en el pico de una montaña muy alta. El primero era el Viento-Grande-y-Furioso. Él soplaba el viento haciendo así:


- ¡Uuuuuuuuuuuuu!...
Y cuando más deprisa se movía, más fuerte era su soplo:
- ¡Uoooooooo-Eeeeeeee!... – como una sirena.
Era, sí, un viento muy importante.
El segundo era un viento llamado Viento-Fuerte-y-Decidido. Su soplo era así:
- Hoooooooo...
Él era um viento muy importante también.
El tercer viento era la Brisa-de-Día-Caluroso. Su soplo era muy delicado. Era un gusto escucharlo golpear contra el follaje:
- Vvvvvvvvvvv.
Un día los tres vientos se encontraban y comenzaron a conversar, en lo alto de la montaña.
Viento-Grande-y-Furioso dijo así:
- ¡Hoooooouuuuuummmm, soy muy importante! Cuando las personas me ven llegando, corren para coger todo lo que pueden con el fin de que yo no lo pueda llevar, pero no hace la mínima diferencia. Yo hago los mayores estragos. Vean solo lo que va a pasar.
Viento-Grande-y-Furioso tomó un aliento profundo. Viento-Fuerte-y-Decidido y Brisa-de-Día-Caluroso se apartaron lo más rápido posible. El cielo escondió el rostro. Entonces, un poquito al comienzo, pero creciendo y creciendo, Viento-Grande-y-Furioso sopló:
– Uuuuu!...Ooooooo!...Eeeeeeee!
Los moradores de la montaña se apresuraban a guardar lo que podían, antes de entrar en casa, pero hizo poca diferencia; todo se fue por los aires. Viento-Grande-y-Furioso derrumbó los postes de luz, arrancó las farolas, las grandes ramas de los árboles y los esparció por el suelo. Derrumbó las cercas y las llevó muy lejos.
Cuando terminó, las personas de la montaña salieron a ver lo que había pasado. ¡Cuántas cosas se habían arruinado y roto! Por eso, quedaron muy tristes.
- ¿Están viendo? – gritó Viento-Grande-y-Furioso. -Soy muy importante, ¿verdad?
- Sí – respondió Viento-Fuerte-y-Decidido -, pero creo así no es una manera de ser importante. Eres importante para las personas que te tienen miedo. Pero yo soy importante porque soy útil. ¡Puedo secar las ropas muy rápido y puedo hacer que los barcos de vela viajen más rápidos por los mares! ¡Mira lo que pasa cuando soplo!
Viento-Fuerte-y-Decidido tomó aliento y sopló:
– Hooooooooooooo!...
Las nubes viajaron deprisa por el cielo. Los niños corriendo dentro d e casa para abrigarse. Las ropas mojadas se secaron deprisa. Y los barcos de vela, en el mar, al pie de la montaña, levantaron las velas y salieron rápido, cortando las ondas.
- ¿Están viendo? – dijo el Viento-Fuerte-y-Decidido – soy realmente muy importante y mucho más útil que tú. ¿No lo crees, Brisa-de-Día-Caluroso?
La Brisa-de-Día-Caluroso estuvo de acuerdo, hablando bajito:
- Sí. Muy importante y útil también.
- ¿Y eso? – dijo Viento-Grande-y-Furioso - ¿Qué puedes hacer?
- Sí – agregó Viento-Fuerte-y-Decidido - ¿qué podrás hacer?
Brisa-de-Día-Caluroso suspiró:
- No sé, pero iré a ver.
Entonces Brisa-de-Día-Caluroso salió por la montaña.
El sol estaba caluroso y así continuó. El cielo estaba muy azul y así quedó. Pero, a medida que el Brisa pasaba, las personas abrían sus ventanas y volteaban sus rostros calientes en dirección en el que él soplaba. Salían de sus casas y sonreían; el bienestar y la alegría estaba en sus rostros.
La Brisa sopló y encontró un pequeño niño con una cometa; sopló lo más fuerte que pudo. La cometa alzó el vuelo, el niño quedó contento, muy contento.
Después vio a otro niño junto a un charco de agua. En el charco estaban dos barquitos con velas de papel, pero no se movían de su lugar. La Brisa sonrió, viendo los barquitos moverse.
Después vio un pajarito el borde del nido.
- ¡Vuela! – sopló la brisa.
- Tengo miedo – dijo el pajarito.
La brisa sopló con mucha delicadeza y obligó al pajarito a salir del nido. Entonces, el pajarito, perdiendo el miedo, voló.
La Brisa volteó a sus amigos, en lo alto de la montaña. Se sintió avergonzada:
- Pienso que no hice gran cosa – dijo suspirando.
Viento-Fuerte-y-Decidido, sin embargo, le dijo:
Desde aquí no pudimos ver lo que hiciste, pero conseguiste una cosa que nosotros no pudimos hacer.
- ¿Una cosa que ustedes no pudieron hacer? – preguntó la Brisa-de-Día-Caluroso.
- Sí – respondió Viento-Fuerte-y-Decidido. - Viento-Fuerte-y-Decidido hizo estrago y por eso los moradores de la montaña le tienen miedo. Yo les soy útil y por eso me reciben. Pero tú, Brisa-de-Día-Caluroso, los alegras. Nosotros vimos cómo aquellas personas quedaron contentas cuando pasabas. Por esa razón eres el más importante de nosotros tres. Regresa a alegrar a las personas.
La Brisa descendió de la montaña, alegremente. Ahí abajo las personas grandes y niños, al sentir el regreso de la Brisa, quedaron radiantes, felices nuevamente.
El niño vio su cometa subir de nuevo. Por el jardín voló el pajarito, batiendo las alas en la Brisa, como un barco anda por el mar.
 
Fuente: Folleto de Evangelización de Niños y Jóvenes, Primaria B, de la Alianza Espírita Evangélica.

  

Traducción:
Carmen Morante
carmen.morante9512@gmail.com


 


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