Especial

por Valéria de Oliveira Xavier da Silva

El buen médium
de Jesús

En el mensaje "Mediumnidad", dictado por Emmanuel en la Obra "Mediumnidad y Sintonía", psicografiado por Chico Xavier, se encuentra la siguiente frase: "Mediumnidad sin ejercicio en el bien es similar al título profesional sin la función que le corresponda". Emmanuel nos dice entonces que nuestro compromiso dentro de la mediumnidad, como cristianos, además de ser con el propio Espiritismo, es ser un verbo, es AMAR. Es interesante que cuando hablamos de AMOR todos sabemos lo que simboliza, pero pocos, muy rarísimos, saben cómo ejercerlo en su más plena belleza. Tal vez leyendo algunas líneas de este texto sobre el tema pueda perfurmar nuestras almas, a tal punto de que, médiums o no, entendamos con un poco más de lucidez las glorias divinas de ese bien obrar.

Vi un post en internet que enumeraba 3 posturas inadecuadas y 3 adecuadas de un médium dentro de una Casa Espírita. Empezaba diciendo: "En lugar de escalofríos y sacudidas, abrazos y besos." Hay en la frase la petición intrínseca por una conducta mediúmnica sin mistificación y con afecto. Comentando la pregunta 104 de El Libro de los Espíritus, que explica sobre los Espíritus Imperfectos, el Espíritu Miramez dice que "los falsos profetas de la erraticidad no se preocupan mucho por la verdad; el interés de ellos son los casos personales: quieren mostrarse, para que el orgullo quede en pie".

He tratado de colocar, a propósito, una cita sobre el grado de avance del Espíritu en lugar de comentar si la mediumnidad está madura o no. Hice eso porque el propósito es entender el núcleo de la cuestión. Y todo origen de obrar está en el pensar. Ahora, si sabemos que nuestra mente pertenece al ser espiritual, entonces lo que nos interesa es nuestro pensamiento, con el fin de cambiar nuestra conducta.

Alterando nuestra conducta, el mentor que se sintoniza para el trabajo (salvaguardando los casos de mediumnidad inconsciente, pero incluso así, no escapa a la necesidad de una reforma íntima) no pasará la verguenza de ver al médium, con el que estaba dispuesto a trabajar, permitiendo ser un instrumento de fenómenos menos dignos, por su voluntad y elección. Porque la espiritualidad quiere esto: trabajar, ayudar, servir. Entendemos que hace 20, 30 años era común ver todavía en las casas médiums espíritas que temblaban, rugidos, hacían movimientos esdrújulos. La inseguridad mediúmnica, debido a la falta de estudios, era grande. En mi ciudad natal, cuando yo tenía 17 años, y cuidaba de distribuir agua fluidificada en la sala de pase, un día me encontré con una señora que estaba muy alarmada al final del pase. Ella me dijo, "Hija, no creo que este pase no sirvió para nada". Y yo pregunté: “¿La señora se está aun sintiendo mal?, y ella me dice: “No..., Pero es que estoy acostumbrado a tomar un pase con un cierto médium que no está hoy, y que da el pase explotando champán ".

En ese momento yo dejé hasta el vasito de agua sobre la mesa, para asustarme sobre ese tipo de pase diferenciado que yo, ávida lectora de las obras básicas, nunca había oído hasta entonces. La señora me explicó, "Es que él coge mi cuello, me levanta para arriba, va tirando, pasa sus manos por mi cara, pelos, hasta que coge el 'lazo' que el obsesor trae atado conmigo, y lo hace estallar, haciendo un ruido con su boca, como si fuera un corcho explotando".

Miré para aquella señora simple, mirando aprensiva, y fue explicando muy bien que no eran los gestos del médium lo que importaba. Que ella podría tomar su pase con cualquier médium del centro espírita sin recelo de quedar magneticamente corta de lo merecido. Que la fe de ella en el momento del pase, y principalmente fuera del pase, serían siempre preponderantes factores a colocarla mentalmente en los mejores parajes espirituales.

El post después trata con el siguiente antagonismo: en lugar de "Sentí tu energía de aquí", "Sentí tu falta". Entonces todavía continua la falta de caridad para con el prójimo, pues como nos dice el Cristo, “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mt 22:34 a 40).

Cuando el médium desagua sin ningún filtro, sin ninguna empatia, la inquietud que puede sentir al respecto de una persona, él puede hacer que las informaciones que está ofreciendo comprometan su tarea, la obra del Centro Espírita y toda una comunidad. El código de ética espírita nos impulsa a tener el amor como bandera desplegada, pero levantada en lo alto de nuestras conciencias, con el fin de orientarnos las acciones, palabras, pensamientos, siempre buscando ayudar a las personas con las cuales interobramos, tanto en la hora del pase, como en cualquier otra situación.

Por supuesto, que no somos perfectos. Pero el crisol de reserva personal que envuelva asuntos que la espiritualidad nos muestra acerca de cada hermano  que ayudamos, eso nosotros podemos cultivar fácilmente, si así nos disponemos. Citando El Libro de los Espíritus, en la pregunta 871, hemos hecho preguntas sobre la necesidad de las pruebas. En la respuesta consta que "... Teniedo el hombre la elección entre el bien y el mal, la prueba tiene el efecto de colocarlo en lucha con la tentación del mal y dejarle todo el mérito de la resistencia. "Entonces es prueba para  el médium el conocimiento que la espiritualidad ofrece. Es como poder. ¿Y cómo poder, debe ser manejado con sobriedad para no dañar a quienes lo poseen, sólo temporalmente. Con juicio, por una encarnación. Sin juicio, la espiritualidad puede cesar el contacto mediúmnico a fin de no complicar más aun la encarnación del médium.

La última frase antagónica en el post citado dice así: Em vez de "yo en la otra vida fui Fulano", "Quiero ser mejor cada día". Así que el post termina con una invitación para que, en lugar de mirar hacia atrás en la vida, en vidas pasadas, basando nuestro desarrollo mediúmnico de hoy en posiciones sociales, en los lugares a los que pertenecemos a través de los milenios, queriendo que las personas que nos rodean nos vean por la mediumnidad como seres diferenciados y que a través del canal mediúmnico, hermanos en Cristo de todos, estando allí frente a la persona, en el momento de ejercer la pasividad, llenos de amor, esperanza, gratitud por la oportunidad de interactuar y ser un transmisor de algo que no es nuestro, sino de lo propio Alto, que tanto quiere que seamos felices. Fuera de ahí que podemos usar todo lo que sabemos sobre nuestras vidas. Reunir, religar, perdonar, evolucionar también. Esto es tener una visión futurista rentable en el uso de la mediumnidad.

Termino estas pocas líneas con la frase de la Madre Teresa de Calcuta: "Quien juzga a las personas no tiene tiempo para amarlas". Será en el ejercicio constante de la disciplina del pensamiento, volviendo nuestra atención siempre al Sol llamado Cristo, que encontraremos razones que la razón no sabe simplemente aceptar desde el corazón abierto a las personas que vienen a nosotros, con sus necesidades, sus anhelos y pruebas. En ese momento, erguiremos nuestros ojos y diremos bajito la frase que Francisco de Asís nos enseñó en cántico: "Señor, haz de mí un instrumento de tu paz." Así que, en ese momento, cuando nos dirigimos a la persona para ofrecer un pase, estaremos donando, más allá de las energías de lo Alto, la renuncia de lo que somos a favor de alguien. Y que creo que puede ser una buena frase, para definir a un buen médium de Jesús. 
            
Traducción:
Isabel Porras
isabelporras1@gmail.com

 
 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita