Espiritismo para
los niños

por Marcela Prada

 

Tema: Gentileza


El par del zapato


Una vez, en una estación de tren, dos niños se encontraron.

Uno de ellos era Ronaldo, que trabajaba en esa estación todos los días, lustrando los zapatos caros y bonitos de los viajeros. A pesar de conocer todo sobre zapatos, él mismo no tenía ninguno. Solo usaba unas zapatillas viejas, que, además de gastadas, ya le estaban quedando más pequeñas que sus pies.

Por estar acostumbrado a mirar para abajo, en búsqueda de zapatos para lustrar, Ronaldo reparó en los bellos y ya lustrados zapatos de Henrique, acercándose. Sus ojos acompañaron todo el trayecto que esos zapatos negros y brillantes hicieron, pasando justo frente a él y después distanciándose rumbo al andén del tren.

Eran zapatos de buena marca, que además de bonitos también debían ser cómodos. Ronaldo ni siquiera podría soñar en comprar uno de esos. Todo el dinero que conseguía se lo daba a su mamá al final del día, para que ella comprara comida para la familia, que era muy pobre.

Henrique iba de la mano de su mamá. Iban apresurados, pues el tren ya iba a partir. El andén estaba lleno de gente. Así que cuando la puerta del tren se abrió para que los pasajeros se embarcaran, todos quisieron entrar al mismo tiempo, empujándose para conseguir los mejores asientos.

Ronaldo había seguido a Henrique, todavía encantado con sus zapatos, y observaba de lejos la escena del embarque. En esa confusión que se había formado, no pudo ver al niño por algunos instantes.

Cuando todos ya habían entrado, el tren comenzó a moverse. Sin embargo, para sorpresa de Ronaldo, vio a Henrique sujetándose de la puerta abierta del tren, gritando afligido.

A la hora del embarque, empujado por las personas y arrastrado por su mamá, Henrique no pudo evitar que uno de sus zapatos saliera de su pie y cayera al piso del andén.

Ronaldo, al darse cuenta de lo que había pasado, corrió, cogió el zapato y sin dejar de correr, acompañando el tren, estiraba el brazo, intentando entregárselo a Henrique.

Henrique, esperanzado en alcanzarlo, se estiraba cuanto podía, pero era en vano. El tren, aumentando la velocidad, se distanciaba cada vez más. Ronaldo, todavía esforzándose, pero dándose cuenta de que no lo iba a conseguir, lanzó el zapato en dirección de la puerta del tren, en el último intento de devolvérselo a su dueño.

El zapato, sin embargo, golpeó el lateral del tren y cayó en el piso del andén.

Fue entonces que Henrique, impresionado por el esfuerzo de ese niño, pobre y desconocido, por ayudarlo, sacó el pie del zapato que todavía calzaba y lo lanzó a Ronaldo. Así, por lo menos uno de ellos podría usarlo.

Ronaldo apenas podía creerlo. Sonrió y saludó a Henrique en agradecimiento.

Henrique hizo lo mismo. También se sentía feliz por poder agradecer y ayudar a Ronaldo.

Y fue así como la gentileza de los dos niños hizo que ese fuera un día muy especial.


Texto inspirado en el cortometraje “The Other Pair”.


  

Traducción:
Carmen Morante
carmen.morante9512@gmail.com


 


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