Especial

por José Osenis

Espiritismo: alianza de la Ciencia con la Religión

Este artículo busca resaltar cómo el ser humano choca en la comprensión de la conceptualización de los principios y postulados de una doctrina, filosofía o ciencia.

Esta diferencia de pensamientos, que da origen a una serie de sentimientos distintos, constituye una diversidad de niveles de adelantamiento moral e intelectual de los seres humanos inscritos en este orbe de expiación y pruebas.

Este trabajo se inspiró en la lectura del texto "La Revolución contra la Ciencia", escrito por el columnista Rodrigo Constantino, de la revista IstoÉ, número 2538, de 15 de agosto de 2018.

De hecho, el eminente columnista, evidentemente dedicado a su tarea social de informar y formar opiniones en la sociedad, preocupado, sufre el dolor de cada pensador integrado en su medio, mediante al detectar el inmenso revuelo alrededor de la comprensión de lo que viene a ser una ciencia, lo que su integralidad y finalidad y sobre todo, considerando los diversos contextos y formas tal como se describe y experimenta.

Es en este contexto que, como resultado del análisis y las percepciones únicamente desde el punto de vista material, y a primera vista, aparentemente preocupado, que nuestro hermano columnista exterioriza sus sentimientos en la expresión "sólo puede ser entendido como un revuelta contra la ciencia ", lo que, en nuestra opinión, denota ausencia de entendimiento espiritual.

Conscientes de que la doctrina espírita explica tales tropiezos de entendimiento, es que, al orar por la paz del Cristo, comenzamos nuestra explicación.   

La palabra de moda tradicional "Hay Ciencias y Ciencias", que indica cierta ironia para acomodar los puntos de vista que se enfrentan a nuestros pensamientos y diferentes puntos de vista, uno puede hacer presente en esto y en diferentes momentos de las reflexiones doctrinarias.  A propósito, destaquemos que si en el área del conocimiento humano hay Ciencia física que se ocupa de las leyes terrenales, por otro lado también hay Ciencia espiritual, regida por las leyes espirituales, para tratar las cosas del espíritu y de Dios.

Por supuesto, no podemos olvidar que tanto la ciencia espiritual como la ciencia terrenal tienen su origen en las leyes de Dios. Por lo tanto, todos los principios y postulados fundamentales, basados en leyes divinas, son la fuente y el origen del conocimiento de la humanidad, dejando muy claro que Dios, nuestro Padre Mayor, es el Creador del bien y toda la ley del bien, aunque la mayoría de los científicos todavía atribuyen el proceso de evolución tan solamente a su propia cognición y creatividad, olvidándose ellos de que su propia existencia es el resultado de una ley mayor y que él mismo no existiría ni se sostendría, tan solo por sí solo.

De hecho, es en este sentido que la doctrina espírita presenta para la humanidad la teoría "Creacionista- Evolucionista", como afirma Zoé Mary Saraiva Paim, en el libro "EVOLUCION"- Del Átomo al Arcángel- editora FERGS, que se expresa, ya desde la primera cuestión del libro de El Libro de los Espíritus, esbozando que "Dios es la causa primera de todas las cosas" y que, en la forma de la pregunta 779 de esta misma obra, Él somete todo y a todos a la ley del progreso.

Allan Kardec, el codificador del espiritismo, destaca claramente en el libro El Evangelio según el Espiritismo "La cuestión de la necesidad de la existencia de la alianza entre la ciencia y la religión, apuntadas como las principales palancas para mover el progreso de la humanidad, bajo pena de estacionamiento intelectual y moral, de ambos, en contra del proceso evolutivo de la humanidad, caso quieran caminar aisladas una de la otra, porque si la religión es regida por las leyes y propiedades de las ciencias espirituales, la ciencia terrenal, a su vez, se rige por leyes y propiedades físicas.

Ponemos en evidencia esos detalles para fijar, finalmente, que ambas las órdenes de ideas, espirituales y físicas, se originan en la Divinidad, que em el inicio creó el principio espiritual y el principio material, para satisfacer los deseos de la evolución en la medida de la conquista moral e intelectual de el hombre y el espíritu, cerrando así el triple aspecto -Ciencia, Filosofía y Religión- adoptado por la doctrina de los espíritus.

Destacando la cuestión de la necesidad de integración entre las diversas ramos del conocimiento del hombre, tanto de orden espiritual como de orden físico, ya que ambas, hasta incluso por tener el mismo origen, sólo avanzan juntos, mencionemos, el libro La GénesisLos Milagros y las Predicciones según el Espiritismo, de Allan Kardec, en cuyo capítulo X – La Génesis Orgánica y en el capítulo XI – La Génesis Espiritual, presenta el estudio y desarrollo, respectivamente, del principio material y del principio espiritual, reforzando no tratarse de estudio opcional, a nuestra voluntad, pero, aclarando, antes, ser, sí, y de hecho, ser el estudio de los dos capítulos citados una actividad obligatoria, dado que tanto el espíritu como la materia están en constante desarrollo, y se perfeccionan en la proporción de los esfuerzos invertidos, tanto en la investigación y un estudio edificante, como en las acciones del bien, especialmente en beneficio del prójimo, propiciando mejores pensamientos y sentimientos y mejores ambientes en las nuevas moradas de la casa del Padre.

Hablamos de la necesidad de la plena integración entre esas dos órdenes de conocimiento, la espiritual y la material, capaces de generar y acceder el encadenamiento evolutivo, de modo que, los principios y postulados doctrinarios, así como las propias ciencias espiritual y material, en la práctica para entretejer, se complementen,  y se desenvuelvan y se justifiquen, haciéndose visible en la gran ley de solidaridad, que, a su turno, se integra y se aproxima cada vez más, entre sí, a los universos, las galaxias, los planetas los pueblos, los hombres, así como sus ciencias, como instrumentos de evolución, en los diversos grados de adelantamiento en que se encuentran.  

Mientras no logremos la comprensión de esta interacción de la ley mayor, rigiendo simultáneamente, y de una forma natural, los mundos espiritual y material, en franco mejoramiento moral e intelectual y en el desarrollo de las ciencias espirituales y materiales, sólo tantearemos tal cual aquel pájaro que tiene una sola ala y se golpea en el suelo cada vez que intenta levantar el vuelo.  Con una sola ala el no volará.

Por lo tanto, si por un lado el iluminismo tuvo una función importante en la mejora de las ciencias físicas, con el consiguiente nivel cultural elevandose, con la mejora del intelecto, propiciando mejor comprensión, y generando más y cantidades de bienes de consumo, de diversión y las artes, cultura y bienestar, por otro lado, no podemos olvidar que la fragilidad de la poca moral fue el motivo por el cual la Providencia Divina mantuvo, el Consolador Prometido, retenido, esperando el momento adecuado, para declinar la tercera revelación con las nuevas verdades de la nueva era.

La integración espíritu/materia en la proporción correcta, de forma que no genere ni fanatismo religioso y ni cientismo, en la medida en que no se va tanto  al mar y no tanto a la tierra, proporciona el equilibrio necesario para el estudio,  comprensión y aplicación de la ciencia, independientemente de qué área del conocimiento humano deseamos examinar y comprobar para colocarla al servicio del bien. Lo que se hace indispensable es que nos coloquemos a la disposición de la investigación como dedicados instrumentos a servicio del amor y del bien, para la evolución de todos. 

La Era nueva, indicando que los nuevos tiempos ya llegaron, vino a abrir nuestros ojos, nuestras mentes y nuestros corazones, no más comportando la la acomodación en zona de confort.  Antes de cruzar los brazos en ociosa contemplación, o para refutar otros principios, sin un análisis en profundidad, vamos a comprobar, vamos a verificar, examinar para, en fin, concluir.

Gran parte de la problemática humana tiene origen en el desánimo y en la pereza que genera apatia y abandono del estudio, de la investigación y hasta de los puestos de trabajo de asistencia.

Si aún no somos capaces de imitar al maestro mayor, que por su humildad se hizo Modelo y Guía para la humanidad, esforzándonos, para al menos, intentamos poner en práctica, el ejemplo de Kardec, que, dedicadamente, cuando la elaboración de la codificación de la Doctrina Espírita, todo  verificó, examinó y comprobó, haciéndose entre los hombres un divisor de aguas, también, en el campo de la ciencia y la religión. 
 

Este artículo fue contemplado en el concurso "La Doctrina Explica", celebrado en 2018, promovido en el grupo del Curso de Palestrantes Espíritas del Distrito Federal, en la Federación Espírita del Distrito Federal (FEDF). El autor es palestrante espírita en Brasilia (DF).

 
            
Traducción:
Isabel Porras
isabelporras1@gmail.com

 
 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita