Especial

por Americo Domingos Nunes Filho

Acción astuta del anticristo

Cualquier fuerza, física o espiritual, que actúe para alejar a los seres de la luz, especialmente a aquellos que están unidos por los lazos amorosos de Jesús, se señala como anticrística. Desde el advenimiento del maestro hasta los días actuales, el anticristo siempre ha actuado en el sentido de aflojar el mensaje de Cristo a la humanidad, actuar maliciosamente para borrar en el corazón humano la llama de la renovación espiritual, en la que resplandece el espíritu del cristianismo primitivo, con sus ideales de igualdad, solidaridad y fraternidad.

Infelizmente, la ejemplificación del amor al prójimo, un bastión de la doctrina cristiana fue depreciado por las organizaciones religiosas que se llamaban seguidoras de Jesús y lo que se estaba desentrañando fue una aparente victoria de las fuerzas oscuras del anticristo, que siempre ha estimulado el egoísmo y, posteriormente, el deseo de predominio, obteniendo bienes y posiciones personales en hombres que deberían predicar y ejemplificar el sublime "cristianismo de Jesús" y, en verdad, según su naturaleza espiritual aún inferior, constituirán, con infelicidad, el sombrío "cristianismo de los hombres".

Digno de subrayar que la acción de los enemigos de la luz, agentes tenebrosos del Más Allá, en el campo religioso, culminó con el advenimiento de la llamada "Santa" Inquisición, llamada "La Edad de las Tinieblas", que duró aproximadamente seis siglos y con la estimación de millares de personas torturadas y asesinadas. Es importante destacar, previamente, la participación de las Cruzadas, consistiendo en movimientos militares del "cristianismo de los hombres" que partieron hacia Tierra Santa y la ciudad de Jerusalén para mantenerlos bajo su dominio. También bajo la orientación de los Espíritus oscuros, la reforma protestante, en menor medida que la católica, fue responsable por baños de sangre. Solamente el rey Enrique VIII, debido a la fundación de la Iglesia Anglicana, fue incriminado por la muerte de 72 mil revueltos papistas y miles de monjes.

En el "cristianismo de Jesús", no hay instrucción para matar, destacando un pasaje del Evangelio, describiendo a dos discípulos que estaban aburridos, debido al hecho de que algunas ciudades enteras se negaron a escuchar sus mensajes y, pensando en replicar, fueron reprendidos por el Maestro:--"Vosotros no sabéis de qué espíritu sois. Porque el Hijo del hombre no vino a destruir las almas de los hombres, más para salvarlas" (Lucas 9:54-56).

De hecho, "El cristianismo de los hombres", en su camino violento y sanguinario ciertamente, presenta una relación de sumisión a los agentes tenebrosos del Anticristo. ¿Y el consolador prometido por Jesús? ¿Estaría la Doctrina Espírita inmune a las envestidas de las mentes espirituales malsanas? Em cuanto a la Segunda Revelación Divina a la Humanidad", ¿hubo igualmente una acción astuta del anticristo?

En primer lugar, es importante destacar que la ciencia, actualmente presenta muchas expresiones positivas sobre la fe religiosa en la salud. Sin embargo, algunos estudios indican, al igual que los de los reconocidos investigadores Koenig, Pargament y Sherman, sus enfoques negativos, como dudas y conflictos religioso, responsable de mayores taxas de depresión, estrés, fatiga, dolor y mayor mortalidad (1). Todo esto sintetizado en el pensamiento de que Dios está castigando, en el descontento espiritual y en el cuestionamiento los poderes de Dios (2).

Exactamente en la estimulación de estos tres aspectos, predominando el primero, actuar los esbirros del anticristo, tratando de penetrar en el Espiritismo, tratando de menoscabarlo. La hipótesis de ser la encarnación humana un castigo impuesto por Dios a las criaturas que habrían sido creadas sólo para vivir en la dimensión espiritual y que fallaron, es alardear como una supuesta revelación espiritual.

Esa indigna proposición siempre ha sido señalada como la causa de contiendas y disensiones, cuando intentan insertarlas en el contexto espírita, en conflicto con su robusto arsenal doctrinario, el cual las repele, según algunas comprobaciones siguientes: "La encarnación no es, en absoluto, un castigo para el Espíritu, como cualquiera puede pensar, mas una condición inherente a la inferioridad del espíritu y un medio de progresar "(3); "Lejos de ser criaturas angélicas, caídas; lejos de haber habitado un paraíso imaginario, fue con inmensa dificultad que conquistamos el ejercicio de nuestras facultades, para vencer la naturaleza "(4); "El hombre no es un ángel caído, lamentando la pérdida de un paraíso imaginario, ni carga pecado original alguno que lo estigmatice desde el nacimiento” (5); “No son criaturas degradadas, sino niños que crecen” (6).

Es inconcebible creer que el universo, albergando alrededor de trillones de galaxias, fue creado por Su Supremo Arquitecto, para ser un inconmensurable presidio, donde serían recogidos los seres espirituales en castigo, la tan denominada "Caída Espiritual". Esta absurda hipótesis, una tontería similar, trata de rebajar hasta la propia Divinidad.

La Doctrina Espírita considera ese sistema "engañoso a primera vista", y que "tal sistema cae por la mera consideración de que, si ningún Espíritu hubiera fallado, no habría hombres en la Tierra, ni en otros mundos. Según Kardec, el hombre "es uno de los engranajes esenciales de la Creación" y, por esta razón: "Dios no podía subordinar la realización de esta parte de su obra a la caída eventual de sus criaturas, a menos que contara tanto con un número siempre  suficiente de culpables para ofrecer trabajadores a los mundos creados y por crear”. Remata el codificador: "El buen sentido repele tal idea" (7). Felizmente, esa aberración, completamente anatematizada con la insensatez, es despreciada por el Espiritismo y por la ciencia moderna, la cual alerta ser perjudiciales a la salud los conflictos religiosos teniendo como base un dios castigador.

Esta proposición anticrística recibe extremada la debida repulsa de la doctrina Espírita: "Para adquirir experiencia es necesario que el ser espiritual conozca el bien y el mal. Esta es la razón por la que se une al cuerpo "(8). Así que la criatura, en no conociendo la desarmonia en los parajes espirituales, no puede errar. El Espiritismo repele completamente la propuesta de la llamada "caída de los ángeles" y enfatiza exactamente Todo lo contrario, argumentando que todos los espíritus son creados simples e ignorantes y son instruidos en las luchas y tribulaciones de la vida corporal"(9).

Otra oscura hipótesis, insofismablemente derivada de las mentes inferiores de la falange anticrística, dice que el maestro apareció en el mundo con un cuerpo aparentemente, totalmente fluido, derogando las leyes biológicas del planeta, por cuanto su nacimiento y muerte eran ilusorias y se descritas como irreales, evidenciando un señuelo, un fingimiento, una farsa, indigna para ser practicada por un ser puro como el Maestro.

Esta propuesta de orden sombria ya había sido negada por el proprio Evangelio:  "Todo espíritu que no confiese que Jesucristo vino en carne no es de Dios; Y tal es el espíritu del Anticristo, de cual ya oísteis que está por venir, y ahora está en el mundo (10). Llama la atención sobre la afirmación del llamado "amado discípulo", de quien procede: "Es el engañador y el Anticristo" (11).

En "El Libro de los Hebreos", más un añadido contra la afirmación anticrística: "Y, visto como los hijos participan en la carne y la sangre, también él participó de las mismas cosas" (12). Así, del mismo modo, Pedro se expresó: "Él fue asesinado en la carne, pero recibió vida en el Espíritu" (13).  La Doctrina Espírita, del mismo modo, enfatiza que el Maestro, "como hombre, tenía la organización de los seres carnales (...) "(14), así como:" Jesús tuvo, como todo hombre, un cuerpo carnal y un cuerpo fluido, que es atestiguado por los fenómenos materiales y por los fenómenos psíquicos que le marcaron la existencia "(15). Esclareció el Codificador: "De todas las facultades que se revelaron en Jesús, no había ninguna que estuviera fuera de las condiciones de la humanidad y que no se encontrara en el común de los hombres, porque están en la naturaleza humana (...)" (16). Por tanto, el Nuevo Testamento como la Doctrina Espírita pone por tierra la intención anticristiana de desacreditar la notable presencia del Maestro en el seno de la humanidad a quien tanto ama.

Otra envestida de las falanges tenebrosas, igualmente inverosímil, fue negar perentoriamente que Jesús no sea el Cristo, habiendo sido apenas intermediario de un tal "Cristo Planetario", que sería otro espíritu, más elevado que el magnánimo nazareno. En verdad, "Jesús fue médium de Dios" (17).  Una vez más, el apóstol Juan viene a afirmar la verdad: "¿Quién es el mentiroso, si noel aquel que niega que Jesús es el Mesías? Este es el enemigo de Cristo: aquel que rechaza tanto al Padre como al Hijo "(18).

Esos seres tenebrosos, interesados en minar el terreno fértil de la verdad evangélica y espírita, fueron denominados por el Espíritu San Luis de "gusanos  roedores" (19). Por tanto, siempre debe estar vigilante em cuanto a las envestidas malignas del anticristo, siempre para tratar de deshonrar al excelso Maestro Jesús.

Que los especuladores espíritas sigan la advertencia del apóstol Pedro, relatando que en el pasado los falsos profetas surgieron, que, de la misma manera, estarán con nosotros, como falsos maestros, introduciendo herejias destructivas, llegando al cúmulo de negar a Jesús (20).

Según resaltó Erasto, entidad espiritual siempre activa, acompañando a Kardec, "es deber de todo hombre honesto desenmascarar a los falsos profetas" (21).

¡Así sea!


Bibliografia
:

1- Sherman AC, et al., Journal of Behavioral Medicine 2005; 28(4): 359-367

2- Pargament KI, et al., Journal for the scientific study of religion 1998, 37(4): 710-724

3- Kardec, Allan, A Gênese, XI-25

4- Delanne, Gabriel, A Evolução Anímica, III

5- Kardec, Allan, A Gênese, XI-67

6- Kardec, Allan, O Evangelho segundo o Espiritismo, III-8

7- Kardec, Allan, Revista Espírita, junho de 1863

8- Kardec, Allan, O Livro dos Espíritos, Questão 634

9- Idem, Questão 133

10- “Primeira Epístola de João”, IV: 3

11- “Segunda Epístola de João”, I:7

12- “O Livro dos Hebreus”, II: 14

13- “Primeira Epístola de Pedro”, III: 18

14- Kardec, Allan, A Gênese, XV: 2

15- Idem, XV: 66

16- Idem, XV: 44

17- Kardec, Allan, A Gênese, XV: 2

18- “Primeira Epístola de João”, II:22

19- Revista Espírita, abril de 1863, “Festa de Natal”

20- “Segunda Epístola de Pedro, II: 1-3

21- Kardec, Allan, O Evangelho segundo o Espiritismo, 21:1.

           
Traducción:
Isabel Porras
isabelporras1@gmail.com

 
 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita