Espiritismo para
los niños

por Marcela Prada

 
Tema: Colaboración, egoísmo


El papel y el lápiz


En el salón de arte, los materiales esperaban a los alumnos para el inicio de las actividades. El lápiz inquieto hacía trazos y paseaba por encima de un cuaderno viejo, cuando reparó en una hoja muy blanca. Al tocarla, escuchó una voz irritada:

- ¡Eh! No te acerques. Puedes rayar las hojas ignorantes, pero no a mí.

- ¿Y por qué no? – preguntó el lápiz.

- Mira lo blanquita que soy, no quiero ensuciarme participando en tus trazos. 

Muy sorprendido, el lápiz explicó que no había nada sucio y malo en los dibujos. Son la expresión de la inspiración y de los sentimientos de los niños. Fuimos hechos con esa finalidad, y ser escogidos para representar un bello arte es un privilegio. Lo más importante no es estar limpiecita e intacta, sino ser útil.

Estaban en esa discusión cuando llegó un grupo de niños y comenzaron a leer alegremente las instrucciones, antes del inicio de las actividades.

El lápiz pidió a la hoja que observara cómo los niños son felices con los dibujos, y cuánto cariño recibían las otras hojas por ser útiles.

- ¡Si tú supieras qué gratificante es ayudar, sentir el toque de una mano amiga y recibir un poema cariñoso! Si lo permitieras, podrías ser tan feliz, pues la vida es muy corta.

La hoja respondió que estaba muy bien así, blanca y resguardada, y no quería pasar por las manos sucias de todo el mundo. E incluso se rio del sentimentalismo del lápiz.

- ¡No insistas! ¡Asunto cerrado! – finalizó la hoja.

En ese momento, alguien derramó jugo en la mesa y buscaba algo para limpiarla. A falta de un pañuelo o trapo, el niño cogió una hoja, y alguien gritó.

- ¡Mi dibujo no!

- ¡Ni el mío!

- ¡Mucho menos el mío!

El niño, entonces, cogió la hoja blanquita y la restregó sobre el jugo, ante los ojos pasmados del lápiz.

- ¡Pobre hoja¡Qué triste final para quien se preocupaba tanto por su blancura y pureza! – pensó el lápiz.

Estamos hechos para convivir, amar y ser amados, y el aislamiento aleja al ser humano de todo eso. Sumergirse en la vida, plantar sonrisas, enseñar y aprender, exponerse y correr riesgos con los sentimientos y las ideas es necesario, pues la vida está hecha de reflexión y aprendizaje constantes.

 
Texto de Lúcia Noll.
 

Traducción:
Carmen Morante
carmen.morante9512@gmail.com

 


Material de apoio para evangelizadores:

Clique para baixar: Atividades

marcelapradacontato@gmail.com




 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita