Espiritismo para
los niños

por Marcela Prada

 
Tema: Optimismo

 
La taza

 
Cuando yo era niña, acostumbraba a visitar a mi abuela los sábados por la tarde. Un día fui a verla, como de costumbre, pero yo estaba preocupada y aburrida.

Ella estaba cuidando sus plantas, en el jardín, y, al verme, se dio cuenta pronto de que algo estaba pasado e, interrumpiendo sus quehaceres, me invitó a entrar diciendo:

- Vamos a la cocina, hoy hice una receta nueva y quiero que la pruebes.

No me entusiasmé mucho con el postre y terminé contándole, muy quejosa, lo que me estaba sucediendo. Había tenido una gran decepción que, probablemente, me afectaría el resto de mi vida.

La abuela me escuchó atentamente, sin hacer ningún comentario. Cuando terminé, ella se levantó, tomó una taza y la llenó hasta la mitad. La colocó frente a mí y me preguntó:

- Dime, hija mía, ¿esta taza está medio llena o medio vacía?

- Está... tanto una cosa como la otra, respondí despacio sin prever a dónde llegaría.

- Exacto. Se puede decir que está tan llena como vacía. Todos nosotros tenemos nuestra porción de tristezas y alegrías. Pero nuestra vida solo es feliz según la manera en que encaramos las cosas. Todo depende de nosotros. Podemos estar siempre lamentándonos porque la taza está medio vacía, o, por el contrario, alegrarnos porque la taza está medio llena.

Y, hasta hoy, cuando sufro la tentación de quejarme de la suerte, me acuerdo de esa taza de la abuela, que me enseñó a cómo encarar las cosas. En la vida, hay tristezas y alegrías, pero la taza nunca estará completamente llena. Todo depende de cómo la vemos…

 

Del libro Y, para el resto de la vida…, de Wallace L. V. Rodrigues.

  

Traducción:
Carmen Morante
carmen.morante9512@gmail.com


 


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