Espiritismo para
los niños

por Marcela Prada

 
Tema: Naturaleza – Creación Divina

 
El mundo de los sueños de Marcelo

 
Marcelo vio por televisión el noticiero de las siete de la mañana y quedó asustado, y al mismo tiempo encantado, con las imágenes de un volcán que había entrado en erupción repentinamente. Era deslumbrante y aterrador al mismo tiempo; las nubes de humo, la lava roja y humeante, escurriendo, por los bordes del cráter… Marcelo no lo podía olvidar.

Su padre, entonces, le dijo:

- Hijo mío, el mundo Tierra, nuestro planeta, es el retrato primoroso de la creación Divina.

- ¿Qué quieres decir, papá?

- Yo no voy a decirte, vamos a ver…

Y el señor Euclides invitó a Marcelo a dar un paseo por el parque de la ciudad. Era de mañanaEl sol maravilloso comenzaba a esparcir sus rayos por entre las copas de los árboles. Marcelo, encantado, comenzó a correr por la maleza, por donde, aquí y allá, surgían florecitas de colores.

De repente, el niño se detuvo: un enorme montículo de tierra endurecida le llamó la atención. Observando bien, vió que por una pequeña abertura entraban y salían centenas de hormiguitas, en una actividad incesante.

Continuó caminando y, de repente, se asustó con un ruido que venía de lo alto; alzó la mirada y vio a una bandada de loros verdes, volando en formación, de una rama a otra, en los árboles más altos.

El niño estaba sorprendido y encantado. Qué mundo ese, tan lleno de cosas bonitas y él nunca se había dado cuenta…

Miró hacia adelante y vio que, más allá, su padre lo llamaba. Se acercó y vio que el Sr. Euclides estaba al borde de un riachuelo de aguas cristalinas, donde, nadando despreocupadamente, se veía un sin número de pececitos.

El niño se quitó los zapatos y metió los pies en el agua fresquita…

- ¡Qué delicia, papá! ¡qué lindo y delicioso es todo esto! Y cuánta gente no le presta atención…

- Es verdad, hijo, el mundo que Dios nos dio es la cosa más bonita que existe; es una pena que los hombres insistan en destruir todo.

Marcelo pensó, pensó... era verdad. Hacía pocos días, vio en televisión un documental sobre la deforestación en la Amazonía; el fuego en pocos minutos había acabado con kilómetros de bosque… ¡qué tristeza!...

El Sr. Euclides continuó:

- Calma, hijo, no estés triste, lo importante es que los niños como tú piensen diferente; aquellos que crecieron deseando preservar la naturaleza van a ser los mayores defensores del medio ambiente y este mundo tan bonito va a continuar cada vez más bello.

Marcelo sonrió. En su cabeza, imaginaba un paisaje radiante; el sol brillando, los ríos corriendo por sus lechos y cayendo en forma de cascada, el campo verdecito y el bosque exuberante. Ese era el mundo con el que él soñaba, el mundo que él intentaría preservar.

 

Texto de Vera Verônica N. Cavalcanti.

  

Traducción:
Carmen Morante
carmen.morante9512@gmail.com


 


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