Especial

por Marcus De Mario

El Jesús histórico y la visión espírita

Haciendo abstracción de las narraciones encontradas en el Evangelio, incluyendo el Hechos de los Apóstoles, daremos voz, en este texto, a testigos que no conocieron al Maestro, ni vivieron con Jesús, pero de él hicieron referencias, y en la secuencia traemos la voz de autores espíritas, encarnados y desencarnados. Desgraciadamente algunos de los testigos oculares de Jesús, o bien cerca del Maestro, fueron silenciados con la destrucción de Jerusalén por el Imperio Romano en el año 70 dC, con el consiguiente saqueo e incendio del Templo de Jerusalén, que guardaba los principales documentos del pueblo judío, pues la orden emanada de Roma por el emperador es que no quedara piedra sobre piedra, y que los judíos fueran dispersos por el mundo. Es inestimable lo que se perdió en términos de rollos de papiros de la máxima importancia.
Otros testigos fueron silenciados por las implacables persecuciones romanas a los cristianos, hasta mediados del año 300, cuando muchos manuscritos conservados por los seguidores de Jesús fueron destruidos por ser considerados subversivos al orden establecido, que tenía en el paganismo (adoración de muchos dioses y cultos con rituales) la religión oficial.
De lo contrario, es la divergencia de puntos de vista en la interpretación de las enseñanzas evangélicas entre los núcleos cristianos, que no se entendían, dando origen a la quema de muchos documentos escritos, por ser considerados contrarios a interpretación de éste o de aquel grupo. Desgraciadamente esta lucha interna perduró hasta el Concilio de Nicea, en el año 325 después de Cristo, cuando se creó la Iglesia Católica y una nueva historia del Cristianismo comenzó.
A pesar de ese contexto contrario a la preservación de testigos y documentos, varias pruebas sobrevivieron al tiempo, y podemos destacar los testimonios de no cristianos sobre la existencia y las enseñanzas de Jesús.
Los textos más antiguos sobre Jesús datan del siglo I, en su mayoría escritos por seguidores del cristianismo. Una de las excepciones es Flávio Josefo (37 d.C. - 100 d.C.), un historiador judío que intentó escribir toda la historia del pueblo judío, desde el Génesis hasta su época. Él cita a Jesús, Juan Bautista y Santiago (hermano de Jesús) como ejemplos de hombres que lideraron movimientos mesiánicos en la región de Galilea. En su libro antigüedades judías, más precisamente en el tercer capítulo del volumen XVIII, él escribe:
"... mientras tanto existía en aquel tiempo un cierto Jesús, hombre sabio... Era hacedor de milagros... enseñaba de tal manera que los hombres lo escuchaban con placer... Era el Cristo, y cuando Pilatos le condenó a ser crucificado, los que le amaban no lo abandonaron y él les apareció al tercer día ... ".
Otro testimonio es de Tácito, un convicto pagano romano (56 d.C. - 120 dC) y considerado uno de los mayores historiadores de la Antigüedad. En sus Anales (parte XV), escribió:
"... Neron infligió las torturas más refinadas a esos hombres que bajo el nombre común de cristianos, ya estaban marcados por la merecida de las infamias. Su nombre se originó de Cristo, que bajo el reinado de Tiberio, había sufrido la pena de muerte por un decreto del procurador Poncio Pilatos... ".
También tenemos el testimonio de Plinio (62 d.C. - 114 d.C.), que fue un procónsul en Jerusalén y al escribir una carta al emperador Trajano relató que:
"... maldecir a Cristo, un verdadero cristiano no lo hará jamás ... cantan (los cristianos) himnos a Cristo, como a un Dios ...". 
También el historiador romano Suetonio (70 d.C. - 130 d.C.) escribió en un pasaje del libro quinto de la obra Los Doce Césares, más precisamente en el capítulo XXV, en el que evoca al emperador Tiberio:
"... expulsó de Roma a los judíos, que instigados por un tal Chrestus (Cristo), provocaban frecuentes tumultos...".
Encontramos otro testigo histórico en Luciano de Samosata (125 d.C. - 180 d.C.), escritor griego no cristiano, el cual durante toda su vida escribió que Jesucristo era adorado por los pueblos cristianos, pues habría introducido diversas nuevas enseñanzas y que fue crucificado por ellos mismos. Luciano de Samosata dice en sus escritos que entre las principales enseñanzas de Jesucristo estaban la fraternidad, la importancia de la conversión y que todos deberían negar a otros dioses a no ser su Padre (Dios). Él todavía habla que los cristianos vivían bajo las leyes de Jesús, creían ser inmortales y despreciaban la muerte.
Finalmente, tenemos el testimonio de Mara Bar-Serapión (no se sabe su fecha de nacimiento ni de muerte), un escritor sirio que fue conocido por haber proporcionado una de las mayores referencias no judía y no cristiana sobre la existencia de Jesucristo cuando escribió una carta el 73 dC, es decir, 40 años después de la crucifixión, donde alienta a su hijo a adquirir conocimiento. En esta carta utiliza diversos ejemplos como los filósofos Sócrates y Pitágoras, además de un "rey sabio" que había sido ejecutado por los judíos.
Son los testigos idóneos, no involucrados directamente con los episodios narrados en los Evangelios, que testifican que la figura de Jesucristo es real, que Él realmente existió.

La visión espírita sobre Jesús


El 18 de abril de 1857, con el lanzamiento de El Libro de los Espíritus, por Allan Kardec, en la Francia del siglo XIX, comenzó la historia del Espiritismo, o Doctrina Espírita. Entre las diversas referencias a Jesús, vamos a destacar la pregunta 625 de ese libro, cuando el codificador indaga a los espíritus superiores: 
"¿Cuál es el tipo más perfecto que Dios ofreció al hombre para servirle de guía y modelo?
- Ved a Jesús”.
En complemento, Kardec escribe una admirable nota: 
"Jesús es para el hombre el tipo de perfección moral a la que puede aspirar la Humanidad en la Tierra. Dios lo ofrece como el más perfecto modelo y la doctrina que él enseñó es la expresión más pura de su ley, porque él estaba animado del Espíritu divino y fue el ser más puro que ya apareció en la Tierra. Si algunos de los que pretendieron instruir a los hombres en la ley de Dios algunas veces los desviaban para falsos los principios, fueron por dejarse dominar por sentimientos demasiado terrenos y por haber confundido las leyes que rigen las condiciones de la vida del alma con las que rigen la vida del cuerpo. Muchos de ellos presentaron como leyes divinas lo que era sólo leyes humanas, instituidas para servir a las pasiones y dominar a los hombres.
Sobre la existencia de Jesús y su importancia para la humanidad, tratándose de un espíritu perfecto, gobernador espiritual de nuestro planeta, y guía y modelo para todo y cualquier ser humano, sea él cristiano o no, pues sus enseñanzas son para todos los pueblos, para todas las naciones, por ser enseñanzas universales seguidas del propio ejemplo, pues esa es la más perfecta metodología de enseñanza: la teoría aliada a la práctica.:
En el año 1864, Allan Kardec lanzó El Evangelio según el Espiritismo, con la interpretación espírita de las enseñanzas morales de Cristo. De esta monumental obra, destacamos trecho del ítem 4 del primer capítulo, donde leemos: 
"Él vino a cumplir las profecías que habían anunciado su advenimiento. Su autoridad provenía de la naturaleza excepcional de su Espíritu y de la naturaleza divina de su misión. Él vino a enseñar a los hombres que la verdadera vida no está en la tierra, sino en el Reino de los Cielos; enseñarles el camino que los lleva hasta allí, los medios de reconciliarse con Dios, y advertir sobre la marcha de las cosas futuras, para el cumplimiento de los destinos humanos”.
En esta visión profunda y trascendente que la Doctrina Espírita nos trae, podemos ahora pasar la palabra al filósofo, periodista y educador José Herculano Pires, porque es de él excelente estudio reunido en el libro Revisión del Cristianismo, donde vislumbramos al Maestro no sólo el ayer, sino vivo en los días actuales y para siempre: 
"Jesús de Nazaret no existió sólo en el pasado, existe ahora mismo, es un existente que se ubica con nosotros en las calles y en las plazas, en los lugares de trabajo y en los lugares de sufrimiento. No está más predicado en la cruz romana por la impiedad judía. El concepto filosófico de existencia, en nuestros días, no es el de la vida común de los hombres, que sólo cuidan de sostener el cuerpo. La existencia, dicen los filósofos, es subjetividad pura en los rumbos de la trascendencia. Jesús de Nazaret se hizo subjetividad en la conciencia del mundo. Sus enseñanzas balizan la elevación de la tierra hacia los mundos superiores. Pero para qué seamos dignos de ello, tenemos que restablecer la verdad sobre Jesús y la legitimidad del Cristianismo. Ningún otro camino existe para el mundo, en esta encrucijada decisiva de la historia. Sólo dos caminos se cruzan en este momento, en la carne angustiada de la Tierra: el de la mentira, en que estamos; y el de la Verdad, trazado por Cristo”.
Por la psicografia del médium José Raul Teixeira, traemos la obra ¿Quién es el Cristo?, autoría del espíritu Francisco de Paula Vítor, cuando en su primer capítulo nos aclara:
"Jesucristo no es Aquel que ha venido a destruir las leyes divinas. "Vino en verdad, a darle ejecución, desarticulando las leyes humanas que, en oposición a los preceptos del Creador, aún siembran sombras, todavía imponen brutalidad y apoyan la indignidad con que son tratadas tantas comunidades indefensas".
La revelación hecha por Jesús de la paternidad divina de todos nosotros, seres humanos, vino a inaugurar una nueva era en la humanidad, no más de odios y guerras, sino de amor y solidaridad. Él no vino a cumplir las determinaciones de las leyes a menudo injustas, sino dar testimonio de la ley divina, sabia, perfecta, incorruptible, abriendo nuevos horizontes para el entendimiento del hombre sobre la vida.
Aún teniendo la palabra de los espíritus sobre Jesús, tenemos hermosa y profunda visión traída por Joanna de Ángelis en el libro Jesús y el Evangelio a la Luz de la Psicología Profunda, a través de la psicografia del médium Divaldo Pereira Franco. Son palabras al mismo tiempo poética y filosóficas:
"En cualquier aspecto considerado, Su Testamento - el Evangelio - es el más bello poema de esperanzas y consolaciones de que se tiene noticia. (...) Jesús separó el lado oscuro de la sociedad y de las criaturas, iluminando las conciencias con la propuesta de liberación por el conocimiento de la verdad e integración en los postulados soberanos del amor. (...) Jamás la humanidad volvería a vivir días como aquellos en que Él estuvo con las criaturas, sufriendo con ellas y amándolas, ayudándolas y entendiéndolas, al tiempo en que tomaba ejemplos de la naturaleza y, en su pauta incomparable, cantaba la melodía extraordinaria de la Buena Nueva. Y aún hoy su voz alcanza los oídos de todos aquellos que sufren, o que aspiran por los ideales de belleza y de felicidad, o que anhelan por mejores días, emulándolos en proseguimiento de la tarea y en auto-superación, ambicionando la plenitud”.
Como podemos percibir, el entendimiento espírita sobre Jesús es mucho más amplio y profundo que el entendimiento de cualquier historiador humano, pues a éstos faltan la visión espiritual de la vida, la comprensión de la inmortalidad del alma y la aprehensión de la ley de evolución que nos destina a la perfección y felicidad. Para los espíritas, no hay duda sobre la realidad existencial de Jesús y el profundo significado de su misión.
Este entendimiento es muy bien percibido por Léon Denis, fulgurante apóstol de la Doctrina Espírita, contemporáneo de Allan Kardec, y que en sus estudios encajados en la excelente obra Cristianismo y Espiritismo, nos trae bellísimo texto al mismo tiempo filosófico, poético y de alta inspiración, cerrando nuestras consideraciones sobre el tema:
"Jesús es uno de esos divinos misioneros y es de todos el más grande. Destituido de la falsa aureola de la divinidad, más imponente nos parece. Sus sufrimientos, sus desfallecimientos, su resignación, nos dejan casi insensibles, oriundos de un Dios, pero nos tocan, nos conmueven profundamente en un hermano. Jesús es, de todos los hijos de los hombres, el más digno de admiración. Es extraordinario en el sermón de la montaña, en medio de la turba de los humildes. Es mayor aún en el Calvario, cuando la sombra de la cruz se extiende sobre el mundo, en la tarde del suplicio. (...) El paso de Jesús por la Tierra, sus enseñanzas y ejemplos, dejaron rasgos indelebles; su influencia se extenderá por los siglos venideros”.

Bibliografia
:
ÂNGELIS, Joanna de / FRANCO, Divaldo Pereira. Jesus e o Evangelho à Luz da Psicologia Profunda. Salvador: Leal, 2014.
DENIS, Léon. Cristianismo e Espiritismo. Rio de Janeiro: Feb, 1971.
KARDEC, Allan. Evangelho segundo o Espiritismo, O. São Paulo: Lake, 2003.
KARDEC, Allan. Livro dos Espíritos, O. São Paulo: Lake, 1995.
MACHADO, Dirceu. Respingos Históricos das Escrituras Sagradas. Rio de Janeiro: JS, 2014.
MIRANDA, Hermínio Corrêa de. Cristianismo, a Mensagem Esquecida. Matão: O Clarim, 1988.
PIRES, José Herculano. Revisão do Cristianismo. São Paulo, Paidéia, 2014.
VÍTOR, Francisco de Paula / TEIXEIRA, José Raul. Quem é o Cristo? Niterói: Frater, 2008.

Marcus De Mario es de Rio de Janeiro, donde colabora en el Grupo Espírita Siembra de Luz. Y en Radio Rio de Janeiro, la emisora de la fraternidad, siendo creador y director del Instituto Brasileño de Educación Moral. Es escritor, educador, orador y consultor.

                  
Traducción:
Isabel Porras
isabelporras1@gmail.com

 
 

     
     

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 Revista Semanal de Divulgação Espírita