Espiritismo para
los niños

por Marcela Prada

 
Tema: Naturaleza


El sembrador


Flavio paseaba en el parque con su padre y quedó encantado con las cosas lindas que vio. Árboles enormes balanceándose en el viento. Troncos retorcidos, formando verdaderas esculturas a cielo abierto.

- ¡Esto es fantástico! Parece planeado por un genio. Los indios eran suertudos, viviendo libres en la naturaleza. Solo no entiendo cómo se comunicaban sin celular – dijo Flavio.

- La comunicación era hecha boca a boca. No había esa presión y urgencia de hoy. Mira cómo la naturaleza se transforma lentamente. Necesitamos aprender a vivir así, en calma y en silencio. Vivimos rodeados de sonidos e imágenes, generalmente demasiado altos, perjudicando la comunicación con las personas y también nuestra salud – explicó el padre.

- Pienso que tienes razón, papá. Pero no puedo quedarme sin celular.

- No necesitamos renunciar a nada, hijo. Basta con organizar nuestro tiempo, y habrá tiempo para todo – respondió el padre.

Los dos observaron una ardilla comiendo nueces y Flavio se lamentó la cantidad de frutas que se perdían, cayendo al piso. El padre explicó al hijo que el animalito entierra las nueces que caen al piso, para alimentarse más tarde. Con eso muchas semillas son olvidadas, generando nuevos nogales.

- Pero, entonces, la ardilla es un sembrador… - concluyó Flavio.

- Puede decirse que sí, hijo. Es un sembrador de la naturaleza.

Dios hizo la naturaleza perfecta, y tenemos mucho que aprender de ella. Cada ser vivo, por pequeño que sea, tiene una función por cumplir en la Tierra. De la misma manera pasa con nosotros. Nadie nace en vano, todos tenemos una misión por cumplir.


Texto de Lucia Noll.

 

Traducción:
Carmen Morante
carmen.morante9512@gmail.com


 


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