Espiritismo para
los niños

por Marcela Prada

 
Tema: Navidad


Navidad espiritual


El señor Haroldo estaba aprovechando las horas de descanso del fin de semana para leer, como le gustaba hacer, cuando su hijo José entró, entusiasmado, en la sala.

- ¡Papá, mira qué genial! ¡La familia de Daniel va a pasar la Navidad en la playa y él me invitó a ir con ellos!

- ¡Es verdad, hijo! Daniel parecer ser un gran amigo, para haberte hecho esa invitación.

- ¡Qué bueno que estés de acuerdo, papá! ¡Va a ser muy divertido!

- Espera un momento. Pensar que es bueno que tengas un amigo no es lo mismo que esté de acuerdo en que pases Navidad con su familia, en vez de la nuestra.

El niño, dándose cuenta del rumbo que la conversación tomaba, se molestó:

- No puedo creer que no voy a poder ir a la playa con Daniel solo porque es Navidad. ¡Eso no es justo!

El papá, sin perturbarse ante la reacción del niño, ponderó:

- Hijo, la Navidad no es un feriado cualquiera. Tiene un significado espiritual importante. Tú sabes bien lo que nosotros hacemos y lo que se conmemorado en esa fecha.

Pero el niño, sin conformarse, se refutó:

- Es el nacimiento de Jesús, pero nadie sabe en realidad qué día nació. Además, ni sé si Papá Noel existe. ¡Hay gente que dice que no! Sería difícil que alguien visite todas las casas del mundo, y además cargando encima regalos, en solo una noche. La Navidad es algo que las personas inventaron para que las tiendas vendan más, eso sí. A las personas les gusta la Navidad porque reciben regalos. ¡Y el regalo que yo quiero este año es ir a la playa!

Todavía bastante calmado, el señor Haroldo explicó:

- José, hijo mío, ¿cuántas veces tu cumpleaños cayó en un día de semana y nosotros hicimos la fiesta el fin de semana, o sea, días antes o después de la verdadera fecha? Si el cumpleaños de Jesús no fue exactamente el día 25 de diciembre, no hay problema, es al menos el día en que conmemoramos su nacimiento, que fue el hecho más importante que ha sucedido para la humanidad.

El hijo no tuvo cómo discrepar y solo continuó escuchando.

- Sabes, hijo, nuestra condición, aquí en la Tierra, todavía es de espíritus poco evolucionados. La gran mayoría de las personas solo percibe las cosas materiales y no las espirituales. Ellos saben que la venida de Jesús entre nosotros debe ser festejada, pero hacen eso lidiando más con cosas materiales, que son las que ellos conocen más.

José escuchaba a su papá, con atención, y éste continuó:

- Muchas veces, la Navidad transcurre sin que las personas siquiera se acuerden de Jesús. Lo más importante para ellos son las comidas, bebidas y los regalos que van a recibir. Las casas son decoradas con decoraciones típicas y luces de colores. La visita esperada es la de Papá Noel, que es una persona buena, que vive en el Polo Norte y que tiene muchos duendes ayudantes, que lo ayudan a preparar los regalos para ser llevados a todas las casas en la noche de Navidad.

El señor Haroldo continuó:

- Las personas que ya tienen la espiritualidad más despierta también acostumbran a mandar tarjetas de Navidad o mensajes para los demás, deseando buenos deseos. Algunos hacen donaciones o acciones en favor del prójimo. El sentimiento de amor, de caridad y de solidaridad afloran en ellas y a eso se le llama el “espíritu de la Navidad”.

- Ya sé eso, papá – dijo el niño.

- Pues sí, hijo, pero vamos a pensar, entonces, en la Navidad espiritual – insistió el señor Haroldo. – Jesús, el gobernador de la Tierra, hermano, amigo y maestro, siempre vela por nosotros. En esta fecha, las personas que  sintonizan con él y su mensaje logran sentir más su influencia amorosa y tienen el corazón lleno de ese “espíritu de la Navidad”, para vivenciar un poco las virtudes que él nos enseñó.

El señor Haroldo continuó explicando:

- Esas personas adornas sus casas, pero embellecen también sus corazones. Encienden las luces intermitentes, pero se iluminan por dentro también, purificando sus pensamientos, sentimientos y actos. La visita que esperan es la del Maestro Jesús. Y él si tiene el don de visitar todas las casas, en solo una noche. Es el don de la ubicuidad. Él tiene ayudantes, que son menores que él en evolución espiritual, pero trabajan en su nombre, llevando el bien a todas partes. Él tiene muchos regalos para darnos, em forma de bendiciones de ayuda, amor, paz y felicidad.

José, que prestaba atención, logró comprender lo que el señor Haroldo explicaba. Pensó un poco y preguntó:

- Papá, ¿es por eso que la gente, todo el año, ayuda a preparar las cestas de Navidad en el centro espírita y después vamos a entregarlas en ese barrio pobre?

- ¡Sí, hijo! Es por eso, también, que la gente se reúne en familia, trae a la abuela, invita a su tía y sus primos, leemos el evangelio y hacemos la oración de Navidad. Buscamos vivenciar la Navidad espiritual, que es mucho más que comer y recibir regalos.

- Yo sé, entendí... – dijo José, conforme.

Los dos se levantaron y se abrazaron con cariño. El “espíritu de la Navidad” ya estaba comenzando en ellos…



Traducción:
Carmen Morante
carmen.morante9512@gmail.com
 

 


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