Espiritismo para
los niños

por Marcela Prada

 

Tema: Amor a la familia / Gentileza


Naranja madura


El tío Juca había plantado un pomar y estaba trabajando en él, cuando descubrió, entre las frutas verdes, una bonita, grande y madura naranja. Era la primera de la temporada de naranjas. Hacía mucho calor ese día y tenía sed. Por eso, exclamó satisfecho:

- ¡Qué delicia! ¡Ya tengo con qué refrescarme!

Y contento, abrió su navaja para pelarla. Pero, antes de comenzar, el tío Juca pensó en su mujer, a quien también le gustaría esa apetitosa fruta madura.

- Joana debe sentir calor también, cocinando cerca al fogón. Voy a llevarle la primera naranja de nuestro pomar.

La esposa se puso muy feliz con el regalo inesperado. Pero en vez de comerla, se acordó de su hija, que pronto llegaría del río, donde estaba lavando la ropa.

- Voy a guardar la naranja para ella. Viene cargando la ropa, en el sol. Va a llegar acalorada. ¡Apreciará mucho esta naranja suculenta!

Y diciendo eso, guardo la fruta para su hija, que realmente adoró recibirla al llegar a casa. Pero, de la misma forma que hicieron sus papás, la niña también, antes de saborear la deliciosa naranja, pensó en su hermano, que no demoraría en regresar de la tienda, donde había ido a vender las verduras de la huerta, y dijo decidida:

- El sol está fuerte allá afuera. Mi hermano volverá cansado y con sed… ¡Va a deleitarse con estos gajos llenos de jugo!

Y feliz, con la idea de beneficiar a su hermano, corrió a la puerta a esperar al joven, que no demoró mucho en llegar.

El hermano, satisfecho con el regalo de la niña, examinó la linda fruta. Cuando ya iba a pelarla, se acordó, entonces, del padre y dijo:

- Es nuestro padre quien debe saborearla. Es él quien trabaja sin descanso en el pomar y fue él quien plantó el árbol que dio tan bella fruta. Y así, sin dudar, fue al encuentro del padre, que conmovido agradeció el cariño de su hijo.

Por eso, esa misma noche, después de cenar, todavía reunidos en torno a la mesa, el tío Juca agradeció a Dios la felicidad que reinaba en su hogar. Después, ante la sorpresa de la familia, colocó en un plato una bonita, madura y apetitosa naranja, y todos pudieron deleitarse con los gajos, saboreándola juntos.


Traducción:

Carmen Morante - carmen.morante9512@gmail.com


 

 


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