Entrevista

por Orson Peter Carrara

La violencia es el resultado del egoísmo que aún vive en nosotros

La frase de arriba está implícita en las ideas que constituyen la entrevista que nos fue concedida por el cofrade Martinho de Mendonça Filho (foto), natural de Poços de Caldas (MG), donde reside. De familia espírita desde los abuelos paternos, es ingeniero civil de formación, con MBA de la FGV en Gestión Estratégica de Empresas, y profesional en el Banco Federal de Ahorros. Vinculado al Grupo Espírita de las Samaritanas, en la misma ciudad, es responsable de las reuniones públicas del domingo, en la misma institución.

¿Con qué óptica podemos ver al Cristianismo primitivo a la luz del conocimiento espírita¡?

A la luz de las obras básicas de Allan Kardec, podemos entender cómo fue el origen del Cristianismo en el tiempo en que Jesus estuvo aquí, así como las primeras incursiones de los discípulos y apóstoles en la divulgación y en la práctica de la buena-nueva, el amparo a los necesitados, las curaciones, las prédicas y, después de la ascensión del Maestro, la creación de la Casa del Camino en Judea. Se incluyen también todos aquellos que no tuvieron contacto directo con el Maestro, como por ejemplo Pablo, Lucas y todos los que humildemente se “convirtieron” a la nueva doctrina.

¿De qué manera podemos traerlo a la realidad de nuestros días?  

En su forma mas simple, es decir, en la práctica de la caridad irrestricta bajo el manto de la humildad. Comparativamente, hoy tenemos las mismas dificultades que los fieles seguidores del Nazareno enfrentaron en el primer siglo, como la falta de recursos materiales y financieros, incomprensión entre los mismos seguidores, persecuciones, intolerancia, sectarismo… Pero, así como los primeros cristianos iniciaron el trabajo de perpetuación del mensaje de Jesús, debemos conducirnos hoy con la práctica de su mandamiento: “Amaos los unos a los otros como yo los amé”.

¿Puede esto ser considerado como una restauración de su advenimiento para la atención de las grandes angustias del hombre actual?

“Restauración” es la palabra correcta en el sentido del regreso a un estado anterior. A través de los siglos el mensaje del Evangelio fue adulterado en las múltiples formas de su comprensión, siendo adecuada a los deseos egoístas de la humanidad. Con el estudio de las obras de Kardec, auxiliado por la vasta literatura espírita idónea, percibimos que el tiempo de las revelaciones ha llegado y un nuevo día surge para toda la humanidad con la interpretación realista de las enseñanzas de Jesús. Con la práctica de la caridad real, poco a poco nos vamos alejando de los sentimientos inferiores que aún nos dominan y vamos revelando la centella divina que existe dentro de nosotros, y en consecuencia, aliviando nuestros dolores y angustias, ante de la comprensión de que somos seres eternos.

De sus investigaciones sobre el tema, ¿qué es lo que más le llama la atención?

Existe una frase que dice: “De una verdad incuestionable podemos guardar la absoluta convicción: Jesús no nos abandona en razón de nuestras flaquezas”, (Hermano X, psicografía de Chico Xavier, libro “Historias y Anotaciones” lección 9, Editorial Boa Nova), que nos remite al capítulo 18 del Evangelio de Mateo cuando Jesús pone a un niño entre ellos y les dice que para entrar al Reino de los Cielos es necesario ser humilde como un niño, agregando en el versículo 14: “Nuestro Padre que está en los cielos no quiere que ninguno de estos se pierda”, es decir, para alcanzar el Reino de Dios debemos aprender a ser humildes como en nuestra infancia aquí en el plano físico. Jesús nunca nos abandonó y siempre nos ampara a través de la acción de los espíritus benefactores más cercanos a nosotros.

En ese contexto de investigación y restauración, ¿cómo ubicar el tema de la intolerancia en las relaciones, inclusive la religiosa? 

Sentimientos como sectarismo, intolerancia, arrogancia y prejuicios son el resultado de los atavismos inferiores que aún persisten en nosotros. Solamente la práctica del bien erradicará de una vez de nuestro DNA espiritual esos sentimientos. La orientación de Kardec es sencilla cuando transcribe la respuesta de los espíritus en la pregunta 886 de El Libro de los Espíritus, con respecto al concepto de caridad como lo entendía Jesús: “Benevolencia para con todos, indulgencia para con las imperfecciones ajenas, perdón de las ofensas”. Solamente con el ejemplo del bien en todo momento podremos restaurar el Reino de Dios en la Tierra.

¿Cómo ve usted la violencia, aún tan presente en los días actuales?

La violencia siempre acompañó a la humanidad en su trayectoria evolutiva. Lo que tenemos hoy es la velocidad con la que se divulga la información, lo que, debido al realce que los medios dan a estos asuntos, nos lleva a creer en un aumento exponencial de la violencia en detrimento del bien. Debemos recordar también que una legión de espíritus que viven en regiones umbralinas por siglos están reencarnando y teniendo su última oportunidad de encontrarse en el camino del bien en el orbe terrestre. Paulatinamente, una legión de espíritus benefactores también está viniendo al plano físico en un esfuerzo para incentivar el progreso de todos los seres durante este período de transición. Así como la fiebre denuncia un foco infeccioso en el cuerpo, la violencia es un síntoma y no una enfermedad. La enfermedad es el egoísmo aún latente en nosotros.

¿De qué manera ese legado de otra época, con otros hábitos y sin la tecnología que hoy nos beneficia, puede ser utilizado de manera eficaz para atender los anhelos de paz del presente?

El mensaje de Cristo es eterno. La caridad, la fraternidad y la humildad que Jesús legó al mundo son las características básicas del sentimiento más grande que mueve al universo: el Amor. Encontraremos la paz en nosotros mismos con la práctica de ese amor al prójimo con el olvido de nosotros mismos. Interiorizándonos en la meditación que vivifica, concentrados en la oración que nos une al Creador y trabajando en las aptitudes que ejemplifican, encontraremos el camino del bien y se abrirá una llama de luz en nuestra jornada por los caminos tortuosos que nosotros mismo elegimos para transitar en la noche de los milenios. 

¿Trae esta restauración alguna indicación práctica que se pueda utilizar eficazmente como hoja de ruta de la armonía en la convivencia familiar y social?

Sólo con sentimientos nobles y virtuosos podremos alcanzar la armonía en la Tierra. Comenzando con la paz en nosotros mismos a través del incansable trabajo de difundir las enseñanzas de Jesús, siempre bajo la orientación de la codificación de Kardec. Emmanuel, a través de la psicografía de Chico Xavier, nos dice que "(...) predicar es revelar la grandeza de los principios de Jesús en las propias acciones diarias".

¿Algo significativo que le gustaría añadir para los lectores?

Sin duda encontraremos dificultades en nuestra jornada actual en el plano físico, pero transformemos las amarguras en oportunidades de servicio y aprendizaje a la luz de la revelación de los espíritus. Somos los deudores de otras eras que buscan pagar las deudas contraídas y Jesús nos indicó la fórmula hace 2.000 años cuando dijo "¡Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres!" Somos los cristianos contemporáneos, los obreros de la última hora en la tarea de la revelación del Cristianismo auténtico, tal cual hace veinte siglos lo hicieron los seguidores de Cristo.

Sus palabras finales.

Queridos hermanos, recordemos la humilde figura de Jesús que descendió hasta nosotros y nos dejó el Evangelio, cuyo legado, con el sacrificio de los primeros cristianos, se ha transmitido hasta nuestros días. Recordemos el mandamiento de Jesús y que Él fue acogido entre nosotros en un simple pesebre, creció en la sencillez de Nazaret, ejemplificando su lección entre los enfermos, los mendigos y los endemoniados. Fue encarcelado sin resistencia y humillado pereció entre malhechores. Retornó enseguida y ante los discípulos nada pidió, sólo les orientó que trabajen sirviendo a sus semejantes. Por lo tanto, sigamos estudiando, trabajando y ejemplificando la caridad, confiando en el mensaje del Evangelio a la luz del Espiritismo, seguro de que el amparo de la espiritualidad amiga no nos falta en ningún momento. ¡Mucha paz!


 

Traducción:
Ricardo Morante
rmorante3@yahoo.com

 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita