Entrevista

por Orson Peter Carrara   

Las potencias del alma según Léon Denis

Espírita desde los 20 años de edad, Rodrigo César Miranda (foto) nació y reside en Jundiaí, en el interior de São Paulo. Administrador de Empresas con especialización en Marketing y Gerente comercial en el área bancaria, trabaja en el Centro Espírita A Caminho da Luz en la misma ciudad, donde ejerce como primer Secretario. Estudioso activo y conferencista muy solicitado, Rodrigo nos cuenta sus experiencias y nos comenta sobre las lecciones de Léon Denis, que generó uno de sus enfoques verbales.
¿Cómo se convirtió en espirita y cuándo?

En enero, del año 1997, a la edad de 20 años, emprendí un viaje a la casa de mi abuela en el interior de São Paulo. En la estación de autobuses de mi ciudad, Jundiaí, había una librería de libros espíritas y entré para mirar las obras y encontré el libro En El Mundo Mayor del Espíritu André Luiz, por Chico Xavier.  Durante el viaje aproximado de 8 horas prácticamente lo leí en su totalidad y, al regresar del viaje, comencé los estudios espíritas en el Centro Espírita Operarios da Verdade, de mi ciudad.

¿Qué le parece la experiencia del contacto con el público a través de conferencias públicas?

Para mí siempre es una oportunidad enriquecedora. Aprendo mucho de ese contacto con la gente, en las historias de la vida que me  narran; me siento fortalecido por el intercambio de vibraciones y muy alegre por compartir reflexiones de la Doctrina Espírita. Sin embargo, soy plenamente consciente del deber de aplicar en mí todo lo que se habla, frente a la imperiosa necesidad de mejorar siempre.

¿De dónde le viene el gusto por las preguntas reflexivas del Espiritismo?

Desde que comencé en la doctrina, en 1997, pero esto se intensificó a partir del año 2007, cuando me puse en contacto con la metodología de la Evangelización de los Espíritus, estructurada por Eurípides Barsanulfo, en Sacramento-MG. Participé del 36° Encuentro en julio/2007 que también celebraba los 100 años del Colegio Allan Kardec de Sacramento y que fue coordinado por Alzira Bessa França Amui. La propuesta de este método es la aplicación de la Doctrina Espírita en nosotros mismos; que vivamos verdaderamente las lecciones traídas por Allan Kardec que facilitan la comprensión de las enseñanzas de Jesús, ayudándonos a vivir como Espíritus que somos, haciendo elecciones alineadas con la verdad y la ley del amor. Reflexionar sobre lo que siento, lo que pienso, cuáles son mis tendencias, virtudes y puntos para renovarse, se convirtieron en un trabajo continuo principalmente a partir de ese acontecimiento.

En la tercera parte de la obra El Problema Del Ser, El Destino Y El Dolor, de Léon Denis, encontramos el subtítulo Las Potencias Del Alma, con varios ítems de profundo valor doctrinario. ¿Qué nos puede decir sobre ese estudio del gran Denis?

Léon Denis nos ofrece el camino para nuestra victoria espiritual, aquella que se obtiene sobre nosotros mismos. Al activar las potencias de nuestra alma, nuestras fuerzas íntimas, pasamos a dirigir nuestras existencias hacia lo que realmente nutre nuestro ser. En este trabajo, que es continuo, vamos superando pasiones, debilidades, condicionamientos infelices y vamos avanzando hacia una existencia exitosa, de armonía inquebrantable, de fe y de equilibrio interior.

De los artículos referidos allí, ¿cuál le llama más la atención?

Destaco la primera potencia señalada por Denis, que es la voluntad. Es la voluntad la que genera la acción, la que nos impulsa hacia adelante, la que nos ofrece la fuerza para alcanzar el objetivo. Con ella damos el primer paso; los demás vendrán en secuencia. La voluntad de cambiar, de ser mejor, de crecer espiritualmente, de ser feliz, de vencer el miedo, la inseguridad y la depresión... Esa fuerza tiene que ser trabajada con verdadero empeño por nuestra parte, recordando que la acción en el bien tiene la capacidad de sostener la energía de la voluntad en niveles altos.

¿Qué nos dice sobre la reforma del carácter, a través de la disciplina del pensamiento, como sugiere uno de los estudios?

El pensamiento es la fuente viva de la creación. Pensamos en todo momento, creamos todo el tiempo. Conocer nuestro pensamiento característico, el que nos domina a lo largo del día, es fundamental para nuestra renovación moral. Al identificar que alimentamos un pensamiento enfermizo, necesitamos renovarlo, iluminarlo. Léon Denis destaca en este proceso de renovación mental la oración que eleva, el cumplimiento de nuestros deberes, las altas reflexiones de la vida, y tomar la libertad de complementarnos, resaltando la importancia de nuestro empeño con las lecturas edificantes y el trabajo en el bien al lado del prójimo, de manera regular y constante.

Y sobre el Dolor, ¿qué le gustaría decir?

Cuando insistimos en los caminos del desequilibrio y de las malas pasiones, cuando nutrimos nuestras malas tendencias y menospreciamos las potencias de nuestra alma, que nos podrían ascender hacia Dios, si se ponen en práctica, surgirá el dolor, inevitable, como una gran bendición enviada por el Padre, a través de sus leyes, para redirigirnos hacia el camino del bien. El dolor encierra ilusiones, cambia los planes materiales y tiene la capacidad de doblar las rodillas del orgullo y del egoísmo. Nos enseña paciencia – ya que no es en nuestro tiempo que la situación se resuelve – trabaja nuestra fe y confianza en Dios y nos invita a la resignación, ya que sólo salimos victoriosos cuando entendemos que en esos momentos de dificultades y testimonios, tenemos más oportunidades para desarrollar nuestras potencialidades espirituales.

De sus memorias acerca de los enfoques y estudios del tema, ¿cuál de los ítems repercute más en el público?

El Espiritismo es consolador por excelencia y, al tratar este tema, lo que más me llama la atención es la esperanza renovadora que ofrece la doctrina. Que el dolor es pasajero, que tenemos la fuerza para vencer la parálisis espiritual que nos ahora aflige, que las relaciones difíciles tienen una razón de ser y que no fuimos atraídos por la casualidad hacia determinado núcleo, que la verdadera felicidad está en nuestras manos y que depende solamente de nosotros, que la muerte biológica del cuerpo no elimina los lazos del corazón y que nuestro ser amado continua vivo... Esta llama divina llamada esperanza es lo que más me conmueve. Percibir que la gente saldrá consolada, con la certeza de que es posible ser diferente y mejor, me alienta a seguir adelante.

Sus últimas palabras.

En estos momentos de dificultades que atraviesa el mundo y que sólo reflejan la ignorancia y la inmadurez espiritual aun reinante, Jesús nos invita a ayudarlo en la gran obra de renovación que se opera y que debe comenzar urgentemente en nosotros mismos. Nosotros, los espíritas, somos los trabajadores de la última hora y, por ello, nos comprometemos en la ejecución fiel de nuestra planificación reencarnatoria, silenciando melindres, haciendo renuncias y avanzando siempre en el bien, nos dará la plenitud espiritual como nunca la hemos sentido en nuestro viaje evolutivo hasta el día de hoy.

 
Traducción:
Ricardo Morante
rmorante3@yahoo.com

 

 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita