Editorial 

 
Señales del verdadero espírita


Nuestro querido compañero Hugo Gonçalves, que tantos y bellos ejemplos nos legó, tenía la costumbre de decir que la persona que tuviese una semana de Evangelio ninguna disculpa podría presentar como justificativa de sus deslices e indecisiones.

Si a esa semana de Evangelio juntásemos el conocimiento, aun que parcial, de lo que nos enseña el Espiritismo, la situación del individuo, ante el tribunal de la propia conciencia, se tornaría aún más precaria e indefensable.

La razón de eso es muy sencilla, una vez que los espiritistas saben perfectamente cuál es la finalidad de nuestra existencia en el mundo y lo que se espera del espírita digno de ese nombre, o sea, del verdadero espírita.

Espírita que es realmente espírita tiene el deber moral de ser hoy mejor que ayer.

Sobre el asunto, Allan Kardec escribió:

“Se reconoce el verdadero espírita por su transformación moral y por los esfuerzos que emplea para domar sus inclinaciones malas.”(El Evangelio según el Espiritismo,cap. XVII, ítem 4.)

Lo que ocurre, sin embargo, que domar las malas inclinaciones, como propuesto por  Kardec, implica someternos a un proceso auto educativo, en el cual la llamada educación de los sentimientos tendrá siempre primacía.

Joanna de Ángelis, mentora de la obra mediúmnica de Divaldo Franco, se refirió al tema en más de una oportunidad, destacando siempre, como medida inicial de la transformación moral, el proceso del autoconocimiento, a partir del cual, consciente de sus necesidades reales, pueda el individuo enfrentar el fondo oscuro de su alma y de ese modo, con todo el empeño, domar sus tendencias e inclinaciones infelices.

En un conocido texto titulado “Terapia del autoconocimiento” nos propone Joanna de Ángelis:

“Profundiza el autoanálisis y tienes el coraje de desnudarte ante la propia conciencia. 

Enumera tus más graves emociones perturbadoras y raciocina sobre su vigencia en tu comportamiento. Enfréntalas, una a una, no justificándolas, ni escamoteándolas bajo la disculpa habitual.

Resuélvete por sanar la situación aflictiva de tus días, optando por la adquisición de la salud.

Consciente de que es lo que hiciste de ti, y podrás ser lo que vengas a hacer de ti propio, no postergues la decisión del auto encuentro.

Mientras la anestesia de la mentira te obnubile el raciocinio, transitarás de uno para otro problema, sin que consigas la paz real. […]

El hombre que se conoce posee un tesoro en el corazón. El discernimiento que lo caracteriza es su luz encendida en su íntimo, indicándole el rumbo.

Conociendo la fragilidad de la vestimenta carnal, valoriza cada hora y aplícala bien, viviéndola intensamente, en cuyo comportamiento recogerás los mejores frutos.

Cada vez que te resuelvas por descubrirte, conduce una propuesta de liberación.  Empieza por los vicios sociales de la mentira, de la maledicencia, de la calumnia, del pesimismo, de la sospecha, pasando a los dramas del comportamiento, en la envidia, en celos, en el resentimiento, en el rencor, en el odio… Posteriormente, elabora las medidas educativas a las dependencias a los alcohólicos, al tabaco, a las drogas alucinógenas, a la lujuria, a los disturbios de conducta y a las investidas de las alucinaciones psicológicas…

Cada paso será para ti una conquista nueva. Toda victoria, por pequeña que sea, significará un avance.

Como los condicionamientos son la segunda naturaleza, en la naturaleza humana, generarás hábitos saludables, que te culminarán en forma de equilibrio y paz.” (Momentos de Iluminación,obra psicografada por el médium Divaldo P. Franco)

¿La tarea es difícil?

Sin duda, en muchos casos puede ser, bastante difícil y demorada. Pero los resultados son duraderos y definitivos, además de hacer parte de la caminata rumbo a la perfección, meta que el Creador señaló para todas sus criaturas y que podemos atingir más o menos rápidamente, conforme nuestros esfuerzos.

 

Traducción:
Elza Ferreira Navarro
mr.navarro@uol.com.br

 

 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita