Especial

por Leonardo Marmo Moreira

“Kardec-Estricto” versus “Espiritualismo permisivo”

Hay un grupo en el movimiento espírita que defiende una especie de estudio doctrinario “Kardec-Estricto”, o sea, Espiritismo es tan solamente la obra de Allan Kardec. Nada más.

La postura arriba mencionada es casi tan extraña como aquella inconsecuente actitud de los que dicen “todo lo que habla de Dios es bueno”. El grupo del “Kardec-Estricto” parece ser una especie de “respuesta”, dentro del movimiento espírita, a ese último subgrupo, que es mayor y más antiguo, y que tiene características espiritualistas altamente permisivas, en el mejor estilo “habló del bien significa que es bueno”. Ese subgrupo asociado a un “Espiritualismo permissivo” acostumbra alegar que cualquier actitud de orientación doctrinaria más esclarecedora y diferenciadora de lo que tiene calidad en relación a lo que no tiene calidad doctrinaria “es falta de caridad” con aquellos que cometen errores doctrinarios.

Son dos actitudes completamente opuestas y pasibles de análisis.

Comencemos por los espiritualistas altamente permisivos. Ellos afirman que el centro espírita tiene que divulgar y vender de todo lo que habla del bien, pues argumentan no poder restringir la libertad de las personas. Podríamos cuestionar: ¡¿podemos divulgar y vender todo igual?! ¿El Padre Marcelo Rossi, Nelson Rodrigues y Paulo Coelho incluidos?! Sería el caso de también preguntar lo que diferencia una libreria espírita de un libreria espiritualista o de una libreria común.

Así como hicimos con la libreria espírita, podemos cuestionar el centro espírita. ¿Qué diferencia un centro espírita de un grupo espiritualista cualquiera o de cualquier otro grupo, religioso o no?

Algunos podrían arriesgar responder que es la caridad, pero esa respuesta es insatisfactoria porque la caridad es hecha, con varios matices, en varios ambientes que no son espíritas. Otros responderían: el Evangelio, pero bien o mal, el Evangelio es predicado en varios núcleos cristianos, lo que, inclusive, ya ocurría mucho antes de surgir el Espiritismo en 1857. Es evidente que el Evangelio está presente en la Doctrina Espírita, pero solamente el Evangelio, así como ocurre con la caridad, no consigue caracterizar y diferenciar totalmente el núcleo espírita de otros grupos, aún considerando que la interpretación espiritista del Evangelio tiene características peculiares y de mayor lucidez en términos de fe razonada.

El hecho de ser una Doctrina altamente esclarecida en lo que concierne a la alteridad y de no restringir la felicidad espiritual a cualquier segmento no quiere decir que la Doctrina Espírita no tiene identidad propia del punto de vista conceptual. Al contrario, es un cuerpo doctrinario extremadamente coherente y bien construido, no aceptando cualquier idea solamente por contener algo de pensamiento positivo, auto-ayuda, Evangelio y/o espiritualismo (ved la admirable exposición de nuestro compañero José Passini titulada “Análisis de la Literatura Espírita”).

En el otro extremo, el subgrupo “Kardec-Estricto” tendría solamente las obras de Kardec en su libreria, que debería ser, en principio, una “mini-libreria”. En los centros espíritas de ese subgrupo sólo podrían ser citadas básicamente las obras de Allan Kardec.

Es importante resaltar que, si fuera para leer un sólo autor, que sea Kardec. Kardec es el primero, mayor y más fiable y recomendable autor espírita.

Bajo la perspectiva registrada en el párrafo anterior, no dejamos de respetar a los compañeros que sólo estudian Kardec. Sin embargo, es importante resaltar: sólo estudiar a Kardec es una cosa; ¡sólo admitir informaciones que estén explícitamente en Kardec es otra, completamente diferente! La primera actitud es una elección respetable de estudio espírita, mientras que la segunda actitud significa ignorar, por completo, el carácter evolutivo de la Doctrina Espírita, el cual, obviamente, está explícito en Allan Kardec (ved “La Génesis”). Luego, la segunda actitud representa una contradicción.

Estudiar solamente a Kardec por una cuestión de prioridad, en función de una mejor construcción doctrinaria inicial o por una cuestión de exíguo tiempo disponible, consiste en actitud bastante razonable, desde que esa selección, en principio sabia y coherente, no resvale en ataques groseros y gratuitos a otros autores respetables del movimiento espírita, como hemos visto en algunos casos. De hecho, no es preciso mayores reflexiones para identificar tal posicionamiento como algo inconcebible en cualquier individuo con un mínimo de espiritualidad, independientemente de su vinculación religiosa.

No podemos, sin embargo, dejar de identificar una paradoja en los compañeros “Kardec-Estricto”. Ahora, el segundo libro de Kardec es “El Libro del Médiuns – Guía de los Evocadores” (LM). Es la segunda obra fundamental de la Codificación y en ella Kardec se esfuerza para explicar el fenómeno mediúmnico y para enseñar cómo lo conducís adecuadamente en el contexto espírita, o sea, cómo practicar la mediumnidad para fines elevados, con efectiva productividad (aquello que se convino llamar en el movimiento espírita “mediumnidad con Jesús”). Ahora, si la única obra que sirve es la de Kardec y ninguna otra, de médium alguno, ¿por qué el Maestro de Lyon enseñó como lidiar y trabajar con la mediumnidad? ¿Sería, por casualidad, sólo para aplicación de pases o solamente para psicofonías en reuniones de desobsesión? Probablemente no.

De hecho, Kardec menciona pero no enfatiza la aplicación de pases en su obra; además, el Maestro de Lyon da un destaque especial a la psicografia o mediumnidad escribiente en LM, lo que no ocurre con la psicofonía o mediumnidad hablada. Kardec, en LM, recomienda pruebas mediúmnicas concernientes a la psicografia. Por lo tanto, el Maestro de Lyon probablemente esperaba que nuevos médiums psicógrafos desarrollaran aspectos doctrinarios después de su muerte, una vez que sabía estar enfermo y tenía noción de que probablemente no viviría mucho tiempo (en el diálogo con el desencarnado Doctor Demeure, en 1865, eso queda evidente). Nada que él haya dejado escrito, inclusive en la Revista Espírita, hace suponer lo contrario, o sea, en ningún texto Kardec exhibe cualquier señal de que el Espiritismo estaría listo y acabado y que solamente sus obras deberían ser leídas y valoradas.

Por otro lado, constatamos a compañeros “formando” médiums en cursos que aceptan gran número de ingresos y haciendo severas restricciones a Chico Xavier, Divaldo Pereira Franco, Waldo Vieira (mención concerniente a la fase de actuación espírita de Waldo) e Yvonne de Amaral Pereira. ¿Posiblemente los médiuns formados en esos métodos son mejores que los cuatro médiums citados? Si son, nos gustaría conocer las obras de esos médiums, los cuales fueron supuestamente más bien formados con tales procedimientos, cursos y estrategias pedagógicas. Como la psicografia fue la mediumnidad más valorada por Kardec en LM, aguardamos los textos supuestamente superiores que son obtenidos con tales procedimientos, principalmente aquellos venidos de grupos que menosprecian el contenido obtenido por la mediunidade de CX, DPF, WV e YAP.

En ese escenario, tenemos dos situaciones posibles:

2)  Esos grupos no tienen mensajes mediúmnicos superiores a esos médiums que ellos desprecian.

3)     Esos grupos pueden considerar que tienen mensajes mediúmnicos superiores a aquellos de los médiums citados.  Están invitados, así pues, a publicarlos para que nosotros podamos ser igualmente beneficiados por esas contribuciones.

Con el debido respeto, considero improbable que tengan mensajes superiores a aquellos de esos cuatro médiums que ellos tanto menosprecian.

No estamos afirmando que todo lo que fue obtenido por el cuarteto mencionado no esté sujeto a críticas y correcciones, pero, en general, proporcionaron lo que tenemos de mejor em la mediumnidad del siglo XX, salvo mejor juicio.

¡¿Qué tales grupos “Kardec-Estricto” acostumbran a hacer entonces?!

O paran con reuniones mediúmnicas (que es una alternativa menos utilizada).

O continuan con las reuniones mediúmnicas para fines de pases y psicofonía en reuniones de desobsesión, continuando a atacar a Chico, Divaldo, Yvonne y Waldo, los mayores médiums psicográficos espíritas del siglo XX, sin generar resultados próximos de aquellos producidos por esos médiums, pero continuando criticando duramente a tales médiums.

La actitud de arriba, de clara incoherencia doctrinaria, tiene dos implicaciones muy negativas:

a) hace suponer que Kardec erró de alguna forma, pues propuso algo tan difícil que sólo él conseguía organizar de forma productiva (o sea, la reunión mediúmnica y, principalmente, la productividad mediúmnica buscando la generación de conocimiento doctrinario), ¡y más nadie!

b) nivela por debajo a todos los médiums, y ahí, sí, fomentan una extraña     mentalidad que favorece una serie de médiums y autores malos (bajo el punto de vista doctrinario). Muchos de esos médiums y autores, algunos de ellos “best-sellers, se sienten “libres” para continuar produciendo obras pésimas, pues, al final, en esa visión altamente distorcionada de la realidad, estarían “aproximadamente en el mismo nivel” de Chico, Divaldo, Yvonne y Waldo, pues serían “igualmente” despreciados.

Kardec, en su obra “Qué es el Espiritismo”, en el segundo capítulo, en el ítem cuarto, explica:

“El Espiritismo también tiene aprendices; y quien quiera esclarecerse no debe coger enseñanzas de una sola fuente, porque sólo por el examen y por la comparación se puede afirmar un juicio” (Allan Kardec – “Qué es el Espiritismo”).

Nuestra conclusión y sugestión es que el subgrupo “Kardec-estricto” debería abstenerse de criticar de forma tan inconsecuente a Chico, Divaldo, Yvonne y Waldo, pues, al hacer eso, se comprometen con el deber de ofrecer contribuciones para la literatura espírita, mediúmnica o no, superiores a aquellas ofrecidas por los citados médiums. Ahora, este objetivo, por lo que conseguimos aprender, no há sido logrado. Luego, tales criticas acerbas a CX, DPF, YAP y WV demuestran, en realidad, de parte de esos críticos, que los mismos poseen poça aptitud para lidiar con la mediumnidad a fin de generar mensajes que generen contribuciones efectivas para el crecimiento de la Doctrina Espírita y/o del Movimiento Espírita.

Tales contradicciones denotan incomprensión o por lo menos necesidad de mayor intercambio de informaciones y experiencias en nuestros estudios sobre mediumnidad en el movimiento espírita.

Conclusiones

La postura ideal del espírita debe ser la de valorar, con todo el énfasis, la obra de Allan Kardec en primer lugar, y, en segundo lugar, también valorar las llamadas excelentes obras subsidiarias. Cabe al espírita consciente estudiar con profundidad y perseverancia para seleccionar las obras que son verdaderamente dignas de ser consideradas subsidiarias a la obra de Allan Kardec.

Entre las dos posturas analizadas en el presente artículo, a nuestro ver indebidas, de los subgrupos “Kardec-Estricto” y “Espiritualismo permisivo”, consideramos que la actitud “Kardec-Estricto” es la menos incoherente. No obstante, tal postura seria, menos inadecuada desde que no repercuta en ataques a trabajadores y médiums que ofrecieron y ofrecen legítimas contribuciones al trabajo espírita y desde que no implique una percepción de que el texto de Kardec es un tipo de “texto sagrado”, “infalible”, lo que violentaria una de las grandes contribuciones del Espiritismo que es la “Alianza de la Ciencia y de la Religión” (ved “El Evangelio según el Espiritismo”), o, en otras palabras, el triple aspecto doctrinario: ciencia, filosofía y religión.

 

Traducción:
Isabel Porras - isabelporras1@gmail.com

 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita