Estudio de las Obras de Allan Kardec

por Astolfo O. de Oliveira Filho

 
La Revista Espírita de 1862

Parte 12

Continuamos el estudio de la Revue Spirite correspondiente al año 1862. El texto condensado del volumen citado será presentado aquí en 16 partes, tomando como base la traducción de Júlio Abreu Filho publicada por EDICEL.


Preguntas para el debate


A. El apego al dinero ¿crea dificultades a los desencarnados?

B. ¿Cuál es el principal efecto de la oración?

C. ¿Cómo los inmortales analizan la venganza?


Texto para la lectura


124. El caso François Riquier, un soltero codicioso, que dejó a sus parientes una fortuna considerable, es mostrado en la Revue, comprobando que el apego al dinero perturba a las personas, incluso después de la muerte. El caso prueba también que el Espíritu puede conservar, durante muchos años, la idea de que aún pertenece al mundo corpóreo. Esa ilusión no es exclusiva de los casos de muerte violenta: parece ser consecuencia de la materialidad de la vida terrena. (PP. 246 y 247)

125. El valor de la oración es destacado por dos comunicaciones transmitidas por Angèle Rouget y San Agustín. Estas son las enseñanzas contenidas en ellas: I – Hay oraciones que “no traen el sello del perdón”. II – El principal efecto de la oración es actuar sobre la moral del Espíritu, tanto para calmarlo como para conducirlo al bien. III – Trayéndolo al bien, la oración apresura la clemencia del juicio supremo, que siempre perdona al pecador arrepentido. IV – La oración es como un rocío beneficioso que hace menos árida la tierra reseca. V – Las oraciones de los encarnados tienen el mérito de las emanaciones terrenas, que suben voluntariamente a Dios. VI – El encarnado que ora por el prójimo cumple la noble tarea de los Espíritus. VII – La oración es, para los Espíritus protectores, un deber; para los hombres, una abnegación. (PP. 247 a 250)

126. En dos comunicaciones transmitidas en el grupo de Sainte-Gemme, Hippolyte Fortoul habla del crecimiento del pensamiento espírita en Francia y dice que una conciencia pura, una caridad y una humildad sin límites, son la mejor de las oraciones para llamar al Espíritu Santo. (PP. 250 y 251)

127. Lamennais y Pierre Ange, en la Sociedad Espírita de París, hablan de la importancia del perdón y del error de la venganza. En ésta, existe algo impío y degradante para el Espíritu. La venganza es incompatible con la perfección. Mientras un alma conserve ese sentimiento, quedará en los subsuelos del mundo espiritual. (PP. 251 a 253)

128. La Revue informa sobre el lanzamiento del primer libro de mensajes espíritas del grupo de Brotteaux. (P. 253)

129. El número de setiembre comienza con la transcripción del discurso de inauguración de un grupo espírita en Burdeos, hecho por su fundador, Sr. Condat, en marzo de 1862. (PP. 255 a 260)

130. Habiendo predicado en Marmande, en mayo/1862, Fray F..., dominico, en uno de sus últimos sermones, tiró algunas piedras contra el Espiritismo. El Sr. Dombre, deseando discutir más profundamente el asunto, le mandó una carta bajo el pseudónimo de Un católico. La carta fue transcrita por la Revue. Fray F... se dio cuenta de que el autor de la carta era espírita, y no católico. Sin embargo, consciente de que en esa ciudad cuanto más se habla contra el Espiritismo más prosélitos se hacen, el clérigo partió sin volver al asunto nunca más. (PP. 260 a 263)

131. La Revue publica una carta enviada por A. Gassier, uno de los miembros de la Sociedad Espírita de París, a las directoras de un internado donde estudia una de sus hijas, en la capital francesa. En la carta, el cofrade protesta contra las groserías proferidas por cierto profesor contra las personas que se dedican a las manifestaciones espíritas, llamándolas bufones, engañadas o estúpidas. Kardec lamenta la imprudencia del detractor, recordándole que en Francia había, en esa época, tantos espíritas como judíos y protestantes. (PP. 264 a 266)

132. Refiriéndose al resultado que la creencia espírita puede producir, Kardec habla de las personas educadas desde la infancia en las ideas espíritas. Más dóciles, más sumisas, más respetuosas, la certeza de la presencia de los familiares queridos, que las ven incesantemente y con los cuales pueden entretenerse, son un freno poderoso, por el temor saludable que eso inspira. “Cuando la generación sea educada en las creencias espíritas, se verá otra juventud, más estudiosa y menos turbulenta”, afirma el Codificador. (P. 267)

133. Finalizada la era de la burla y de la ironía, los enemigos del Espiritismo ensayaron otro medio: la persecución. La Revue informa sobre varios casos que conmueven hasta la persona más insensible y, por eso, no vale la pena recordar. (PP. 267 a 272)

134. La Revue relata un curioso caso de reconciliación promovida por los Espíritus (PP. 272 y 273) (Continúa en el próximo número.) 


Respuestas a las preguntas


A. El apego al dinero ¿crea dificultades a los desencarnados?

Sí, como muestra el caso François Riquier, un soltero codicioso, que dejó a sus parientes una fortuna considerable. El apego al dinero perturba a las personas, incluso después de la muerte, las cuales pueden conservar, durante muchos años la idea de que aún pertenecen al mundo corpóreo. Esa ilusión no es exclusiva de los casos de muerte violenta, sino también una consecuencia de la materialidad de la vida terrena. (Revue Spirite de 1862, pp. 246 y 247.)

B. ¿Cuál es el principal efecto de la oración?

El principal efecto de la oración es actuar sobre la moral del Espíritu, tanto para calmarlo como para conducirlo al bien. Trayéndolo al bien, la oración apresura la clemencia del juicio supremo, que siempre perdona al pecador arrepentido. La oración es como un rocío beneficioso que hace menos árida la tierra reseca. (Obra citada, pp. 247 a 250.)

C. ¿Cómo los inmortales analizan la venganza?

En mensajes transmitidos en la Sociedad Espírita de París, Lamennais y Pierre Ange, hablan de la importancia del perdón y del error de la venganza. En esta, existe algo impío y degradante para el Espíritu. La venganza es incompatible con la perfección. Mientras un alma conserve ese sentimiento, quedará en los subsuelos del mundo espiritual. (Obra citada, pp. 251 a 253.)

 

Traducción:

Maria Reyna - mreyna.morante@gmail.com



 

     
     

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