Estudio de las Obras de Allan Kardec

por Astolfo O. de Oliveira Filho

La Revista Espírita de 1861

Parte 4

 

Continuamos en esta edición el estudio de la Revue Spirite de 1861, publicación mensual de divulgación espírita fundada y dirigida por Allan Kardec. Este estudio se basa en la traducción al idioma portugués realizada por Júlio Abreu Filho y publicada por EDICEL. Las respuestas a las preguntas propuestas se encuentran al final del texto para la lectura.


Preguntas para el debate


A. ¿Qué significado tenía entre los antiguos la palabra dios?

B. ¿Puede una persona, una semana después de desencarnada, tener dudas de su propia muerte?

C. ¿Aprobaba Kardec las reuniones mediúmnicas con público?


Texto para la lectura


55. Kardec dice que la cuestión de las mesas y las planchetas es totalmente accesoria y no la principal. Ellas fueron el preludio de los grandes y poderosos medios de comunicación, como el alfabeto es el preludio de la lectura actual. (PP. 114 y 115)

56. Demostrando la utilidad de la mediumnidad, Kardec recuerda que no faltan los enemigos en el mundo de los Espíritus. Allá como acá, los más peligrosos son los que no conocemos. El Espiritismo práctico nos permite conocerlos. (P. 116)

57. La Revue transcribe el análisis que el Sr. Escande hizo en el periódico Mode Nouvelle, de la obra “Historia de lo Maravilloso”, del Sr. Louis Figuier. (P. 117 a 125)

58. Analizando un artículo publicado por el Siècle del 4/2/1861, Kardec dice que entre los antiguos, la palabra dios tenía un significado muy elástico: era una cualificación genérica, aplicada a todo ser que les parecía elevarse por encima del nivel de la Humanidad. Ese es, en esencia, el principio de la Mitología. Los dioses solo eran los Espíritus de simples mortales que se manifestaban en aquella época, como se da actualmente. (PP. 126 y 127)

59. El Cristianismo despojó a esos dioses de su prestigio y el Espiritismo los redujo, hoy, a su justo valor, demostrando que solo existe un Dios, el Creador de todas las cosas. (P. 127)

60. Alfred Leroy, de 50 años, de fisionomía distinguida, se ahorcó en el camino a Charenton. En una carta encontrada en su bolsillo, Alfred dice que recurrió al suicidio por haber sido abandonado a su propia suerte. Evocado una semana después, en la Sociedad Espírita de París, su Espíritu dijo que el suicidio era una prueba contra la cual tenía que luchar. (PP. 127 y 128)

61. San Luis, esclareciendo el caso Leroy, dijo que la expiación y el sufrimiento serían la consecuencia de su acción, porque la culpa es mucho mayor cuando el hombre es llevado al suicidio por haber sucumbido a la tentación. (PP. 130 y 131)

62. Jules Michel, muerto a los 14 años y evocado ocho días después de su muerte, tenía dudas de haber muerto. Él podía ver a su madre y a sus hermanos, e incluso a su cuerpo, echado, completamente duro, pero sentía que ya no estaba en él. (P. 131)

63. Jules Michel explicó, hablando de su desencarnación: “Estaba entorpecido; quería moverme y no podía; las manos estaban mojadas de sudor y sentía una gran agitación en mi cuerpo; después ya no sentí nada más y desperté muy aliviado; ya no sufría y estaba ligero como una pluma. Entonces, me vi en mi cama y sin embargo no estaba en ella…” (P. 132)

64. Un mensaje enviado a Kardec por el Conde X..., de Roma, dice que, no siendo una ley nueva, el Espiritismo está destinado a restablecer la unidad de la creencia, pues es la confirmación y el esclarecimiento del  Cristianismo. (PP. 133 y 134)

65. Hablando sobre la envidia en los médiums, el Espíritu de Luos dice que hay muchos médiums que se vuelven soberbios, en vez de humildes, a medida que sus dones se desarrollan, y por ello rechazan comunicaciones importantes. (P. 137)

66. En el médium – concluye Luos – la envidia es tan temible como el orgullo. No es mostrándose envidioso de los dones del vecino que el médium recibirá dones semejantes. (P. 138)

67. Comentando el mensaje, Kardec dice que los Espíritus simpatizan con los médiums en razón de sus cualidades o de sus defectos; ahora bien, los defectos que más alejan a los Espíritus buenos son el orgullo, el egoísmo y la envidia. (P. 138)

68. En su discurso anual en la Sociedad Espírita de Paris, Kardec rechaza la idea de que las sesiones de la Sociedad se vuelvan públicas, reafirmando que la persona primero debe estudiar para después asistir a las manifestaciones. (P. 140)

69. El Espiritismo es una Ciencia – afirma Kardec – y, como cualquier ciencia, no se aprende jugando. (P. 142)

70. Otra crítica hecha a la Sociedad, según recordó Kardec, dice que ésta se ocupaba de cosas insignificantes, por abstenerse de tratar cuestiones políticas y religiosas. Kardec refutó esa crítica en su discurso anual. (P. 143)

71. Kardec agradeció, en su alocución, la colaboración recibida no sólo de los Espíritus sino también de los médiums, afirmando que el mundo de los Espíritus los espera y que allá toda su dedicación será compensada, en la medida del desinterés, de la humildad y de la abnegación demostradas aquí. (P. 144)

72. Aludiendo a los principios básicos del Espiritismo, Kardec dice que todas las comunicaciones le llegan de fuera los han confirmado, incluso en lo referente a la reencarnación, aceptada ahora por la fuerza de la evidencia. (P. 145) (Continúa en el próximo número.)


Respuestas a las preguntas


A. ¿Qué significado tenía entre los antiguos la palabra dios?

La palabra dios tenía entonces un significado muy elástico: era una cualificación genérica, aplicada a todo ser que les parecía elevarse por encima del nivel de la Humanidad. Ese fue, en esencia, el principio de la Mitología. Los dioses solo eran los Espíritus de simples mortales que se manifestaban en aquella época, como se da actualmente. El Cristianismo despojó a esos dioses de su prestigio y el Espiritismo los redujo a su justo valor, demostrando que solo existe un Dios, el Creador de todas las cosas. (Revue Spirite de 1861, pp. 126 y 127.)

B. ¿Puede una persona, una semana después de desencarnada, tener dudas de su propia muerte?

Sí, y eso es más común de lo que se piensa. La Revue menciona el caso de Jules Michel que, muerto a los 14 años y evocado ocho días después de su muerte, tenía dudas de haber muerto. Hablando de su desencarnación, dijo: “Estaba entorpecido; quería moverme y no podía; las manos estaban mojadas de sudor y sentía una gran agitación en mi cuerpo; después ya no sentí nada más y desperté muy aliviado; ya no sufría y estaba ligero como una pluma. Entonces, me vi en mi cama y sin embargo no estaba en ella…” (Obra citada, pp. 131 y 132.)

C. ¿Aprobaba Kardec las reuniones mediúmnicas con público?

No. El Codificador rechazaba esa idea porque entendía que la persona primero debe estudiar para después asistir a las manifestaciones. Afirmó Kardec: “El Espiritismo es una Ciencia y, como cualquier ciencia, no se aprende jugando.” (Obra citada, pp. 140 a 142.)

 
Traducción:
Maria Reyna - mreyna.morante@gmail.com

 

     
     

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