Especial
por André Luiz Alves Jr.

Año 11 – Nº 532 – 3 de Setiembre de 2017

Guerra en Siria

Hace más de 6 años hemos acompañado en los medios de comunicación la situación dramática del conflicto que envuelve Siria, una guerra civil que ya produjo números sobrecogedores. Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), son más de 400 mil muertos y casi 5 millones de refugiados desde el inicio de la batalla.

Recientemente algunos hechos tensaron aún más la situación. El gobierno sirio golpeó a los rebeldes con un duro ataque de arma química que acabó por hacer víctimas a 86 personas, de entre ellas 27 niños inocentes. Inmediatamente los Estados Unidos bombardearon una base militar de Siria como represalia al uso de armas químicas y, como si no bastara, Rusia se manifestó a favor de Siria y posicionó sus navíos de guerra en el mar Mediterráneo para defender a su aliado. Los ojos del mundo están volcados para ese conflicto que gana estatus de guerra entre potencias.

Entendiendo el conflicto en Siria  Desde el año 2000, cuando Bashar al-Assad asumió el gobierno después de la muerte de su padre Hafez, la población siria viene enfrentando serias dificultades, como el desempleo, la corrupción, el autoritarismo y la represión por parte del gobierno. La mecha del despotismo se dio en 2011 cuando un grupo de jóvenes fue prendido y torturado por las fuerzas de seguridad del gobierno por pintar frases revolucionarías en un muro de una escuela. A partir de ese hecho la población inició una serie de manifestaciones influenciada por la Primavera Árabe1, pidiendo la salida de Assad. El gobierno respondió con violencia, lo que reforzó el entusiasmo de los manifestantes.

Simpatizantes de grupos antigovierno iniciaron una revuelta armada para defenderse contra las embestidas del poder. Con eso la violencia rápidamente tomó cuenta del país. Con el tiempo los civiles dieron espacio a los radicales y jihadistas  partidarios de la guerra santa islámica. Entre ellos están el autodenominados Estado Islámico y el Frente Nusra, afiliada a al-Qaeda. La guerra dejó de ser una simple lucha por el poder y pasó también a envolver aspectos de naturaleza sectária y religiosa, con diversas facciones que forman la oposición combatiendo tanto el gobierno como unas a las otras.

El EI con sus tácticas crueles, aprovechándose de la fragilidad provocada por la guerra civil, pasó a atacar a los diversos frentes de batalla que se establecieron, en la perspectiva de instalar su califado, haciendo el conflicto cada vez más devastador. A partir de 2014, tropas aliadas de Francia, Estados Unidos e Inglaterra iniciaron bombardeos en Siria con el objetivo de contener el avance de los terroristas. En 2015 Rusia inició una campaña de apoyo al gobierno sirio, que había sufrido derrotas importantes en la lucha contra los rebeldes, lo que posibilitóla retomada de la ciudad de Aleppo, el más importante centro tras la capital Damasco, que había sido conquistada por el EI. Como retoma, los terroristas intensificaron de manera desafiadora los ataques contra las potencias mundiales envueltas en el conflicto sirio, por medio de atentados violentos. Los países aliados desde entonces invierten cada vez más en seguridad y en la lucha contra el terrorismo.

Es evidente que la guerra resiste hace tanto tiempo porque es alimentada por intereses dispensados, tanto de potencias regionales como Turquía, que suministra condiciones y armamentos para los rebeldes, e Irán, que apoya incondicionalmente al gobierno sirio, en cuanto a potencias internacionales como a Rusia, que tiene interés político en aquel país. De esta forma, el riesgo de una guerra envolviendo otros países aumenta, pudiendo transformar un conflicto regional en una batalla aún mayor.

Con todo ese contexto, la guerra en Siria pasa a ser problema de todo el mundo, una vez que creó un êxodo de refugiados, tal vez el mayor de la historia moderna, los cuales parten principalmente para Europa buscando asilo, lo que generó una crisis en los países de aquel continente. La ONU estima que son necesarios US$ 3,2 mil millones para proveer ayuda humanitária a 13,5 millones de personas  incluyendo seis millones de niños sirios. Cerca del 70% de la población no tiene acceso al agua potable, una de cada tres personas no consigue suplir las necesidades alimentarias básicas, más de 2 millones de niños no van a la escuela y uno de cada cinco individuos vive en la pobreza extrema.

Las consecuencias de una guerra en los días actuales  El planeta Tierra, desde el surgimiento del hombre, ya atravesó incontables conflictos en diferentes épocas y regiones territoriales. Evidentemente, la motivación, los objetivos y sobre todo los armamentos han cambiado mucho a medida que el tiempo avanza y el hombre progresa intelectualmente. El hecho es que las guerras alteran significativamente el curso de la historia, pues acaban influenciando directamente en civilizaciones, costumbres y territorialización.

La gran preocupación es que, con el advenimiento de la tecnología, las guerras alcanzaron un poder bélico devastador. Los combatientes dejaron de lado las lanzas y las espadas para dar espacio a la pólvora y a las granadas y, en los días actuales, a las armas químicas y nucleares, que detentan gran capacidad de diezmar civilizaciones enteras. La última gran guerra por ejemplo, conocida como 2ª Guerra Mundial, fue el conflicto más letal de la historia de la humanidad, resultando en aproximadamente 70 millones de muertes, y fue el único hasta hoy con el uso de armas nucleares.

Las consecuencias de una guerra son incontables, desde problemas de orden político y económico hasta la muerte de civiles inocentes, pasando por graves cuestiones humanitarias. No hay que pensar solamente en muertes, sino también en personas mutiladas, en enfermedades diseminadas, en problemas psicológicos y traumas de todo órden, teniendo en cuenta que la mayoría abrumadora de las víctimas son seres humanos comunes que no están preocupados con la geopolítica o con las estratégias militares, que sólo quieren que sus hijos vivan y crezcan bien. Son personas que no se preocupan con la “seguridad nacional”, sino con la seguridad personal, con alimentos, ropa, cuidados médicos y paz.

Ciertamente, el gran temor de esos tiempos es de que ocurra una guerra mundial envolviendo a las mayores potencias militares del mundo, con todo su poder bélico de armas químicas y nucleares. Tomando por base el ataque atómico a Japón a finales de la 2ª guerra mundial, que mató instantáneamente a 200.000 personas y otras miles a lo largo de los años por consecuencia de la radiación, podemos tener una idea de lo que sería un gran conflicto armado hoy.

La Guerra a la luz del Espiritismo  En algún momento, buena parte de las personas de bien y principalmente las que son las víctimas de la guerra ya indagaron porqué las batallas existen, o. aún, por qué Dios permite que ellas ocurra. Para responder esas preguntas bajo el punto de vista del espírita, debemos considerar tres importantes aspectos:

 Libre-albedrío: Al hombre es facultado el derecho de pensar y actuar. Es lo que llamamos libre-albedrío. Sin él, seríamos marionetas en las manos de Dios, como explicaron los espíritus a Allan Kardec en las obras de la codificación: Pues quién tiene la libertad de pensar, tiene igualmente la de obrar. Sin el libre-albedrío, el hombre sería uma máquina”2 Es por la libertad de actuar que cometemos equívocos, que a veces causan sufrimientos a nosotros mismos y a otros. Si somos libres en nuestras acciones, no podemos responsabilizar al Creador por las consecuencias de nuestros actos.

 Progreso moral: La calidad de nuestras acciones son directamente proporcionales a nuestro progreso moral; mientras más evolucionado es el espíritu, más nobles serán sus actos. Espíritus moralmente desarrollados no provocan guerras, mientras que espíritus ignorantes tienden a buscar los conflictos para resolver sus intereses. Las guerras nada más son que el reflejo de instintos de los espíritus aún en evolución.

 Ley de causa y efecto: Como nada ocurre por casualidad, la Providencia divina se encarga de hacer los ajustes necesarios, aún en actitudes puramente humanas; de esta forma, las guerras, además de acelerar el progreso colectivo de espíritus reencarnados, también sirve como expiación a aquellos que fueron los verdugos del pasado. Si analizáramos el conflicto sirio de manera superficial, podemos imaginar que los refugiados de ahora fueron los verdugos que en el pasado expulsaron a los nativos de sus tierras por medio de las guerras.

Allan Kardec habla sobre guerras em El Libro de los Espíritus, veamos:

742. ¿Cuál es la causa que lleva al hombre a la guerra?

— Predominancia de la naturaleza animal sobre la espiritual y la satisfacción de las pasiones. En el estado de barbárie, los pueblos sólo conocen el derecho del más fuerte, y por eso es por lo que la guerra, para ellos, es un estado normal. A medida que el hombre progresa, ella se hace menos frecuente, porque él evita sus causas y, cuando ella se hace necessária, él sabe adiccionarle humanidad.

743. ¿La guerra desaparecerá un día de la faz de la Tierra?

 Sí, cuando los hombres comprendieran la justicia y praticaran la ley de Dios. Entonces todos los pueblos serán Hermanos.

744. ¿Cuál es el objetivo de la Providencia al hacer la guerra necesaria?

 La libertad y el progreso.

El hombre evoluciona intelectualmente a pasos largos, pero no es capaz de perfeccionar la moral en la misma proporción. Utiliza la inteligencia contra sí mismo produciendo armas de destrucción masiva con tecnología punta, guiadas por satélites, que pueden alcanzar largas distancias y aniquilar comunidades enteras. Por otro lado, aún no consiguió cultivar en sí la tolerancia, el amor y la compasión.

En este momento en que el planeta Tierra pasa por transición, estaremos sometidos de manera más clara a la Ley de Destrucción. Muchos espíritus aquí reencarnados disfrutan de la última oportunidad en el orbe terrestre corriendo el riesgo de en vez de permanecer afiliados a este mundo, sean exiliados para planetas compatibles con su grado de evolución, pues la marcha del progreso es continua. Hagamos, pues, nuestra parte cultivando el amor y trabajando por la paz.

 

Referências:


MAGNOLI, Demétrio. História das guerras. 3. ed. São Paulo : Contexto, 2006.

KARDEC, Allan. O Livro dos Espíritos: princípios da Doutrina Espírita. Trad. de Guillon Ribeiro. 86. ed. Rio de Janeiro: FEB, 2005.


 

Primavera Árabe es el nombre dado a la onda de protestas, revueltas y revoluciones populares contra gobiernos del mundo árabe que eclosión en 2011. La raíz de las protestas es el agravamiento de la situación de los países, provocado por la crisis económica y por la falta de democracia.

[2] O Livro dos Espíritos

 
 

Traducción:

Isabel Porras - isabelporras1@gmail.com

 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita