Entrevista
por Giovana Campos

Año 11 – Nº 532 – 3 de Setiembre de 2017

En el intercambio entre los dos planos está la ciencia espírita en acción

Cada vez más se busca hacer ciencia dentro de la Doctrina Espírita: investigaciones sobre la mediumnidad, métodos de comunicación con el más allá, pruebas documentadas de hechos transmitidos mediúmnicamente, entre tantas otras posibilidades. Pero ¿cómo estudiar y analizar científicamente el mundo invisible, temas no palpables o demostrables?

El médico Arismar León (foto), miembro de la Asociación Médico-Espírita del Distrito Federal nos habla en la siguiente entrevista al respecto de la ciencia espírita decodificada por Allan Kardec, sus inicios y lo que podemos esperar en los días actuales.

¿Cómo fue la ciencia espírita propuesta por Allan Kardec?

Esta es una pregunta importante y para responderla debemos entender previamente el contexto histórico en que surgió el Espiritismo a mediados del siglo XIX, así como su formación y visión relatada por el propio Allan Kardec para su época. El siglo XIX representó un punto importante en el cambio de los paradigmas humanos, al delegar a la Ciencia y a sus resultados tecnológicos prácticos una confianza sin precedentes y que se igualaba o superaba a la propia fe dogmática, reinante hasta entonces. Kardec recibió sus estudios en pedagogía de Johan Heinrich Pestalozzi, quien a su vez era discípulo de una de las mentes más prominentes del Ilusionismo, Jean-Jacques Rousseau. Este direccionamiento de los estudios de la ciencia llevó a Kardec a formar parte de varias asociaciones científicas de la época. Así podemos decir que le tocó a Kardec, con su visión y formación como investigador y científico, el trabajo ejemplar de emplear la metodología de la investigación vigente y tratar inicialmente de explicar los fenómenos de mesas giratorias dentro de las leyes conocidas. Así, después de descartar el fraude como explicación, trató de encuadrar los fenómenos observados dentro de las leyes naturales, como la electricidad y la gravedad. Cuando observó que las mesas giratorias daban respuestas racionales, lógicas y comprensibles a las preguntas formuladas, abandonó la idea de la explicación de por las leyes conocidas y adoptó el razonamiento de que fenómenos inteligentes proceden de causas inteligentes, dando como explicación una causa inteligente para el origen de los fenómenos.

Esa hipótesis fue confirmada por el propio fenómeno, que decía por la comunicación de los golpes de las mesas que eran seres vivos que vivieron sobre la Tierra y que vivían en un plano extra físico. Y esto es digno de notar, pues generalmente en cualquier ciencia tradicional hacemos experimentos, recogemos los datos, los analizamos para sacar conclusiones y generalizamos estas conclusiones en forma de leyes. Con el Espiritismo, fueron los propios fenómenos inteligentes los que se explicaron. Es como si las grandezas, los hechos observables y que están siendo analizados, como, por ejemplo, un compuesto de una reacción química o las neuronas de un experimento en fisiología, dialogasen y se auto explicasen para el científico o el investigador. Surgía así la ciencia espírita, la primera ciencia que estudió por métodos experimentales la interacción del plano metafísico con el plano material. Como nos dice el propio Kardec: “… Hasta el presente, el estudio del principio espiritual, comprendido en la metafísica, fue puramente especulativo y teórico. En el Espiritismo, es totalmente experimental…” (La Génesis, Cap. IV Ítem 16)

Resumiendo, podemos decir que le correspondió a Kardec la grandiosa tarea, realizada de manera ejemplar y meticulosa de:

-      Identificar la naturaleza del problema;

-      Identificar a las entidades fundamentales a ser consideradas como presupuestos para la resolución del problema y los métodos que podrían se aplicados;

-      Conducir los experimentos para validar las hipótesis;

-      La interpretación de los experimentos y la formulación de la teoría;

-      Identificar los hechos que podrían refutar la teoría. 

De este magnífico trabajo, surge una nueva ciencia, definida por Kardec:

“El Espiritismo es una ciencia que trata de la naturaleza, origen y destino de los Espíritus, así como sus relaciones con el mundo corporal”. (Qué es el Espiritismo, Preámbulo)

Hoy, ¿podemos decir que se hace ciencia espírita?

Definitivamente sí. Toda manifestación mediúmnica auténtica, que se entrelace con el plano extra-físico y el plano material, con el primero relatando sus condiciones, sus leyes y sus interrelaciones con el segundo, representa el “experimento” de la Ciencia Espírita. Y como nos dice Kardec: “La mediumnidad es para la ciencia espírita, así como el microscopio es para el biólogo y el telescopio para el astrónomo”.

La mediumnidad es el instrumento por el cual la ciencia espírita se realiza. Entonces, toda vez que ocurra por la mediumnidad este intercambio entre los dos planos, tendremos ciencia espírita en acción, de modo que podemos concluir que la ciencia  espírita es una de las ciencias de  mayor y constante actividad en el planeta.

¿Cuáles son los métodos de análisis de esta ciencia que no es tan palpable o visual para muchos?

Una de las dificultades a entender en la ciencia espírita está en el hecho de diferenciarla de las ciencias llamadas académicas. Un aspecto importante de análisis de las ciencias se refiere a la diferencia entre sus teorías, métodos y los objetivos de sus estudios. Mientras las ciencias académicas estudian el elemento material, sus leyes y las consecuencias de la interacción de éste con la propia materia, el Espiritismo estudia el elemento espiritual y las relaciones de éste con el mundo material.

La gran diferencia aquí es que este elemento espiritual es inteligente y tiene voluntad propia que es independiente de la voluntad del científico y experimentador. En el libro “Que es el Espiritismo”, editado por Kardec justamente para facilitar la comprensión de esta nueva ciencia, nos dice: “las ciencias vulgares reposan sobre las propiedades de la materia, que se puede a voluntad manipular; los fenómenos que ella produce tienen por agentes fuerzas materiales. No se puede hacer un curso de Espiritismo experimental como se hace uno de Física o de Química, ya que nunca se es dueño de producir los fenómenos espírita a voluntad, y que las inteligencias, que son el agente, hacen que muchas veces se frustren todas nuestras previsiones”.

“La ciencia se engañó cuando quiso experimentar con los Espíritus, como lo hace con una pila volcánica; ha fallado como debía ser, porque actuó presuponiendo una analogía que no existe”. Por lo tanto, aunque estas ciencias, las académicas y la ciencia espírita, necesiten una metodología para sus estudios e investigaciones, la naturaleza y los objetos de sus estudios requieren obligatoriamente metodologías diferentes y, al contrario de las causas manipulables y palpables de los fenómenos de las ciencias oficiales, no podemos manipular los fenómenos observables en la ciencia espírita, que se dan por causas inteligentes e independientes de nuestra voluntad.

¿Cuánto nos ayuda la filosofía a comprender estos fenómenos?

Hay un área de la Filosofía, denominada Filosofía de la Ciencia, que estudia los criterios en la demarcación entre la Ciencia y la Pseudo ciencia.

Esta demarcación tuvo inicio en el siglo XVIII con los filósofos Francis Bacon, John Locke, Kant y David Hume y tuvo su auge durante el siglo XX, después del surgimiento del Positivismo Lógico, conducido por los filósofos y científicos como  Karl Popper, Thomas Kuhn, Paul Feyerabend e Imre Lakatos, entre otros.

Las discusiones en la demarcación entre Ciencia y Pseudociencia continúan en nuestros días sin poder llegar, no obstante, a un consenso universal de los criterios de cientificidad, aunque varios criterios hayan sido propuestos.

Aun cuando no exista un denominador común en esta demarcación, podemos decir que el Espiritismo cumple los criterios científicos en estas discusiones, tales como los de presentar una estructura teórica basada en metodología empírica adecuada, consistencia lógica, coherencia, posibilidad de ser refutable e incluyente, integridad, unidad y simplicidad.

¿Qué otras explicaciones le gustaría dejar sobre la ciencia espírita?

Para aquellos que profundizan en el estudio del Espiritismo, y que lo hacen de una manera sistematizada y sin conceptos a priori, la discusión si el Espiritismo es o no una ciencia es un tema superado. El Espiritismo es una disciplina científica, la primera y la única hasta el momento, que demuestra que la conciencia sobrevive después de la muerte y que estudia la naturaleza de estas conciencias, llamadas espíritus, y de su mundo, el plano espiritual, así como sus interacciones con el plano físico terrenal.

Aquellos que queden presos únicamente al estudio del proceso experimental-mediúmnico de la doctrina, podrán satisfacer su curiosidad, pero perderán su aspecto más importancia que es el estudio de las amplias proposiciones y presupuestos ofrecidos por los espíritus en las diversas áreas del conocimiento, como la filosofía, metafísica, sociología, teología, biología, física entre otras, pero principalmente en el real entendimiento del origen y destino de la naturaleza inmortal humana y su interacción con el Cosmos y con el Creador, dándonos una directriz en la conducción de nuestros destinos ante la inmortalidad y guiándonos por leyes morales de consecuencias irrevocables.

Me gustaría terminar con el pensamiento de Allan Kardec que nos dice que: “La verdadera Doctrina Espírita está en las enseñanzas que los Espíritus nos han dado, y los conocimientos que esa enseñanzas admiten son muy profundos y extensos para ser adquiridos de cualquier modo, que no sea por un estudio perseverante, hecho en silencio y en recogimiento”. (El Libro de los Espíritus, Introducción, Ítem XVII)

 

 

Traducción:
Ricardo Morante - rmorante3@yahoo.com

 

 

     
     

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