Especial
por Marcos Paulo de Oliveira Santos

Año 11 – Nº 531 – 27 de Agosto de 2017

Es preciso hablar sobre el suicidio

 
 

El suicidio es, a nuestro ver, tema candente y que merece nuestra atención. Es una cuestión de salud pública y cada 40 segundos1, una persona atenta contra la propia existencia en el mundo. Por lo tanto, se hace menester que dirijamos nuestros esfuerzos para la contención de este comportamiento.

El suicidio supone quitar la propia vida voluntariamente2. Cuando se menciona la palabra suicidio, se imagina el intento directo y consciente contra la existencia. Sin embargo, para el Espiritismo, hay también otra forma de autocídio que ocurre indirectamente. En esta modalidad, el sujeto utiliza subterfúgios para poner fin a la vida, cuáles son: conducir en una carretera de manera irresponsable o imprudente; utilizar el tabaco; utilizar el alcohol… finalmente. Los medios utilizados resultan en una desencarnación más rápida y las personas, muchas veces, no saben o fingen no considerar que están matándose inconscientemente (alcoholismo; drogadicción; tabaquismo etc.).

Hay, por lo tanto, que considerar, en todos los análisis, el suicidio del punto de vista directo e indirecto. Pero, cumple preguntar: ¿Qué lleva una persona a poner fin a la propia existencia?

Para la consecución de este terrible desenlace hay problemas complejos envueltos que deben ser considerados, sean de orden financiero (un cambio abrupto del patrón socioeconómico); emocional (perdida de seres queridos, rotura de relacionamientos, cuestiones de orientación sexual, estrés social etc.); físicos (traumas, abusos, violencia, dolores crónicos; familiar (conflictos diversos); psicológica y psiquiátrica (disminución de la serotonina, disturbios, síndromes, depresión, esquizofrenia etc.); religiosa (fanatismo religioso, creencia en un mundo mejor después del acto de poner fin a la existencia); cultural (materialismo, hedonismo etc.), entre otros, que merecen un análisis minucioso e intervención adecuada.

La mayor parte, sin embargo, reside en la mente del individuo. Por eso es tan difícil la prevención. Sin embargo aunque el paciente de señales de disturbios/desequilibrios que merecen nuestra atención, infelizmente muchas veces los ignoramos. ¡Creemos que es tonteria!

“Datos de la OMS indican que el suicidio generalmente aparece asociado a enfermedades mentales – siendo que la más común, actualmente, es la depresión, responsable por 30% de los casos relatados en todo el mundo. Se estima que una de cada cuatro personas sufrirá de depresión a lo largo de la vida. Entre los subtipos, la depresión bipolar – en que fases de euforia y apatia profundas se alternan – parece ser la de mayor riesgo. El alcoholismo responde por el 18% de los casos de suicídio, a esquizofrenia por el 14% e los transtornos de personalidad – como la personalidad limítrofe y la personalidad antisocial – por el 13%. Los casos restantes son relacionados a otros diagnósticos psiquiátricos. ”1

En las fulgurantes páginas del El Evangelio según el Espiritismo encontramos la siguiente afirmación:

“Jamás tiene el hombre el derecho de disponer de su vida, por cuanto sólo a Dios cabe retirarlo del cautiverio de la Tierra, cuando lo juzgue oportuno. Sin embargo, la Justicia divina puede debilitarle los rigores, en consonancia con las circunstancias, reservando, sin embargo, toda la severidad para con aquel que se quiso subtrair a las pruebas de la vida. El suicida es cuál prisionero que se evade de la prisión, antes de cumplida la pena; cuando es preso de nuevo, es más severamente tratado. Lo mismo se da con el suicida que juzga escapar a las miserias del presente y se sumerge en desgracias mayores.”3

¡La metáfora utilizada es bastante peculiar! El suicida es cuál prisionero…. De hecho, la vida es un bien preciosísimo que no tenemos como retribuir al Creador. Despreciarla por las puertas del autocídio es un crimen gravísimo, egoísta y de rebeldía al Creador, así como falta de consideración para con las personas que cercan al paciente y con él se preocupan (familiares, amigos etc.). De este modo, cuando ocurre ese acto desvariado, el suicida sale de un problema, que él juzgaba era enorme, y se adentra en uno infinitamente peor. Tendrá que pasar por las mismas experiencias que lo hicieron abandonar la vida terrena con el agravante de tener los obstáculos elevados.

En la obra Memorias de un suicida, de Yvonne de Amaral Pereira y del espíritu Camilo, el insigne poeta portugués, se destaca el siguiente tramo, que es una pálida idea sobre lo que pasan los hermanos que se autoeliminan:

“¡Como si fantásticos espejos persiguieran obsesadamente nuestras facultades, allá se reproducía la visión macabra: ─ el cuerpo a descomponerse bajo el ataque de los bichos hambrientos; el trabajo detestable de la podredumbre a continuación el curso natural de la destrucción orgánica, llevando en precipitación nuestras carnes, nuestras vísceras, nuestra sangre pervertida por lo fétido, nuestro cuerpo, finalmente, que se consumia para siempre en el banquete asqueroso de millones de gusanos vorazes, que era carcomido lentamente, bajo nuestras vistas estupefactas!... ¡que moría, era bien verdad, mientras nosotros, sus dueños, nuestro Ego sensible, pensante, inteligente, que de él había utilizado sólo como de un vestuario transitorio, continuaba vivo, sensible, pensante, inteligente, desencantado y pávido, desafiando la posibilidad de también morir! Y - Oh tétrica magia que superaba todo el poder que tuviéramos que reflexionar y comprender! - oh castigo irremovible, castigando al renegado que osó insultar la Naturaleza destruyendo prematuramente lo que sólo ella era competente para decidir y realizar: ─ ¡Vivos, nosotros, en espíritu, delante del cuerpo putrefato, sentíamos la corrupción alcanzarnos!...”4.

Es fecunda, en la literatura espírita y espiritualista, la narración de sufrimientos inauditos de los espíritus que cometieron suicidio. La conciencia perturbada; las visiones repetidas del atentado contra la vida; sentir con toda la riqueza de detalles los gusanos devorando los despojos; la persecución de multitud crueles y vengativos, entre otros cuadros dantescos.

La prevención y el control no se constituyen fáciles, todavia podemos indicar algunos caminos, sin ninguna jactancia de nuestra parte.

Veamoslo:

1 - Resignificar los abordajes de las áreas de la Psicología y de la Psiquiatria. Hay una falta del modelo paradigmático de la Psiquiatria y Psicología actuales. Se hace necesario atentar para el preconizado en la Carta de Ottawa5y volver a ver conceptos académicos/prácticos en la clínica médica. El suicidio no puede ser menoscabado y las estadísticas demuestran que los paradigmas existentes no atienden a la problemática actual. Así, hacer el acceso a los servicios de salud mental de calidad y sin burocracia es papel del Estado y de toda la sociedad.

2 - Apoyo familiar y de amigos. Imprescindible que el tratamiento envuelva a todos, para que el paciente se sienta amado, protegido, respetado en su ontología. Y, cumple considerar, muchas veces lo que lleva al paciente a atentar contra la vida remonta a los problemas familiares, a problemas en el trabajo, la dificultades financieras, la enfermedades de difícil tratamiento etc. Luego, la presencia familiar es fundamental en la terapéutica.

3 - Espiritualidad. Es relevante que el paciente y todos los envueltos en su apoyo/recuperación tengan una conectividad con lo transcendente. Creed en la vida. Tenga fe. Mentalizem energías/cosas buenas para la propia existencia. En ese particular, el culto del evangelio en el hogar es poderosa herramienta de canal de apertura con el más allá, pues enseña el equilíbrio, la paz, la salud.

4 - Romper con los excluídos. El tema del suicidio aún es visto como tabú. Hay vectores socioculturales, religiosos, filosóficos, políticos que lo envuelven. Sin embargo, divulgar las terribles consecuencias de ese acto desvariado es una forma de prevenir su consecuencia. Debido a que aquellos que meditan tal desenlace pueden, a partir de los conhecimentos confrontados, buscar los canales de apoyo necesarios para la no consecución del acto.

5 - Buscar ajuda. Hay vários canales interesantes de apoyo y prevención al suicidio. Este del CVV es, por ejemplo, un bien legal: http://www.cvv.org.br.

6 - Control ambiental de factores de riesgo6. Es fundamental que se analicen los ambientes y, por consecuencia, se eliminen los factores que fomentan el autocídio. (P.ej.: si es un ambiente escolar, se debe recomendar el respeto al prójimo y a la vida, a los valores ético-morales etc. Impedir las prácticas de violencias, el bullying, los comentários deletérios etc.)

7 - La gestión de una crisis suicida no debe ser un acontecimiento solitario6. El suicidio es un problema social. Autoridades, profesionales del área de la salud (médicos, enfermeros, asistentes sociales, psicólogos), religiosos, familiares, comunidad, amigos del trabajo, finalmente, todos deben estar envueltos en el combate al suicidio. Es un problema que requiere intervención multiprofesional.

8 - Posintervención7. Es preciso acabar con el estigma y cuidar de los familiares que sufren el luto del pariente suicida. Ellos son denominados “supervivientes del suicidio” y necesitan de soporte total. Así, es fundamental ofrecerles los siguientes lenitivos: “Traer alivio de los efectos relacionados con el sufrimiento y la perdida; Prevenir la aparición de reacciones adversas y complicaciones del luto; Minimizar el riesgo de comportamiento suicida en los enlutados por suicidio; Promover resistencia y enfrentamiento en supervivientes”7.

9 - Oración. Ya está probado, científicamente, que la oración trae beneficios diversos al organismo humano: disminuye los niveles de estrés, eleva el sistema inmunológico, como los beneficios espirituales que aún no tenemos condiciones de evaluar, pero que están muy bien registrados en la literatura espírita. Así, orar diariamente es tarea sine qua non para el equilibrio y la paz interior.

Por fin, me gustaría de dirigirme a los (as) hermanos (as) que se encuentran en dificultades.

¡No teman! No sientan vergüenza! Ningún problema es insignificante. Cada persona lo encara de una forma. Y si usted se siente impotente, infeliz, depresivo, quiere “entregar los puntos”, ¡busque ayuda! Sea con un amigo, un familiar, un religioso, un terapeuta, un profesional de la salud, finalmente. No quede callado! Saque para fuera el descontento o el problema y pida ayuda, humildemente. ¡Y ella vendrá! ¡Ella surgirá! ¡Y todo quedará en paz!

¡Dios, el bondadoso Padre, ama a todos (as)! Y no pondría un fardo pesado sobre hombres débiles... ¡Luche por la vida!

 

Referências:


VOMERO, Maria Fernanda. Por que uma pessoa se mata? Disponível em Revista Super Interessante: eis o link  - Acesso em 06/08/2017.

Disponível em http://conceito.de/suicidio - Acesso em 06/08/2017.

3 KARDEC, Allan. O Evangelho segundo o Espiritismo. Brasília: FEB, 2013.

4 PEREIRA. Yvonne / Camilo. A. Memórias de um Suicida. 11. ed. Rio de Janeiro: Federação Espírita Brasileira, 1955. 

Disponível em Carta de Ottawa - Acesso em 06/08/2017.

Disponível em mental health - Acesso em 06/08/2017.

7 Disponível em posvenção - Acesso em 06/08/2017.

 

Traducción:
Isabel Porras - isabelporras1@gmail.com

 

 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita