Espiritismo para
los niños
por Célia Xavier de Camargo

Año 11 – Nº 520 – 11 de Junio de 2017

Ayuda espiritual

Beto llegó cansado a su casa después del colegio. Se sentó en la sala, puso su mochila en el piso y se echó sobre una poltrona, exhausto. Cerró los ojos y relajó el cuerpo.

De repente escuchó un ruido en la sala. Era su mamá buscando algo. Viendo que su hijo había llegado, le preguntó:

- ¡Hola, hijo! ¿Acabas de llegar?

- Sí, mamá. ¡Y estoy muy, pero muy cansado! ¡Hoy día fue agotador para todos! ¿Qué estás buscando, Doña Judith? – preguntó él, bromeando con ella, como ella siempre hacía cuando estaba molesta o preocupada.

- ¡Un documento que necesito urgente y no lo encuntro por ninguna parte! ¡Si no lo encuentro, no sé qué voy a hacer!...

Viendo a su mamá tan preocupada, Beto respiró profundo, llenándose de coraje y se levantó de la poltrona, poniéndose a buscar también ese papel. De la sala fueron a los dormitorios, después al comedor y, en seguida, a un lugar que tenían como “el lugar del desbarajuste”.

No pudieron. No lo encontraron. Mirando el reloj, la mamá decidió que era mejor dejar de buscar e ir a hacer el almuerzo. Beto respiró profundo, agradecido. No aguantaba más tanta búsqueda, ¡además del cansancio del colegio! ¡Uff! Además, que bueno que su mamá dejó de buscar.

Exhausto, en contra de sus hábitos, Beto comió y fue a dormir. Le gustaba ver televisión o leer un libro antes de dormir. Pero, esa noche, cayó en la cama, cerró los ojos y se durmió pronto.

Más tarde se despertó, dejó la cama y fue a la cocina a buscar un vaso de agua pues tenía mucha sed. En ese momento, vio a su abuelo Felicio, ya desencarnado, que entró en la cocina sonriente:

- ¡Hola, mi querido nieto! ¿Todo bien?

- ¡Todo bien, abuelo Felicio! ¡Qué bueno que estés aquí! Mi mamá está buscando un documento que necesita urgente y ¡no lo encontramos! ¡Sentí pena por ella, abuelo! ¡Estaba muy preocupada!

El abuelo Felicio, que estaba ahí cerca, dijo:

- Beto, dile a tu mamá que el documento está guardado en el armario del cuarto que yo usaba. ¿Entendiste? Voy a mostrártelo. ¡Ven conmigo!

Y llevó al nieto hasta el cuarto que él ocupaba cuando estaba encarnado. Abrió un armario y, en un rincón, junto con otras cosas, estaba el documento tan importante, en una carpeta verde.

- Entonces, avísale a tu mamá dónde está el documento. ¡No te olvides, Beto!

- No lo olvidaré, abuelo.

Ellos se abrazaron y el abuelo se fue satisfecho.

A la mañana siguiente, Beto se despertó y se levantó para ir al colegio. Tuvo la sensación de haber tenido un sueño con su abuelo Felicio, pero pensó que era una tontería. Al entrar en la cocina para desayudar, vio a su mamá y se acordó:

- ¡Mamá! ¡Anoche tuve un sueño con el abuelo Felicio!

- ¿Ah sí? ¿Cómo está?

- Muy bien. ¡Parece hasta más joven!

- ¿Y qué te dijo?

- Nada. Conversamos sobre algo, ¡pero nada importante!

De repente, al pensar en lo que dijo, Beto llevó la mano a la cabeza, acordándose:

- ¡Mamá, sí era importante! ¡El abuelo vino a mostrarme dónde está el documento que estás buscando!

- ¡¿Estás bromeando, Betito?!...

- ¡No, mamá! ¡Es verdad! ¡Y sé dónde está guardado el documento! ¿Está en una carpeta verde?

- ¡Sí! ¿Dónde? – preguntó la mamá, más animada.

- Ven conmigo que yo te lo muestro, mamá.

La mamá lo acompañó hasta el cuarto que el abuelo ocupaba cuando estaba encarnado. Beto abrió un armario y cogió la carpeta verde, mostrándole a su mamá dónde estaba el documento.

- ¡Gracias a Dios! Qué bueno que le pedí a mi papá que me ayudara a encontrar ese documento. ¡Él escuchó mis oraciones! ¡Gracias, papá! – dijo besando el papel ya amarillento.

- ¡¿Viste, mamá?!... El abuelo Felicio estaba preocupado en ayudarte. Y nosotros conversamos bastante. Él me dijo que está muy bien y, siempre que pueda, vendrá a visitarnos.

Esa mañana cuando todos se levantaron, la mamá le contó a su marido lo que había pasado y en el desayuno hicieron una oración de agradecimiento al abuelo que tanto los había ayudado a través del sueño de Beto.

Nunca más dudaron de la Vida Espiritual y de que nuestros seres queridos, cuando están en condiciones de ayudar, están siempre cerca, amparándonos con mucho amor.
 

MEIMEI


(Recibida por Célia Xavier de Camargo, el 3/4/2017.)
 

Traducción:
Carmen Morante: carmen.morante9512@gmail.com

 

 

     
     

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