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Estudio Sistematizado de la Doctrina Espirita  Português
Programa I: Introducción al Estudio de la Doctrina Espírita
Año 1 - N° 4 - 9 de Maio de 2007
THIAGO BERNARDES
thiago_imortal@yahoo.com.br

Curitiba, Paraná (Brasil)  
Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org
 

El carácter de la
revelación espírita


Presentamos en esta edición el tema
nº 4 del Estudio Sistematizado de la Doctrina Espirita, que está siendo presentado aquí semanalmente, de acuerdo con el programa elaborado por la Federación Espirita Brasileña, estructurado en seis módulos  y 147 temas.

Si el lector utiliza este programa para el estudio en grupo, sugerimos que las cuestiones propuestas sean debatidas libremente antes de la lectura del texto que a ellas sigue.

Si es destinado solamente para uso por parte del lector, pedimos que el interesado intente inicialmente responder las cuestiones y solo después lea el texto referido. Las respuestas correspondientes a las cuestiones presentadas se encuentran al final del texto abajo.

Cuestiones para debate 

1.  ¿Qué significa la palabra revelación y cuál es su característica esencial?

 

2. Según la enseñanza dada por los Espíritus superiores, ¿cuáles fueron las tres revelaciones de la ley de Dios?

 

3. ¿Quién personifica la segunda revelación de la ley de Dios?

 

4. ¿Podemos decir que el Espiritismo, considerado la 3ª. revelación de la ley de Dios, está personificada en Allan Kardec?

 

5. ¿Cómo fue transmitida a los hombres la enseñanza espírita? 

Texto para la lectura 

1. Revelar, del latín revelare, cuya raíz es velum, velo, significa literalmente salir de debajo del velo y, figuradamente, descubrir, dar a conocer una cosa secreta o desconocida.La característica esencial de cualquier revelación tiene que ser la verdad. Revelar un secreto es hacer conocido un hecho; si es falso, ya no es un hecho y, por consiguiente, no existe revelación. El carácter esencial de la revelación divina es, pues, el de la eterna verdad. Toda revelación contaminada de errores, o sujeta a la modificación, no puede emanar de Dios.

 

2.  “El Espiritismo, partiendo de las propias palabras de Cristo, como éste partió de las de Moisés, es consecuencia directa de su doctrina”, asevera Kardec en el cap. I de su libro “La Génesis”. Añade él, la idea vaga de la vida futura, enseñada por Jesús, la revelación acerca de la existencia del mundo invisible que nos rodea, define los lazos que unen el alma al cuerpo, y levanta el velo que ocultaba a los hombres los misterios del nacimiento y de la muerte.

 

3. La primera revelación de la ley de Dios está personificada en Moisés, la segunda en Cristo, la tercera no está personificada en ninguna persona. Las dos primeras fueron individuales; la tercera es colectiva. He ahí el carácter esencial de la revelación espírita.

 

4. Ella es colectiva en el sentido de no ser hecha o dada como privilegio a ninguna persona. Nadie puede, por consiguiente, proclamarse como su profeta exclusivo, porque ella fue esparcida simultáneamente sobre la Tierra, a millones de criaturas, de todas las edades y condiciones sociales, confirmando la predicación de Joel, registrada en los Actos de los Apóstoles (cap. 2, vv. 16 a 18): “En los últimos tiempos, dice el Señor, derramaré mi espíritu sobre toda la carne; vuestros hijos e hijas profetizarán, los jóvenes tendrán visiones, y los viejos sueños”.

 

5. Las dos primeras revelaciones, siendo fruto de la enseñanza personal, quedaron forzosamente localizadas, esto es, aparecieron en un solo punto, alrededor del cual la idea se propagó poco a poco, pero fueron necesarios muchos siglos para que alcanzase las extremidades del mundo, sin por eso invadirlo enteramente. La tercera tiene esto de particular: no estando personificada en un solo individuo, surgió simultáneamente en millares de puntos diferentes, que se volvieron centros o focos de irradiación.

 

6. Venida en una época de emancipación y madurez intelectual, en que la inteligencia, ya desenvuelta, no se resigna a representar un papel pasivo y en que el hombre nada acepta a ciegas, pero quiere ver adónde lo conducen, querer saber el porqué y cómo de cada cosa – tenía ella que ser al mismo tiempo el producto de una enseñanza y el fruto del trabajo, de la investigación y del libre examen.

 

7. Los Espíritus no enseñan sino justamente lo que es necesario para guiar al hombre en el camino de la verdad, pero se abstienen de revelar lo que el hombre puede descubrir por sí mismo, dejándole el cuidado de discutir, verificar y someter todo al crisol de la razón. 

 

8. En ninguna parte, afirma Kardec, la enseñanza espírita fue dado integralmente. Él habla al respecto de tan gran número de observaciones, asuntos tan diferentes, exigiendo conocimientos y aptitudes mediúmnicas especiales, que imposible era encontrarse reunidos en un mismo punto todas las condiciones necesarias. Habiendo la enseñanza de ser  colectiva y no individual, los Espíritus dividieron el trabajo, diseminando los asuntos de estudio y observación como, en algunas fábricas, la confección de cada parte de un mismo objeto es repartida por diversos trabajadores.

 

9. La revelación se hizo así parcialmente en diversos lugares y por una multitud de intermediarios, y es de esa manera que prosigue aun, pues no todo fue revelado. Cada centro encuentra en los otros centros el complemento de lo que obtienen, y fue el conjunto, la coordinación de todas las enseñanzas parciales que constituyeron la Doctrina Espírita.

 

10. Ninguna ciencia existe que haya salido rápida del cerebro de un hombre. Todas, sin excepción, son fruto de observaciones sucesivas, apoyadas en observaciones anteriores, para llegar a lo desconocido. Fue así que los Espíritus procedieron con relación al Espiritismo; de ahí que sea gradual la enseñanza que suministra.

 

11. Un último carácter de la revelación espírita, que resalta incluso de las condiciones en que ella se produce, y que, apoyándose en hechos, ella tiene que ser, y no puede dejar de ser, esencialmente progresiva, como todas las ciencias de observación.

 

12. Entendiendo con todas las ramas de la economía social, a los cuales da el apoyo de sus primeros descubrimientos, ella asimilará siempre todas las doctrinas progresivas, de cualquier orden que sean, desde que hayan asumido el estado de verdades prácticas y abandonado el dominio de la utopía. Caminando a la vez con el progreso, el Espiritismo jamás será superado.

 

13. Por su naturaleza, la revelación espírita tiene doble carácter, pues participa, al mismo tiempo, de la revelación divina y de la revelación científica. En una palabra, es divino su origen y de la iniciativa de los Espíritus, siendo su elaboración fruto del trabajo del hombre.

 

14. La revelación cristiana había sucedido a la revelación mosaica; la revelación viene a completarla. Cristo la anunció, y él mismo preside ese nuevo avance del  pensamiento humano. Manifestándose fuera y por encima de las iglesias, su enseñanza se dirige a todas las razas. Por todas partes los Espíritus proclaman los principios en que ella se apoya, invitando al hombre a meditar en Dios y en la vida futura.

 

15. Ella es, pues, la revelación de los tiempos predichos. Todas las enseñanzas del pasado, parciales, restringidas, limitados en la acción que ejercían, son por ella superados. Ella utiliza los materiales acumulados; los reúne, los solidifican, para formar un vasto edificio en que el pensamiento, la voluntad, pueda expandirse.

 

16. Las Inteligencias superiores, en sus relaciones mediúmnicas con los hombres, confirman las enseñanzas suministradas por los Espíritus menos adelantados y exponen su modo de ver, sus opiniones sobre todos los grandes problemas de la vida y de la muerte, la evolución de los seres y las leyes superiores del Universo. Sus revelaciones concuerdan entre sí y se unen para constituir una filosofía admirable.

 

17. El Espiritismo, pues, no dogmatiza, ni se inmoviliza. Sin ninguna pretensión a la infabilidad, su enseñanza es progresiva como los propios Espíritus lo son.

Respuestas a las cuestiones propuestas 

1. ¿Qué significa la palabra revelación y cuál es su característica esencial?

 

R.: Revelar, del latín revelare, significa literalmente salir de debajo del velo y, figuradamente, descubrir, dar a conocer una cosa secreta o desconocida. La característica esencial de cualquier revelación tiene que ser la verdad. El carácter esencial de la revelación contaminada de errores, o sujeta a la modificación, no puede emanar de Dios.

 

2. Según la enseñanza dada por los Espíritus superiores, ¿cuáles fueron las tres revelaciones de la ley de Dios?

 

R.: El Decálogo, que constituye la parte divina de la ley mosaica, la enseñanza moral contenida en el Evangelio y el Espiritismo.

 

3. ¿Quién personifica la segunda revelación de la ley de Dios?

 

R.: Jesús.

 

4. ¿Podemos decir que el Espiritismo, considerado la 3ª. revelación de la ley de Dios, está personificada en Allan Kardec?

 

R.: No. La tercera revelación, al contrario de las otras, tiene esto de particular: no está personificada en un solo individuo, ya que surgió simultáneamente en millares de puntos diferentes.

 

5. ¿Cómo fue transmitida a los hombres la enseñanza espírita?

 

R.: Dice Kardec que en ninguna parte la enseñanza espírita fue dada integralmente. Teniendo la enseñanza que ser colectiva y no individual, los Espíritus dividieron el trabajo, diseminando por varios lugares los asuntos de estudio y observación, del mismo modo que, en algunas fábricas, la confección de cada parte de un mismo objeto es repartida por diversos trabajadores. La revelación se hizo así parcialmente en diversos lugares y por una multitud de intermediarios, y es de esa manera que prosigue aun, pues no todo fue revelado.
 

 

Bibliografia:

 

"A Gênese", cap. I, de Allan Kardec.

"Cristianismo e Espiritismo", de León Denis.
 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita